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Un nuevo desafío para China

Source:China Hoy Author:CAROLINA GARCÍA*
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En 2020, la comunidad mundial se reunirá en Beijing para discutir cómo corregir un problema casi irreversible: la pérdida de biodiversidad en la Convención sobre la Diversidad Biológica. Durante los últimos 50 años, se ha registrado una disminución masiva en el tamaño de las poblaciones de especies en todo el mundo. En la conferencia de Beijing, China podrá desempeñar un papel decisivo para asegurar el futuro del planeta.

 

Recientemente tuve la oportunidad de observar a una familia de rinocerontes blancos pastando en la sabana en el lago Nakuru en Kenia. Estaban completamente relajados y no sabían que estaban siendo custodiados por guardabosques entrenados dedicados a preservar los pocos rinocerontes de esa especie que aún quedan en dicho país africano. Estos majestuosos animales salvajes están al borde de la extinción. Según la Fundación Internacional del Rinoceronte, sus poblaciones disminuyeron en un 95 % en solo 20 años debido a la caza ilegal. Desafortunadamente, su destino no es único.

 

Pérdida de biodiversidad

 

La sobreexplotación humana de los recursos naturales está creando una pérdida masiva de biodiversidad en todo el mundo. Según el último Índice Planeta Vivo que rastrea la población de más de 4000 especies en todo el mundo, el tamaño de la población ha disminuido en un 60 % en menos de cinco décadas. Solo China, considerada como uno de los países con mayor biodiversidad del mundo y hogar del 15 % de los vertebrados del mundo y el 12 % de sus plantas, ha perdido la mitad de sus vertebrados terrestres en los últimos 40 años como resultado del floreciente desarrollo económico.

 

En marzo de 2019, la Plataforma Intergubernamental Científico Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) levantó una bandera roja: un millón de especies en el mundo están en riesgo de desaparición. La situación es tan crítica que los científicos han advertido que estamos ante la sexta extinción masiva en la Tierra.

 

La extinción masiva es un concepto aterrador. Mucha gente recuerda haber estudiado en la escuela cómo desaparecieron los poderosos dinosaurios. Parecía tan remoto como un cuento de otro planeta. Una roca espacial gigante golpeó la Tierra, causando terremotos, desprendimiento de tierras y un tsunami en el Atlántico que aniquiló a más del 70 % de las especies vivas en ese momento. Un proceso similar está sucediendo ahora. De todos los mamíferos en la Tierra, 60 % son animales domésticos, 36 % son humanos y 4 % son animales salvajes. Por lo tanto, solo una cuarta parte de la Tierra está libre de la actividad humana, una cifra que se prevé que disminuya a una décima para 2050. “Si golpeamos la naturaleza, la naturaleza nos golpeará más fuerte”, me dijo mi guía en Kenia mientras cruzaba la Reserva Nacional Masái Mara.

 

La pérdida de biodiversidad, que abarca la diversidad de especies y ecosistemas, tiene un impacto incalculable. Dependemos de los servicios de la naturaleza para nuestras necesidades más básicas: alimentos, agua y energía, y para nuestras necesidades más sofisticadas: medicina, innovación y recreación. Por ejemplo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, hay casi 70.000 plantas medicinales que son utilizadas por la industria.

 

Estos servicios son muy valiosos. En su informe regional para las Américas, IPBES calculó que los servicios de la naturaleza representaban más de 24 billones de dólares por año, casi el doble que el PIB de China.

 

Perder este valor golpeará fuerte, y apenas estamos comenzando a notarlo. En su reciente Informe de Riesgos Globales, el Foro Económico Mundial incluyó la pérdida de biodiversidad como uno de los principales riesgos que enfrenta el sector privado en este siglo. Hay mucho en juego y la ventana de oportunidad para actuar se está cerrando. Sin embargo, todavía podemos cambiar el rumbo de la situación.

 

6 de junio de 2019. Shanghai organiza una actividad temática por el Día Mundial de los Océanos.

 

El ejemplo de Europa

 

Europa nos da un ejemplo esperanzador. Después de perder la mayor parte de su cubierta forestal, varios países han implementado políticas para regenerarla. De 1990 a 2015, los países europeos han aumentado sus bosques en 90.000 km², un área casi tan grande como Portugal.

 

Sin embargo, las buenas prácticas excepcionales no serán suficientes. Necesitamos tomar medidas masivas y escalables. Este 2020 será un año decisivo para la naturaleza y el futuro de la humanidad, y China estará en el epicentro de la toma de decisiones. La Convención sobre la Diversidad Biológica se realizará en Beijing para establecer una nueva y ambiciosa agenda, que alineará a los Estados, las academias, la sociedad civil y el sector privado para doblar la curva.

 

Después de 26 años de negociación internacional, la Convención de Diversidad Biológica, que convoca a todos los países del mundo, excepto Estados Unidos, no ha logrado preservar la biodiversidad del mundo. El Plan Estratégico para la Diversidad Biológica, un marco de acción de diez años que termina en 2020, y sus 20 metas Aichi, fueron un intento justo pero fallido.

 

En 2020 habrá una oportunidad para adoptar un Nuevo Acuerdo para la Naturaleza y el hecho de que China lidere esta importante reunión da un atisbo de esperanza. Hace menos de cinco años, las naciones se reunieron en París para adoptar un nuevo acuerdo para enfrentar el cambio climático. China se posicionó como líder con el objetivo de alcanzar ambiciosas metas para reducir sus emisiones de carbono. Si se puede hacer con el clima, también se puede con la biodiversidad.

 

Para lograr esta difícil tarea, no solo es necesario que el Estado asuma la responsabilidad, sino que el sector privado también se comprometa. Ese fue un elemento clave del Acuerdo de París, donde China ha desempeñado un importante rol ayudando a señalar el camino. En la Convención sobre la Diversidad Biológica, el país debería jugar un papel igual de activo como lo ha hecho respecto al cambio climático. A saber, es una extensión natural de los esfuerzos que ya están en marcha en China para promover los principios de la Civilización Ecológica, un tema que el Consejo InterAcción discutió en Guiyang en 2016 y que seguramente dependerá de la biodiversidad.

 

Los esfuerzos del sector privado son tan esenciales para resolver nuestros problemas de biodiversidad como lo son para abordar nuestras prioridades de cambio climático. Por ejemplo, 500 empresas multinacionales controlan el 70 % de la producción y el comercio mundial de 15 productos clave, que se encuentran detrás de la destrucción de hábitats naturales y de la deforestación. Es más fácil rastrear, monitorear y cambiar los negocios de 500 compañías que comprometerse con los dos puntos finales de la cadena de suministro: 250 millones de productores primarios o 700 millones de consumidores.

 

Finalmente, la movilización de la sociedad civil también creará un impulso al exigir la trazabilidad de los productos que compra. En la mayoría de las encuestas, los consumidores afirman que elegirían un producto de origen sostenible si tuvieran la opción. Sin embargo, las asimetrías de información rara vez les permiten consumir de manera responsable.

 

En 2018, más de dos millones de turistas visitaron Kenia principalmente por su vida silvestre, de los cuales más de 80.000 eran chinos. Posiblemente después de su estadía se fueron tan esperanzados e inspirados como yo. La Reserva Nacional Masái Mara de Kenia y el Parque Nacional Serengeti de Tanzania han logrado preservar más de 15.000 km² de tierra, hogar de millones de animales salvajes. Este lugar es tan increíble que parece, como una vez dijo el fallecido periodista polaco Ryszard Kapuscinski, “como si uno fuera testigo del nacimiento del mundo”.

 

Kenia ha dado luces de lo que se puede hacer en materia de biodiversidad y en 2020, China puede también tomar la iniciativa para hacer de la biodiversidad una prioridad mundial tan importante como el cambio climático.

 

 
 
*Carolina García, de Colombia, es embajadora de One Young World y asesora en biodiversidad del Consejo InterAcción.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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