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Zhenjiang, ciudad milenaria

Source:China Hoy Author:WANG WENJIE*
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Hay pocos lugares turísticos que logran que la gente quiera volver a visitarlos. La ciudad de Zhenjiang, dotada de atractivos peculiares, es uno de ellos. Con el fin de contemplar sus diversas edificaciones, meditar en el Templo Jinshan y saborear los fideos de tapa de olla, decidí volver a Zhenjiang después de muchos años.

 

Una larga y rica historia

 

Situada en el sur de la provincia de Jiangsu, Zhenjiang se encuentra al oeste de Shanghai, al este de Nanjing y al sur de Yangzhou. La ciudad cuenta con dos estaciones de trenes de alta velocidad y goza de una buena comunicación con el resto del país. En comparación con la prosperidad y el bullicio de otras ciudades del delta del río Yangtsé, Zhenjiang es mucho más tranquila. El Yangtsé y el Gran Canal se cruzan en esta tierra, en donde surgió una larga civilización con preciosas reliquias y leyendas. Muchos poetas y escritores como Li Bai, Meng Haoran, Wang Anshi, entre otros, visitaron esta zona y dejaron poemas que se han citado por generaciones. Marco Polo llegó también a esta ciudad.

 

Zhenjiang tiene más de 3000 años de historia, desde la dinastía Zhou del Oeste (1045-771 a. C.). Durante el Período de Primavera y Otoño (770-476 a. C.) fue la ciudad central del reino Wu. En el Período de los Tres Reinos (220-280), Sun Quan, fundador del reino Wu, construyó una fortaleza en la montaña Beigu. Durante las dinastías Sui (581-618) y Tang (618-907), Zhenjiang se convirtió en una próspera ciudad comercial y de transporte fluvial. En las postrimerías de la dinastía Qing (1644-1911), con el auge del transporte ferroviario, la importancia del puerto se debilitó, aunque la ciudad conservó por completo la calle portuaria. La Segunda Guerra del Opio abrió las puertas de la ciudad al exterior.

 

Además de su larga historia, Zhenjiang es también una cuna de talentos. Fue el hogar de los tres emperadores de las Dinastías del Sur (420-589), así como de escritores, poetas y pintores. Entre ellos figuran Liu Yiqing, autor de Registros contemporáneos de nuevos discursos (Shishuo Xinyu), la más antigua colección de cuentos del país; Xiao Tong, compilador de Obras selectas de Zhaoming, la primera colección de poemas de China existente hasta ahora; y Shen Kuo, autor de Mengxi Bitan, una obra de influencia mundial sobre los logros de la antigua China en materia de ciencias naturales, artesanía, tecnología, sociedad, etc.

 

Cabe mencionar a Pearl S. Buck, escritora estadounidense ganadora del Premio Pulitzer en 1932 y del Premio Nobel de Literatura en 1938, quien vivió casi 40 años en China, 18 de los cuales los pasó en Zhenjiang. Para ella, el chino fue su primer idioma y Zhenjiang, su tierra natal en China. Su antigua residencia en la ciudad, un edificio de dos pisos de estructura de ladrillos y madera, se encuentra en la calle Runzhoushan.

 

Una vista otoñal del Templo Jinshan, de más de mil años de antigüedad.

 

Xijindu, un antiguo y próspero embarcadero

 

El embarcadero Xijindu, situado al pie de la montaña Yuntai, en el oeste de la ciudad, adquirió su envergadura durante cinco dinastías, desde la Tang (618-907) hasta la Qing (1644-1911). Pasear por la calle antigua es como visitar un museo a cielo abierto. Los caminos de piedra pavimentados en las dinastías Tang y Song, la Pagoda de Piedra de la dinastía Yuan, el quiosco de las postrimerías de la dinastía Qing, así como las inscripciones talladas en las puertas cuentan a la gente la prosperidad de ataño.

 

En el extremo este de la calle hacia el embarcadero hay 53 escalones pavimentados a ambos lados, mientras que el medio del camino es una pendiente que facilita el transporte de mercancías y el drenaje del agua de la lluvia. Tras miles de años, el tránsito de las carretillas ha dejado una huella profunda en la pendiente.

 

Subiendo por las escaleras se llega a Zhaoguan, la pagoda construida con piedras enteras por encima de la calle mejor conservada y más antigua de China, que data de las postrimerías de la dinastía Yuan y principios de la Ming. Según el budismo, la pagoda representa a Buda, por lo cada vez que uno pasa por debajo de ella es una adoración ritual que trae bendiciones. Al norte de la pagoda se encuentra la antigua sede de la Asociación de Salvavidas de Zhenjiang, una organización de caridad que asiste a quienes se ahogan en el río. Dadas las funciones especiales del transporte fluvial y militar, el fomento de la seguridad es muy importante. Durante la dinastía Song, los gobernantes consideraron a la ciudad como un paso vital del Gran Canal. Cai Guang, entonces gobernador de Zhenjiang, estableció la asociación de salvavidas en el embarcadero Xijindu.

 

Pasando la Pagoda de Piedra se ve la antigua sede del Consulado del Reino Unido, que es actualmente el Museo de Zhenjiang. En 1858, China y el Reino Unido firmaron el Tratado de Tianjin y Zhenjiang fue abierto como puerto comercial. Unos años después, los británicos establecieron su consulado en la montaña Yuntai y la zona de la antigua calle Xijindu fue parte de la concesión británica. A principios de 1888, algunos chinos fueron golpeados hasta la muerte por policías británicos en Zhenjiang, lo que provocó el incendio del consulado y la estación de policía. Al año siguiente, el gobierno de la dinastía Qing ofreció una ignominiosa compensación y reconstruyó el consulado tal como luce hoy.

 

Residencia de Cizhou, quien fue un abad budista del Templo Jinshan.

 

Las tres montañas de Zhenjiang

 

La zona urbana de Zhenjiang no es grande y los lugares pintorescos están relativamente cerca uno del otro. Las “tres montañas (Jinshan, Jiaoshan y Beigu) y un embarcadero (Xijindu)” son los más famosos. Las tres montañas, dotadas de diferentes paisajes, han sido un lugar de atracción desde los tiempos antiguos. Muchos personajes notables y poetas no se cansaron de expresar su preferencia por estos paisajes naturales. A ellos les encantaban la majestuosidad de la montaña Beigu, la serenidad de la montaña Jiaoshan y la transcendencia de la montaña Jinshan.

 

La montaña Jinshan solía ser una isla en el río Yangtsé. Posteriormente, debido al cambio en el curso del río, se conectó con la orilla sur del Yangtsé durante el reinado del emperador Daoguang de la dinastía Qing (1821-1850). La montaña, de 44 metros de altura y 520 metros de circunferencia, es famosa por el Templo Jinshan, el cual fue construido a lo largo de la ladera, haciendo posible que los quioscos y pabellones estén perfectamente integrados con el entorno geográfico.

 

Jinshan es un lugar lleno de leyendas románticas, como lo expresa un proverbio chino: “La fama de la montaña no se debe a su altura, sino a las deidades”. Lu Yu, un gran conocedor del té, evaluó la calidad del agua del arroyo Nanling, fuera del Templo Jinshan. En la novela Peregrinación al Oeste, el padre del monje Xuanzang es asesinado y su madre, después de dar a luz, pone al bebé en una cesta de madera y lo arroja al río con la esperanza de salvarle la vida. Afortunadamente, el monje Faming del Templo Jinshan salva al pequeño Xuanzang. Se dice también que el emperador Qianlong de la dinastía Qing vino en varias ocasiones al templo para buscar a su padre. Asimismo, Su Dongpo, el renombrado literato de la dinastía Song, al no poder responder las preguntas de un veterano monje, dejó en el templo el cinturón de jade regalado por el emperador. Más aún, en la Leyenda de la serpiente blanca, la protagonista Bai Suzhen, una serpiente transformada en mujer, lucha con el monje Fahai y hace inundar la montaña Jinshan.
El hermoso poblado de Xijindu tiene casi dos mil años de historia.

 

 

Hoy se requiere un viaje en ferri para llegar a Jiaoshan, una isla pintoresca en el río Yangtsé. La montaña tiene unos 70 metros de altura y 2000 metros de circunferencia, y es famosa por el ermitaño Jiao Guang. Se dice que Jiao, quien vivió en las postrimerías de la dinastía Han del Oeste, rechazó tres edictos imperiales para evitar trabajar en la corte corrupta y eligió vivir en reclusión en la montaña. A modo de homenaje, las generaciones posteriores decidieron darle a la montaña su apellido. Jiaoshan alberga numerosas reliquias culturales como monumentos, inscripciones caligráficas en el acantilado, así como un bosque de lápidas, el más grande de su tipo al sur del río Yangtsé, y que compite con el famoso Bosque de Lápidas de Xi’an.

 

La montaña Beigu, situada entre Jinshan y Jiaoshan, es de 50 metros de altura. La mayoría de sus puntos de interés turístico están relacionados con la novela El romance de los tres reinos. Entre ellos figura el Templo Ganlu, donde Liu Bei, fundador del reino Han, fue invitado al reino Wu y conoció a su futura esposa, Sun Shangxiang, la hermana del rey. El quiosco Beiguting, que se encuentra detrás del templo, es el mejor lugar para contemplar las montañas Jinshan y Jiaoshan y el río Yangtsé.

 

Una gastronomía especial

 

Las ciudades deben a menudo su fama a su cultura culinaria y Zhenjiang no es la excepción. Entre las especialidades locales sobresalen tres peculiaridades famosas: el vinagre, las patas de cerdo guisadas y los fideos de tapa de olla.

 

Hace cinco años, cuando viajaba por Zhenjiang con un presupuesto limitado, comí casi todos los días fideos de tapa de olla, lo cual dejó un sabor especial en mi memoria. Huomian es el nombre original de estos fideos. Se dice que cuando el emperador Qianlong inspeccionaba el sur del país, fue a comer fideos en el restaurante de la señora Zhang. Ella, muy nerviosa al preparar los tallarines para el emperador, arrojó una pequeña tapa de olla dentro una olla grande. Por casualidad, los fideos cocidos con la tapa de la olla en la sopa resultaron muy deliciosos. Cuando el emperador preguntó por el nombre del platillo, la dueña del restaurante no se atrevió a decirle la verdad y simplemente le respondió que se llamaba “fideos de tapa de olla”.

 

El vinagre, por su parte, es como la tarjeta de presentación de Zhenjiang. Se dice que fue inventado por Hei Ta, el hijo de Du Kang, un gran experto en la elaboración de licores en China.
La antigua sede del Consulado del Reino Unido, en la antigua calle Xijindu, es hoy parte del Museo de Zhenjiang.

 

 

Mientras que las patas de cerdo guisadas tienen un sabor muy especial acompañadas con jengibre y vinagre. Se dice que una vez, cuando el dueño de un pequeño restaurante guisaba patas de cerdo, en vez de usar sal puso el nitro comprado por su esposa para prender fuegos artificiales. Se dio cuenta del error, pero decidió seguir cocinando. Al día siguiente, el sabor de las patas guisadas atrajo a un ser celestial que pasaba por la zona, pero el dueño le dijo que no había comida, sino solo té para servir. Sin embargo, el ser celestial insistió en probar las patas de cerdo. Temiendo que su invitado especial se enfermara, el dueño preparó un pequeño plato de jengibre con vinagre para acompañar las patas de cerdo. Al sumergirlas en la salsa, el ser celestial descubrió que el platillo estaba delicioso. Así fue como accidentalmente nació este plato famoso.

 

Los recuerdos y el sabor de Zhenjiang no solo viven en la memoria de la gente, sino que logran también que el visitante quiera volver a estas tierras.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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