La conferencia sobre la porcelana china organizada por la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghai.
El 13 de octubre, la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghai organizó una conferencia sobre la exportación de porcelana a España durante los siglos XVI y XVII a través del Galeón de Manila, también llamado Nao de China.
El Galeón de Manila fue la ruta comercial española que, desde 1565, a través de las Filipinas, unió China y el resto de Asia con México y finalmente España. El trayecto, que terminaba en Sevilla o Cádiz, después de pasar por Acapulco, Veracruz y La Habana, favoreció durante casi 250 años la llegada de productos chinos a todo el mundo hispano.
“La porcelana china tuvo un patrón de género. Estuvo muy relacionada con las mujeres. Era su escape. Muchas reinas coleccionaban. Solían tener habitaciones especiales para tomar el chocolate”, explicó la especialista Cinta Krahe, quien es autora del libro “Chinese Porcelain in Habsburg Spain” (La porcelana china en la España de los Habsburgo).
El encuentro, que fue moderado por el profesor Juan José Morales, también contó con la participación del investigador Chen Kelun, quien fue subdirector del Museo de Shanghai. El experto destacó la importancia de los puertos del sudeste asiático para el intercambio de productos. “Se calcula que para 1670, China exportaba 60.000 piezas de porcelana a distintas partes del mundo”, afirmó Chen, también miembro del Comité Nacional de Evaluación de Reliquias Culturales.
El rey español Felipe II, interesado en otras culturas, fue el coleccionista más importante de Europa, con 3000 piezas de porcelana, e incluso inauguró nuevos modos de coleccionismo. Sin embargo, como destacó Krahe, casi no se conserva ninguno de sus objetos.
Muchas de las piezas del monarca también llegaron por Lisboa y el comercio de los portugueses, pero, en cuanto al origen, los dos especialistas de la conferencia concordaron que, en esa época, la ciudad china de Jingdezhen era la principal fábrica. En estos hornos, durante la dinastía Qing, se recibían encargos de objetos no utilizados en China, como aceiteros o fruteras, y pedidos de diseño, en particular las heráldicas.
La amplia difusión de la porcelana se constata en piezas encontradas en el antiguo virreinato del Perú, pero también en los cuadros de grandes pintores europeos. “La virgen niña dormida” de Francisco de Zurbarán, “La vista” de Rubens o “La última cena” de Pablo de Céspedes son algunas de las obras donde se puede ver la porcelana en uso.
“Hace veinte años se creía que solo era algo de reyes, pero se la ha encontrado en hospicios o inventarios de personas no aristocráticas. Hay que tener en cuenta que, si bien hay jerarquías, la porcelana en general era relativamente barata”, reveló Krahe. La investigadora no solo destacó la expansión del “oro blanco”, sino también la influencia que tuvo China, por ejemplo, en la cerámica de Puebla, y ya en el siglo XVIII en el imaginario europeo de las chinerías.
Cinta Krahe, autora del libro “Chinese Porcelain in Habsburg Spain”, participa en línea en la conferencia.
Se calcula que el rey español Felipe II coleccionó unas 3000 piezas de porcelana.
Imágenes de valiosas piezas de porcelana. Fotos de la Biblioteca Miguel de Cervantes