La Iniciativa de la Franja y la Ruta, llamada también OBOR (las siglas en inglés de “One Belt, One Road”), es un proyecto colosal propuesto en 2013 por el presidente de China, Xi Jinping, quien la calificó como “el proyecto del siglo” y que “requiere de esfuerzos dedicados”. Como se sabe, la iniciativa propone unir Asia con Europa y África (lugares que estaban originalmente unidos por la antigua Ruta de la Seda), pero está abierto a todos los países y regiones que deseen ser parte de ella, y esto se constata en el plan de acción titulado “Perspectiva y acciones para la construcción conjunta de la Franja y la Ruta”, lanzado en 2015, y en el discurso que el presidente chino dio al inaugurar el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, en mayo de 2017 en Beijing, donde invitó al continente americano a ser también parte de la iniciativa.

Esta iniciativa contempla la construcción de infraestructura de conectividad en tierra, mar, aire y ciberespacio, algo que todos los países necesitan, pero también supone la “mutua cooperación” en áreas como agricultura, silvicultura, ganadería y pesca, exploración y desarrollo de carbón, petróleo, gas, minerales metálicos; en fuentes de energía limpias y renovables: energía hidroeléctrica, nuclear, eólica, solar; en industrias emergentes como la IT de nueva generación, biotecnología, nueva tecnología energética, etc.

Asimismo, se propone promover los intercambios académicos y culturales donde China, por ejemplo, ofrece 10.000 becas cada año para los países involucrados en el proyecto.

Para lograr esto se pide a los países crear mecanismos de comunicación y de políticas macro intergubernamentales a varios niveles, con el objetivo de mejorar los planes de construcción de infraestructura, facilitar el comercio y la cooperación aduanera, construir un sistema de estabilidad de la moneda, un sistema de inversión y financiamiento, entre otros.

Para financiar la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China ha creado un conjunto de instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y el Fondo de la Ruta de la Seda.

La presencia de América Latina y el Caribe

China reiteró su interés en la participación en la iniciativa de América Latina y el Caribe durante la Segunda Reunión Ministerial del Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebró en Santiago de Chile el 21 y 22 de enero de este año. En esta se aprobaron tres documentos: la Declaración de Santiago, el renovado Plan de Cooperación 2019-2021 y la Declaración Especial sobre la Franja y la Ruta.

En la Declaración de Santiago se indica que China presentó la Iniciativa de la Franja y la Ruta y que, en conjunto con la Declaración Especial, los miembros de la CELAC expresaron su interés por ser una importante oportunidad para la cooperación entre las partes.

Con motivo de la organización por parte de China del Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, al cual fueron invitados en mayo del año pasado todos los países latinoamericanos, se esperaba que en esta Segunda Reunión Ministerial del Foro China-CELAC se hiciera una incorporación formal de la región a la iniciativa, es decir, al mapa oficial del proyecto. Aunque el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ofreció de parte del Gobierno chino firmar documentos de cooperación en el marco de la Franja y la Ruta –la cual dijo que será “la llave dorada” para un futuro brillante para ambos–, al final de la reunión no se firmó ninguno.

En cuanto a nuestro país, Perú puede aprovechar la iniciativa china para, por ejemplo, mejorar su infraestructura logística, puesto que el puerto del Callao ya se encuentra saturado y China tiene a tres de sus puertos dentro de los 10 mejores del mundo (Shanghai, Hong Kong y Shenzhen). De esta forma, China podría convertir a alguno de nuestros puertos en un hub, gracias a la amplia experiencia que tiene en la construcción de estos.

En cuanto al proyecto del tren bioceánico que el Gobierno chino propuso en 2015, el cual pasaría por Perú y Brasil uniendo al Atlántico y el Pacífico, se dice que costaría alrededor de 30.000 millones de dólares solo a Perú (de un total de 60.000 millones de dólares). Aún no hay una decisión respecto a este proyecto, pero en todo caso debe aprovecharse la experiencia y tecnología que China ha desarrollado en el sector de ferrocarriles para unir otras partes del país que presentan problemas de conectividad, a un costo de inversión menor.

Asimismo, dado que los chinos están considerados entre los turistas que más gastan, ser parte de la iniciativa china traería como consecuencia el incremento del comercio con este país, lo que derivaría en el aumento del número de turistas chinos que vienen por negocios.

Perú necesita tener expertos en negocios con China, que conozcan su idioma, su cultura, su idiosincrasia, por lo que la iniciativa presenta una gran oportunidad en el tema de becas, intercambios culturales y académicos para el conocimiento y entendimiento mutuo.

Asimismo, la iniciativa ofrece la oportunidad para que científicos peruanos tengan acceso al conocimiento tecnológico de China, que pasó de ser un país predominantemente agrario a un gigante industrial en los casi ya 40 años de reformas económicas, y que ahora está orientado hacia la producción de tecnología y bienes con alto valor agregado.

De esta forma Perú debería formular políticas para poder aprovechar lo que plantea la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

*Carlos Aquino es economista peruano y María Osterloh es especialista en asuntos de Asia-Pacífico en Perú.