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El Tíbet puede estar orgulloso

2023-08-01 12:07:00 Source:China Hoy Author:GUILLAUME GUIBÉ*
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23 de mayo de 2023. Guillaume Guibé en el Foro sobre el Desarrollo de Xizang, China. Li Nan

Algunas personas que viven fuera de China pueden esperar que comente sobre los paisajes legendarios de la región autónoma del Tíbet o sobre la gente del Tíbet. Algunos incluso podrían preguntarme si vi al Hombre de las Nieves.

Cuando era niño, mi imaginación estaba poblada de este tipo de clichés y, para la mayoría de los extranjeros, el Tíbet sigue siendo un territorio desconocido y misterioso que da rienda suelta a su imaginación.

Cuando visitas el Tíbet por primera vez, como lo hice yo, es mucho más que un viaje: es una experiencia de vida que te hace pensar en ti mismo, en tu relación con la vida, con los demás, con la naturaleza. Es una experiencia que te ayuda a crecer. No serás el mismo después de haber viajado al Tíbet.

Los paisajes tibetanos son impresionantes e interminables. Te dejan con esta sensación única de infinito. Te recuerdan lo pequeño y débil que eres frente a la naturaleza. No hay manera de controlar tal naturaleza. Solo puedes vivir con ello y adaptarte a ello. Representa un gran desafío para cualquier intento de desarrollo.

Esta naturaleza no solo ha forjado paisajes impresionantes, sino también a la gente del Tíbet, que es valiente, a la que la impulsa una fuerza interna y que está ansiosa por enfrentar el cambio. Además, valora su patrimonio cultural milenario y sabe lo que significa el trabajo duro y sostenible.

Construcción del futuro

Durante las últimas décadas, el Tíbet se ha desarrollado en torno a un modelo único que combina el crecimiento económico y la preservación del patrimonio cultural y el medio ambiente. Sin embargo, ¿cómo llevar a cabo tal desarrollo?

En primer lugar, a través de una inversión masiva en infraestructura de calidad. Me impresionó ver electricidad por todas partes, la cual llega hasta los pueblos más apartados y las casas en lo alto de las montañas. Las carreteras son modernas, seguras y cómodas para conducir. A una altitud de 5200 metros, todavía pude revisar mis correos electrónicos y chatear en mi teléfono móvil.

El sistema de agua corriente también continúa expandiéndose y llega a los lugares más remotos, paso a paso. Los edificios residenciales están apareciendo por todas partes en las ciudades, mientras que las casas nuevas, modernas y equipadas reemplazan gradualmente a las viejas y desgastadas.

La red ferroviaria es eficaz y moderna. Como pasajero, uno puede viajar de Lhasa a Nyingchi [dos ciudades de la región que distan 400 km entre sí por vía férrea] en un tren rápido y cómodo.

También noté la inversión tangible en el sistema de salud, desde hospitales de alta calidad, listos para recibir a un gran público y que ofrecen muchas especialidades, hasta instalaciones médicas en pueblos remotos.

En segundo lugar, presencié cómo a través de inversiones empresariales inteligentes, de un turismo de calidad respetuoso con la naturaleza y de la preservación y promoción de este patrimonio cultural único, se ha facilitado el desarrollo de hoteles familiares de buen nivel, buenos restaurantes, museos, actividades turísticas, así como el florecimiento de un red dinámica de subcontratistas locales.

También me impresionó la planta de agua de Zhuomaquan, donde el agua de alta calidad de los glaciares del Tíbet, muy pura, se embotella a través de una línea de producción de ingeniería de primer nivel. Por otra parte, la inversión del gigante petrolero Sinopec en la región ha creado muchas oportunidades de empleo directo e indirecto, lo que permite que las familias más modestas tengan acceso a una vida y un futuro mejores.

El tercer eje de desarrollo es el excepcional movimiento de solidaridad de las provincias chinas y empresas como Sinopec, que financió, por ejemplo, la Escuela de Bangor. Esta escuela es un complejo educativo completo, que incluye no solo una escuela “clásica”, sino también un amplio patio de recreo, un estadio y dormitorios. Da a los niños locales el mejor regalo para escapar de la pobreza: la educación. Y se ve cómo están dispuestos a aprender, cómo se les iluminan los ojos por la fe en un futuro donde las oportunidades se abren y donde todo es posible.

Lo que más me llamó la atención en el Tíbet, entre otras cosas, fueron los rostros de la gente. Miren las fotos antiguas y vean cómo sus rostros están agotados por una vida de trabajo pesado y pobreza. Las personas mayores aún pueden llevar estas marcas. Luego miren las caras de sus hijos: son más suaves.

Y, finalmente, miren los rostros de la nueva generación: están radiantes, resplandecientes y saludables, y expresan confianza y fe en el futuro.

El mundo moderno, generación tras generación, tiende a alejar a los individuos de sus raíces. Primero olvidándolas, luego desconociéndolas y, a veces, ignorándolas o negándolas. Nuestras comodidades y riquezas modernas a menudo nos empujan a ser impacientes, a ser mimados de vez en cuando y a desconectarnos de la naturaleza y los valores humanos clave.

Es esencial que las nuevas generaciones, hoy o dentro de cientos de años, nunca olviden sus raíces, el tipo de vida que soportaron sus antepasados, su herencia cultural y todos los valores humanos que han dado forma al alma del Tíbet. ¿Estarían mis antepasados orgullosos de mí? Esta es la pregunta que las próximas generaciones deberían poder responder cada mañana al mirarse en el espejo.

Una estudiante de una escuela primaria de la ciudad de Nyingchi, en la región autónoma del Tíbet, muestra su pintura sobre la unidad étnica. Foto cortesía del Foro sobre el Desarrollo de Xizang, China

Orgullo

Todos ustedes en esta sala han contribuido a este impresionante desarrollo. No solo han creado valor económico sostenible, sino que también han ofrecido oportunidades a millones de personas y una sensación de confianza en el futuro. Imaginen la reacción de un siervo si pudiera ver a sus descendientes de hoy.

Por supuesto, fuiste, eres y serás criticado. Criticado por personas que nunca fueron al Tíbet y viven a miles de kilómetros de distancia. Criticado por personas que nunca han logrado nada en la vida, pero que critican los logros de los demás.

Estas críticas pueden ser dolorosas. A veces ofenden. A veces duelen. Pero una cosa es segura: lo has logrado. ¿Estos críticos han hecho, o han intentado hacer, al menos el 10 % de lo que lograste? Probablemente no.

Han conseguido en conjunto una hazaña importante que casi nadie en el mundo habría podido lograr en el lapso de unas pocas décadas.

Han puesto a una región feudal y enormemente subdesarrollada en el camino de la modernidad y la prosperidad, y han realizado inversiones sostenibles que resultarán valiosas para muchas generaciones venideras, todo esto al preservar un patrimonio cultural único y milenario, a la par de preservar el medio ambiente.

Sus hijos, quizás sus nietos también, les pregunten tal vez un día: ¿Qué has hecho con tu vida? Y luego los traerán al Tíbet y se los mostrarán. Les explicarán:

“¿Ves esta escuela con niños jugando en el patio? Yo contribuí a su creación hace 20 años. Antes los niños no podían ir a una escuela de calidad como tú y les esperaba una vida agotadora. Ahora pueden elegir. Pueden continuar criando el ganado de su padre, o ser también maestros o médicos. Ayudé a estos niños a conseguir el futuro que sueñan. Esto es lo que hice con mi vida”.

Me abriste los ojos, me apartaste de los clichés que había oído desde la infancia y me llevaste a un viaje único de desarrollo que puede inspirar a muchos países.

Tíbet, puedes estar orgulloso.

Pueden estar orgullosos de ustedes mismos.

Puedes estar orgulloso de tu país. 

*Guillaume Guibé es gestor de riesgos en la empresa Sinopec. Este artículo es un extracto editado de su discurso en el Foro sobre el Desarrollo de Xizang, China, realizado el pasado 23 de mayo. Xizang (西藏) es el nombre del Tíbet en chino.

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Editor: Wu Wen Da-->

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