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Una estrategia para crecer con equidad

2021-04-06 11:25:00 Source:China Hoy Author:HU BILIANG*
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Frente a la irrupción del COVID-19 en el mundo, aunada a la imperiosa necesidad de hallar un balance que impulse tanto el desarrollo como el respeto al medio ambiente, la Iniciativa de la Franja y la Ruta cobra nuevos bríos.

 

Según las estadísticas disponibles hasta el momento, el consumo de electricidad anual per cápita en los países participantes de la Franja y la Ruta es de menos de 2000 kWh, significativamente menor que el promedio mundial, lo que indica una carencia energética excepcional. Además, China viene promoviendo una transición energética, en asociación con otros actores, para la construcción de una Ruta de la Seda Verde, baja en carbono y sostenible. Su objetivo primordial es generar una mayor energía renovable y reducir las emisiones de dióxido de carbono.

 

Este aspecto muestra al mundo la voluntad de China de establecer estándares cada vez más comprometidos con la naturaleza y nuestro hábitat, aunque es un postura que no está exenta de escollos y desafíos.

 

En octubre del año pasado, poco después de que el presidente Xi Jinping anunciara ante la Asamblea General de la ONU que China se comprometía a alcanzar un máximo de emisiones de dióxido de carbono en 2030 y lograr la neutralidad de carbono en 2060, el Gobierno chino emitió una directriz sobre financiamiento climático que establece que los proyectos de construcción relacionados con el carbón quedarán estrictamente limitados. Meses atrás, el Banco Popular de China (el banco central del país) y la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma actualizaron la lista de proyectos elegibles para bonos verdes, de la que fueron eliminados aquellos que usaban energía fósil tradicional.

 

8 de agosto de 2020. Trabajadores descargan gas natural licuado de Nigeria en la terminal de la empresa china Sinopec en la ciudad de Tianjin. Cnsphoto

 

La transformación digital

 

Debido a la pandemia de COVID-19, la forma en la que la gente se comunica y la manera en la que las empresas y los países comercian han cambiado enormemente. Un resultado obvio es la rápida expansión y desarrollo de las actividades basadas en Internet, como las compras en línea, la educación en línea, los juegos en línea y la telemedicina. En todo el mundo ha habido una adopción generalizada de la economía digital. La cooperación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, aparte de luchar de forma conjunta contra el nuevo coronavirus, también debería explorar las tecnologías digitales.

 

La economía digital ha contribuido con dos tercios del PIB en China, lo que puede ser una gran motivación para que otros aprovechen esta oportunidad en la nueva era de la cuarta revolución industrial. Daría como resultado un enorme progreso en el desarrollo y acortaría también el plazo para el proceso de modernización. Con relación a este fenómeno ocasionado por el virus, los expertos coinciden en que existen cuatro tareas vitales para aprovechar las oportunidades brindadas por la transformación digital y beneficiarse así de la cooperación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

 

En primer lugar, mejorar la efectividad de la lucha contra la pandemia mediante el uso de tecnologías digitales avanzadas. Por ejemplo, China introdujo el escaneo de códigos de salud, con el que se puede rastrear la ruta de infección. Otras medidas, como las videoconferencias para compartir experiencias en la lucha contra el virus y la telemedicina, también ayudarán a mitigar el impacto de la pandemia.

 

En segundo lugar, mientras se mantiene la infraestructura tradicional, se debe considerar la “nueva infraestructura”. Es importante seguir promoviendo la transición digital y masificando la agricultura inteligente, la fabricación inteligente, la ciudad inteligente y aplicaciones similares. Las infraestructuras avanzadas, como la construcción de bases 5G, deben ser tomadas en cuenta.

 

En tercer lugar, garantizar la seguridad de los datos. China propuso la Iniciativa Global sobre Seguridad de Datos en 2020 e instó a todos los países a adoptar un enfoque equilibrado del progreso tecnológico, el desarrollo económico y la protección de la seguridad nacional y los intereses públicos. La iniciativa pide a los países que se opongan a las actividades que dañan o roban datos importantes de la infraestructura neurálgica de otras naciones y se manifiesten en contra de la vigilancia masiva de otros Estados y de la recopilación no autorizada de información personal utilizando la tecnología de la información y la comunicación (TIC). Además, los proveedores de TIC no deben instalar “puertas traseras” en sus productos y servicios para obtener ilegalmente los datos de los usuarios, o controlar y manipular los sistemas y dispositivos de los clientes. Los Estados deben fomentar un entorno comercial abierto, justo e imparcial para el beneficio mutuo, la ganancia compartida y el desarrollo común.

 

En cuarto lugar, hacer esfuerzos concentrados para que el mundo entero se digitalice. En estos tiempos de rápido desarrollo digital, debemos trabajar para evitar que cualquier país o parte de la población mundial caiga en una nueva pobreza provocada por la desigualdad digital. Esto también cumplirá con el requisito de que nadie se quede atrás, incluido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

 

21 de febrero de 2021. El primer tren de la línea Chengdu-San Petersburgo parte hacia Rusia. Xinhua

 

La “circulación dual” y la cooperación

 

La Iniciativa de la Franja y la Ruta es, asimismo, una importante plataforma de apoyo a la “circulación dual”, el nuevo modelo de desarrollo que viene aplicando China y que consiste en considerar al mercado interno como pilar principal, al tiempo que permite que los mercados internos y externos se impulsen mutuamente.

 

La economía nacional es el pilar porque China es un mercado con un enorme potencial en cuanto a la demanda interna. La población del país es de 1400 millones de habitantes, de los cuales 400 millones tienen ingresos medios, mientras que China cuenta con 130 millones de agentes económicos, por lo que existe una amplia capacidad de mercado tanto para el consumo como para la inversión. Además, la economía china ha venido apoyando el crecimiento económico mundial. Por un lado, las importaciones chinas y la inversión directa de China en el extranjero han seguido creciendo y, por el otro, hay una tendencia al aumento de las exportaciones chinas y al flujo continuo de la inversión extranjera directa a China.

 

Incluso en 2020, en medio de la pandemia, el comercio exterior chino alcanzó un récord de 4,65 billones de dólares, un crecimiento del 1,5 % en comparación con el año anterior. Las exportaciones sumaron 2,59 billones de dólares, un aumento interanual del 3,6 %, mientras que las importaciones fueron de 2,06 billones de dólares, una disminución del 1,07 % con respecto a 2019. El superávit comercial anual fue de 535.030 millones de dólares, un enorme incremento del 26,9 % en comparación con el año anterior.

 

Todos los puntos citados con anterioridad deben implementarse evitando siempre la tóxica tendencia al endeudamiento innecesario. Lograr una equidad y sortear los números rojos son siempre un riesgo a tener en cuenta.

 

Desde que se propuso la Franja y la Ruta en 2013, la inversión directa no financiera de China en los países que forman parte de esta iniciativa ha alcanzado los 104.720 millones de dólares, según el Ministerio de Comercio. A pesar de la pandemia, la inversión extranjera directa (IED) de China en estos países no ha disminuido, sino que aumentó un 18,3 % interanual en 2020 hasta alcanzar casi los 18.000 millones de dólares, lo que representó el 16,2 % de la IED total del país, frente al 13,6 % en 2019.

 

La creciente entrada de capital chino en los proyectos de infraestructura de la Iniciativa de la Franja y la Ruta no provocó ninguna crisis de deuda en los países anfitriones, ya que los proyectos se basan en decisiones de inversión bien concebidas. Además, todos los proyectos se seleccionan en base al cálculo de retorno de la inversión y están vinculados estrechamente con las necesidades de desarrollo económico tanto de China como de las regiones a las que beneficiarán.

 

Finalmente, los proyectos de inversión son implementados por empresas siguiendo las reglas del mercado. Por tanto, los préstamos de gobierno a gobierno son poco comunes. La mayoría de los arreglos de financiamiento se basan en mecanismos de mercado, como el financiamiento del mercado internacional y de asociaciones público privadas, todo con el objetivo de que las deudas no se adueñen de un proyecto que tanto esfuerzo ha costado implementar.

 

China y otros países participantes en la Iniciativa de la Franja y la Ruta han ampliado en gran medida la cooperación en comercio, inversión y capacidad industrial. En 2020, el comercio de China con los países a lo largo de la Franja y la Ruta aumentó un 1 %. En particular, el comercio entre China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático aumentó un 7 %.

 

El acuerdo de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés), firmado en noviembre del año pasado entre 15 economías del Asia-Pacífico, también beneficiará a China, así como a toda la región y otros países participantes de la Franja y la Ruta.

 

 
 
*Hu Biliang es decano ejecutivo y profesor de la Escuela de la Franja y la Ruta de la Universidad Normal de Beijing.

 

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