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Xizhou: núcleo cultural y cuna de comerciantes

Source:China Hoy Author:ZHAO YANQING*
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El antiguo poblado de Xizhou, habitado principalmente por personas de la etnia bai, es también uno de los principales núcleos culturales de la ciudad de Dali, en la provincia china de Yunnan, y ha sido la cuna de muchos comerciantes a través de la historia. Los antepasados de este grupo étnico se asentaron allá desde los tiempos de la dinastía Tang (618-907), y ya para la dinastía Qing (1368-1644), Xizhou era una importante ciudad mercantil a lo largo de la Ruta del Té y los Caballos. Los comerciantes de Xizhou comenzaron a hacer negocios mediante sus caravanas de caballos, acumulando sus primeras riquezas en una ruta marcada por dificultades y embates. Durante el reinado del emperador Guangxu (1875-1908) de la dinastía Qing, nació la reconocida “banda comercial de Xizhou”, la cual más adelante dio origen a una serie de empresarios nacionales encabezados por cuatro familias de apellido Yan, Dong, Yin y Yang.

El hermoso lago Erhai está a apenas 500 metros de distancia de Xizhou.

 

 

La casa de la familia Yan

 

Yan Zizhen, dueño de la casa Yan y un destacado hombre de negocios, tuvo una gran influencia entre la “banda comercial de Xizhou” en la década de 1940. Fue el fundador de la tienda Yongchangxiang y el creador del té Tuo (Tuocha, en chino), y tras décadas de intenso trabajo, logró acumular una fortuna astronómica y más de 70 sucursales en todo el país.

 

La casa de la familia Yan está compuesta de cuatro patios en dirección norte-sur, siguiendo los patrones arquitectónicos típicos de la cultura bai, pero, a la vez, incorporando algunos elementos occidentales. Los patios se han preservado en perfectas condiciones, en tanto que los ladrillos, las camas, las sillas, las placas y las ventanas tienen más de un siglo. Entre los objetos más valiosos se encuentran una porcelana esmaltada en coral, una figura esculpida en piedra y un Buda de bronce, considerados tanto tesoros familiares como nacionales. Durante su adolescencia, Yan fue un estudiante pobre y hasta los 40 años de edad trabajó incansablemente, pasando por altas y bajas en su vida. Fue después que Yan pudo disfrutar de una situación más confortable y tranquila.

 

Cuando mandó construir su residencia, Yan Zizhen era ya un hombre de mediana edad. Al subir la estrecha escalera sujetándose bien del pasamano, los visitantes pueden disfrutar de unas increíbles vistas desde las ventanas de madera de la mansión. Por otro lado, la residencia combina de manera perfecta la tradición arquitectónica de la etnia bai y el estilo de las planicies centrales de China, consideradas la cuna de nuestra civilización. Bajo la luz del sol, los muros resplandecen en un color plateado, la tonalidad que simboliza la riqueza, mientras que los vestíbulos de madera proporcionan un ambiente de gran solemnidad y elegancia.

 

Los coloridos muros de las casas tradicionales de la etnia bai son patrimonio cultural nacional.

 

La elegancia de Xizhou

 

Al pasear por Xizhou debajo de los pórticos que se extienden uno tras otro, los visitantes pueden sentir de inmediato la hospitalidad de la gente de la etnia bai. En una placa recientemente levantada en la calle Sifang están inscritos los nombres de todos aquellos que aprobaron el examen imperial de la época. Esto revela que los habitantes de Xizhou no fueron solo grandes hombres de negocios, sino que también prestaron una gran importancia a la educación y la formación académica.

 

Al doblar por uno de los callejones, rápidamente se ve un muro blanco con una inscripción que dice Cijinshidi, la cual indica que se trata de la residencia de uno de aquellos candidatos que tuvieron éxito en el examen imperial. Más adentro se observan muros gastados, grietas por donde han echado sus raíces algunos árboles, un pozo de agua y algunas hojas de papel rojo con las palabras “trabajo duro” e “integridad”, todo lo cual hace recordar tiempos pasados.

 

Asimismo, el aroma que emana de los libros antiguos en los depósitos bibliotecarios y el inconfundible olor del rushan –una especie de queso frito– se sienten en todo el pueblo, mientras que el agua se lleva todo el polvo en el aire cada vez que llueve.

 

Hace 100 años, en la zona ubicada al oeste de la Puerta de Dong’an vivía toda la gente adinerada del pueblo, tales como las familias Yang, Zhao, Dong, entre otras. Hoy en día, la placa junto a la puerta de entrada de cada una de las mansiones indica a los turistas su respectiva categoría como patrimonio nacional. Yang Pinxiang, dueño de la mansión Yang –también clasificada como patrimonio histórico nacional–, era un connotado mercader de Xizhou y gerente del grupo comercial Hongxingyuan. Durante la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa (1931-1945), la compañía abrió una ruta comercial desde la India hasta la provincia de Yunnan, pasando por el Tíbet, la cual contribuyó de manera significativa en pos del suministro de materiales básicos en la retaguardia y en el desarrollo de la economía de Yunnan durante la guerra.
El Pórtico Hanlin marca la entrada de una calle.

 

 

Mansiones autóctonas

 

La ciudad de Dali se encuentra donde la meseta Yunnan-Guizhou converge con la cordillera de Hengduan. Los vientos soplan desde el oeste durante todo el año, por lo que todas las residencias de Xizhou dan al sureste y así evitan las corrientes frías. De esta forma, todas las casas están orientadas en la misma dirección y le dan al lugar un estilo propio ligado a la cultura bai.

 

Al interior de las viviendas, bajo los aleros, se puede observar a las personas mayores de la familia bordando y lavando ropa o verduras. Tras enterarse de que mi apellido también era Zhao, la señora que vivía en la mansión Zhao, quien en ese momento estaba bordando unos zapatos, se mostró incluso más cálida y me indicó la mejor manera de fotografiar las pinturas que se encontraban bajo los aleros. En estas se podían apreciar llamativas figuras de seres humanos, animales, árboles y hojas, con hermosos colores que revelaban una gran destreza artística y el sofisticado gusto de los antepasados que vivieron en estas casas.

 

La Mansión Dong Renmin fue construida en la década de 1930. En la actualidad viven ocho familias, pero por algún motivo prefieren no ser molestadas, como lo revela un cartel colgado en la puerta que dice: “No se admiten visitas”.

 

Los principales colores utilizados en las residencias de la etnia bai son el negro, el gris y el blanco, especialmente este último. La principal consigna por la cual se rigen las casas es “no ostentar riqueza ni revelar el verdadero color de los muros”, lo cual explica la gran cantidad de dibujos de distintos colores en las paredes, los que son también representativos de la cultura. Por otro lado, las coloridas pinturas en las puertas de entrada y en los gabletes agregan un encanto particular a las casas. En lo personal, lo que más me gustó fueron aquellas líneas negras y blancas en los gabletes, de gran simpleza y extrema belleza a la vez.

 

Hacia el interior del pueblo hay algunos patios ya en ruinas, con cal y ladrillos que se desprenden de los muros. Sin embargo, bajo los aleros todavía hay rastros de pinturas que alcanzan a distinguirse, lo que revela la elegancia de antaño. Las puertas se encuentran cerradas y tampoco están los dueños de estas antiguas moradas. Las hierbas junto con las flores silvestres que bloquean las puertas casi por completo se han convertido casi en los verdaderos dueños.
El Pórtico Hanlin marca la entrada de una calle.

 

 

Templo Ziyunshan

 

El Templo Ziyunshan, construido durante la dinastía Ming (1368-1644), posee varias particularidades arquitectónicas de la etnia bai. La puerta se parece a aquellas de las moradas del resto del poblado y está pintada con patrones de aves fénix, lo cual indica que la diosa del templo es femenina. En el patio, bajo la sombra de los cipreses y los pinos, se encuentra una vieja silla de bambú. En tanto, en uno de los pasillos hay una placa que cuenta la historia de la montaña Ziyun, a la cual el templo debe su nombre. Al fondo del pasillo está el Salón Doumu, una estructura de dos pisos donde se venera a Doumu, la madre de todas las estrellas, según el taoísmo, y de gran importancia dentro del panteón de las deidades. Cabe mencionar que no solo hay estatuas dedicadas a Doumu, sino también a Buda, tal como ocurre en Dali y otros lugares de la provincia de Yunnan, donde símbolos propios del confucianismo, el budismo y el taoísmo coexisten de manera armoniosa en un mismo templo.

 

No obstante, esto no siempre fue así, ya que en el pasado solía haber fricciones frecuentes entre el budismo y el taoísmo. Durante el reinado del emperador Wanli (1573-1620) de la dinastía Ming, monjes budistas y taoístas se enfrentaron debido a una disputa territorial por un templo ubicado en la montaña Laoshan en Qingdao, provincia de Shandong, por lo que ahora hay una lápida que recuerda aquel hecho.

 

Un antiguo poblado de canales

 

En comparación con su estatus como enclave comercial durante la República de China (1912-1949), el Xizhou de hoy parece bastante menos próspero. Ya no hay comerciantes extranjeros, pero sí turistas de diferentes países que visitan el lugar con frecuencia.

 

Cerca del casco antiguo de Xizhou hay un tranquilo estanque, cuyas aguas reflejan el cielo azul, las nubes blancas, y las casas y árboles de los alrededores. Las viviendas recién construidas y los puentes restaurados, así como los inmuebles antiguos y el pueblo de más de mil años de historia han sido todos testigos de los vertiginosos cambios a lo largo del tiempo.

 

Lao She, un famoso escritor contemporáneo chino, destacó la belleza de Xizhou en su libro Viaje por Yunnan de la siguiente manera: “El pueblo de Xizhou es una maravilla. Nunca pensé que podría ver un pueblo semejante en un lugar tan remoto del país. Al adentrarme, tuve la sensación de que estaba en Cambridge, Inglaterra, por los arroyos que fluyen por doquier junto a las calles. Sus habitantes pueden lavar la ropa o las verduras a pasos de sus casas, mientras que todas las calles están perfectamente limpias y dotadas de diferentes tiendas. Hay una biblioteca frente a la cual se encuentra un pórtico de mármol con palabras inscritas en dorado. También hay una comisaría, mientras que las viviendas con sus respectivos patios parecen palacetes imperiales, todos ellos con vigas talladas y paredes bellamente pintadas. El hermoso lago Erhai está a 500 metros de distancia y las montañas circundantes, a 2500 y 3000 metros. El poblado, emplazado entre montañas y ríos, realmente podría ser un paraíso en la Tierra”.

 

 
 
*Zhao Yanqing es una columnista independiente.

 

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