La segunda sesión de la XIII Asamblea Popular Nacional de China se inauguró el 5 de marzo en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing. Xinhua
Por AUGUSTO SOTO*
Beijing ha anunciado la adopción de importantes medidas concernientes a China y al mundo, según se desprende de las dos sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), conocidas como las “Dos Sesiones” o Lianghui, que se celebran en Beijing y fueron inauguradas hace dos semanas. China reducirá las emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno en un 3%; pondrá en práctica una nueva ley de inversiones extranjeras que ampliará notoriamente las oportunidades para las empresas extranjeras; y las modernizaciones que se emprendan se basarán en un crecimiento de la economía china estimado entre un 6 y un 6,5%.
Son medidas de calado en un país-continente cuyo progreso material reciente representa casi un tercio del crecimiento económico mundial y que ha engendrado más multimillonarios con una fortuna superior a los mil millones de dólares. La magnitud del éxito chino se realza con el anuncio en el Lianghui de medidas para acabar con la pobreza absoluta dentro de un año y medio. Tal impulso tiene un efecto especialmente demostrativo para los países del Tercer Mundo, admiradores de una China que ha sido capaz de sacar a más de 800 millones de personas de la pobreza en menos de 40 años.
El desafío sistémico
El Informe sobre la Labor del Gobierno presentado por el primer ministro, Li Keqiang, así como los demás comunicados ofrecidos en los días sucesivos del Lianghui por distintas autoridades reflejan directrices a ejecutarse en 2019 en que destacan dos motivos fundamentales. En primer lugar, el país se enfrenta a nuevas encrucijadas ligadas a las complejidades del desarrollo interno y a las condiciones internacionales que acentúan la necesidad de estabilizar el crecimiento y prevenir riesgos en los objetivos de desarrollo económico y social. En otras palabras, China emprende acciones decididas para apuntalar una estabilidad sistémica. En segundo lugar destaca la necesidad de gestionar óptimamente los intereses a corto y largo plazo de un país con casi 1.400 millones de habitantes que en 2019 cumplirá cuatro años sin la antigua política del hijo único, medida que planteará nuevos retos futuros.
De 2018 a 2019
En el contexto más específico, el Lianghui reveló que en 2018 el PIB creció un 6,6%, en tanto que el índice de precios al consumidor alcanzó el 2,1%. Por otra parte, se definió que el objetivo de China para este año es crecer a un ritmo de entre un 6 y un 6,5% y con una tasa de inflación de alrededor de un 3%. Conviene recalcar que una cifra superior al 6% es un dato impresionante en términos absolutos para una economía de las dimensiones chinas, asentada en crecimientos de dos dígitos durante varios años consecutivos.
Paralelamente, el combate contra la pobreza logró que en las áreas rurales se redujese en casi 14 millones las personas en esta condición (aproximadamente 69 millones de personas en los últimos cinco años), incluyendo a 2,8 millones de habitantes asistidos y reubicados desde áreas inhóspitas. Importa recordar que entre 2012 y 2017 la tasa de pobreza bajó del 10,2% al 3,1%.
Y puesto que el combate contra la pobreza ha ido sacando de ella a cerca de 14 millones de personas anualmente, los casi 17 millones de ciudadanos que aún vivían por debajo del umbral de la necesidad a fines de 2018 pueden abrigar fundadas esperanzas de salir de su condición dentro de un año y medio, en fechas casi coincidentes con la celebración de los 100 años de la fundación del Partido Comunista de China, en 2021. Para entonces se prevé que el país habrá logrado el objetivo de alcanzar el nivel de una sociedad moderadamente acomodada. En esta senda el Gobierno chino estima realizable este año la creación de más de 11 millones de empleos urbanos, con una tasa de desempleo en las ciudades dentro del marco de un 4,5%.
China y el mundo
Beijing también anunció medidas preventivas frente a la contaminación, que ha descendido en la atmósfera, las aguas y el suelo durante el pasado año. Y ha destacado que el nivel PM2,5 (un indicador clave de la contaminación atmosférica) bajará significativamente al reducirse en un 3% las emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno a lo largo de 2019. Para alcanzar esta meta se prevé un presupuesto un 25% mayor que el año anterior, lo cual contribuirá a combatir el cambio climático, en consonancia con el Protocolo de Kioto, la reciente Cumbre del Clima de Katowice y el Acuerdo de París.
Interesa recalcar que las medidas anticontaminantes adoptadas por Beijing en esta década han sido repetidamente alabadas por distintas comunidades científicas internacionales, que ven más rápida la descontaminación china (particularmente en la atmósfera) que la emprendida por varias potencias industriales en similares procesos en el pasado reciente.
Igualmente, Beijing considera aprobar una nueva ley de inversiones extranjeras que define una mayor apertura de sectores a empresas extranjeras en agricultura, minería, manufactura y servicios (incluyendo las energías alternativas, la electrónica y los petroquímicos, entre otros). Esta ley permitirá que compañías con fondos totalmente extranjeros operen en China sin recurrir a la fórmula de joint venture con un socio local, como sucedía hasta ahora. Otra parte clave de esta ley será la propiedad intelectual y la transferencia de tecnología desde empresas extranjeras, que no será obligatoria.
Beijing desea convertir en oportunidades globales las contraproducentes barreras comerciales impuestas a China. Al fin y al cabo, como han demostrado las más recientes estadísticas oficiales norteamericanas, que han coincidido con la primera semana de celebración de las “Dos Sesiones” en Beijing, durante 2018 el déficit comercial global norteamericano simplemente aumentó, pese al proteccionismo.
En buenas cuentas, Beijing anuncia la realización de un mayor esfuerzo de interrelación de sus prácticas comerciales con las del resto del mundo, aunque sin modificar el rumbo fundamental debido a condicionantes externos.
Por otra parte, cabe resaltar el gasto en Defensa, que bajará a un 7,5% anual (desde un 8,1% en 2018), una decisión que reconfirma una racionalidad modernizadora alejada de carreras armamentísticas o de proyecciones bélicas de carácter hegemónico que la historia ha demostrado periclitadas por contraproducentes.
Las “Dos Sesiones” y los grandes eventos
La APN y la CCPPCh, celebradas en marzo de 2019, coinciden con el mismo año del 70° aniversario de la República Popular China, a conmemorarse en octubre, cuando la comunidad internacional volverá a centrar su mirada en China. Será un momento de reflexión histórica en el que se apreciará el avance de estas décadas y la evolución de las modernizaciones recientemente anunciadas.
En este sentido, el Segundo Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional y la Segunda Exposición Internacional de Importaciones, a celebrarse en abril en Beijing y en noviembre en Shanghai, respectivamente, reforzarán las directrices marcadas en marzo y prolongan la senda de desarrollo marcada hace setenta años.
*Augusto Soto es director de Dialogue with China Project y representante en España de China Hoy.