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Globalización y apertura

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Cuando la antiglobalización empezó a aparecer en 2017, el secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, Xi Jinping, pronunció un discurso en el Foro de Davos donde dio cuenta de la firme posición de China de salvaguardar la globalización económica y reforzar la confianza de la comunidad mundial. Luego, en importantes encuentros como la Cumbre del G-20, el Foro de APEC y la Exposición Internacional de Importaciones de China, Xi aseguró una vez más su compromiso con la globalización económica y el multilateralismo.

 

El secretario general dijo que la globalización económica es una tendencia irreversible de estos tiempos y no el capricho de ciertas personas o países. Nos guste o no, ningún país puede mantenerse al margen de la economía mundial. En ese sentido, hizo un llamado para que la gente adopte una mentalidad más abierta, dé pasos firmes y trabaje en conjunto para hacer que “la torta” del mercado global pueda ser aún más grande.

 

Al mismo tiempo, China ha participado activamente en la gobernanza económica global y promovido la construcción de una comunidad de destino de la humanidad. En la Conferencia Central de Trabajo Económico, celebrada en diciembre de 2020, se dio a conocer la propuesta de acelerar la construcción de un nuevo patrón de desarrollo basado en la “circulación dual” y la nueva moción china para impulsar la globalización económica, coincidiendo con la propuesta de China en el Foro de Davos.

Una apertura conjunta

 

El desarrollo económico ha sido impulsado por la revolución científica, tecnológica e industrial, pero ha debido enfrentar la resistencia del unilateralismo, el proteccionismo y la intimidación. En general, este ímpetu ha sido más fuerte que los obstáculos en su contra, por lo que la apertura y la cooperación siguen siendo la tendencia general. La globalización económica se ha ralentizado pero no ha retrocedido, como lo demuestran los siguientes hechos.

 

En 2019, las exportaciones mundiales de bienes aumentaron un 17,1 % con respecto a las de 2008, antes de la crisis financiera, y las exportaciones mundiales de servicios se dispararon un 52,4 %. El mercado del comercio electrónico transfronterizo está creciendo a una tasa media anual del 30 %, la integración regional ha alcanzado un nuevo nivel y se espera que el comercio digital transfronterizo experimente un crecimiento explosivo en los próximos años. El número de acuerdos de libre comercio que han entrado en vigor tras ser notificados a la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha aumentado en 237 desde el estallido de la crisis financiera. Gracias a los acuerdos comerciales regionales, los principales países han reforzado su apertura aún más, mientras que las negociaciones comerciales han pasado de “las barreras fronterizas” a “las barreras posfronterizas”, lo que indica un mayor progreso en la globalización económica.

 

Con una visión global, China está ampliando su apertura en todos los frentes y construyendo una economía abierta de mayor nivel, gracias a lo cual también está propiciando la apertura del resto del mundo.

 

China ha impulsado un desarrollo comercial de alta calidad, creado un nuevo modelo industrial, optimizado la estructura comercial, reducido los derechos aduaneros y no aduaneros, facilitado la liberalización comercial, ampliado la importación de productos de alta calidad y renovado el sector del comercio de servicios. Durante 11 años consecutivos, China ha ocupado el primer lugar en el mundo en materia de exportación, mientras que el volumen de importación de comercios y servicios se ha mantenido en segundo lugar a nivel mundial, con un crecimiento anual del 6 %. En los primeros 11 meses de 2020, la exportación de mercancías aumentó un 0,6 % interanual, con lo que se ha fortalecido el estatus de China como uno de los principales comerciantes del mundo.

 

A la vez, el país se ha esforzado en potenciar el capital extranjero, de modo que ha facilitado el acceso a los mercados y relajado las restricciones al capital extranjero en los sectores de la banca, los valores y los seguros. Asimismo, ha liberalizado aún más las industrias manufactureras y de servicios de alta gama, y mejorado la protección de los derechos de propiedad intelectual y el entorno empresarial, con lo que ha logrado que su mercado sea más atractivo para el capital extranjero. China es actualmente el segundo destino mundial para la inversión extranjera, mientras que el sector de alta tecnología está creciendo a una tasa anual del 24 % en promedio. Durante los primeros diez meses de 2020, la inversión extranjera alcanzó 115.100 millones de dólares, un 3,9 % más que en el mismo período de 2019. China seguirá ampliando el acceso al mercado y protegiendo el derecho e intereses legítimos de las empresas para asegurar su desarrollo en el tiempo dentro del país.

 

Por último, siguiendo una tendencia en alza a nivel internacional, China ha alentado a sus empresas a ir al exterior. Con ello, ha ayudado a mejorar la estructura industrial de los países anfitriones, aumentado su capacidad para asignar recursos a nivel mundial, forjado marcas chinas, y establecido una red internacional de comercio, inversión, producción y servicios. China es un precursor en materia de inversiones en el exterior en todo el mundo. A finales de 2019 había abierto 44.000 empresas en 188 países y regiones, empleando a más de 2,2 millones de trabajadores locales. Asimismo, dichas empresas han contribuido al proceso de industrialización y a la mejora de los medios de vida en los países anfitriones. En los próximos años, China mejorará sus leyes, políticas y servicios para promover y proteger la inversión en el exterior, ayudará a las empresas nacionales a robustecer su capacidad de gestión en el extranjero y promoverá los intereses de todos los actores en cuestión para impulsar un desarrollo común.

 

18 de enero de 2021. El fabricante estadounidense de automóviles eléctricos Tesla hace entrega de su Modelo Y hecho en China. VCG

 

Compartir experiencias

 

En medio de los crecientes desafíos mundiales, el llamado de los tiempos es a mejorar la gobernanza global y avanzar en la reforma del sistema económico mundial. Un cambio notable de esta época ha sido el fuerte aumento de los mercados emergentes y los países en desarrollo. Su participación en la economía y el comercio mundiales ha aumentado en 20 puntos porcentuales desde la década de 1990, mientras que la inversión extranjera mundial ha registrado un aumento de 18 puntos porcentuales. Los países en desarrollo han potenciado la voluntad y capacidad de participar en la gobernanza, luchando por que su sistema sea más justo y razonable, lo que requiere de un esfuerzo continuo.

 

El país ha propuesto construir una comunidad de destino de la humanidad, toda vez que ha persistido en la concepción correcta de la justicia y de los intereses a través de la deliberación en común, la construcción conjunta y el codisfrute. Además, ha proporcionado activamente bienes públicos a la comunidad internacional, ha acogido importantes eventos como el Foro de Cooperación China-África y la Exposición Internacional de Importaciones de China, y ha establecido instituciones internacionales como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS. Algunas de las propuestas y mociones de China se han granjeado un amplio consenso a nivel mundial, y la comunidad internacional también espera que el país tome un rol todavía más activo en los ámbitos del comercio, la inversión, la gobernanza digital, entre otros.

 

En el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China ha persistido en el principio fundamental de la deliberación conjunta y los beneficios compartidos, así como en los conceptos de ecología, apertura y transparencia. Por otro lado, ha habido una serie de resultados positivos que se han sucedido uno tras otro luego del Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, lo cual ha dado lugar a un sistema de conectividad conformado por seis corredores, seis rutas de conexión y varios países y puertos. A futuro, China se ha propuesto seguir avanzando en la construcción de la Franja y la Ruta junto con otros países, haciendo de la iniciativa un camino hacia la unidad, la salud, la recuperación económica y el crecimiento.

 

El país también ha dado grandes pasos en el ámbito de la cooperación multilateral y regional, al participar en las reformas llevadas a cabo por la OMC y en la elaboración de normas en sectores emergentes como el comercio electrónico. Asimismo, ha firmado 19 pactos de libre comercio con 29 países y regiones. El 15 de noviembre de 2020, diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés), China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda firmaron el acuerdo de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés) después de ocho años de negociaciones, con lo que se creó la mayor zona de libre comercio del planeta. Los 15 países signatarios representan el 30 % de la población, la economía y el comercio mundiales, de modo que el acuerdo fue aclamado no solo como un hito para una cooperación más estrecha en Asia, sino también como una victoria rotunda del multilateralismo y el libre comercio.

 

La globalización económica es una tendencia histórica e irreversible. China seguirá apoyando y participando en ella, ampliando la apertura al exterior y promoviendo la construcción del nuevo patrón de desarrollo.

 

 
 

*Este artículo está basado en un informe del Ministerio de Comercio de China.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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