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Un homenaje a Mario Vargas Llosa | |
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Octubre de 2019. Hou Jian conversa con Mario Vargas Llosa en su residencia en Madrid. Foto cortesía del autor La edición en chino de La casa verde publicada en 1983. NACIDO en 1936 en la ciudad sureña peruana de Arequipa, Mario Vargas Llosa creció sin conocer a su padre, quien abandonó a su madre embarazada. No fue hasta casi los diez años que su padre reapareció, imponiendo una autoridad violenta que marcó al joven Vargas Llosa con el dolor del poder arbitrario. Esta experiencia inspiraría el tema recurrente en su obra: el análisis de los mecanismos del poder. Su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, en Lima, para sus estudios secundarios. Allí, Vargas Llosa descubrió un microcosmos de la sociedad peruana, con cadetes de diversas razas y clases sociales, donde imperaba la ley del más fuerte. Esta vivencia dio origen a su primera novela, La ciudad y los perros. Juventud novelesca A los 18 años, fascinado por el existencialismo de Jean-Paul Sartre, ingresó contra la voluntad familiar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, institución con una tradición revolucionaria. Durante su etapa universitaria, se unió a la organización clandestina Cahuide, desde donde participó en la resistencia contra el gobierno militar de Manuel Odría. En esa época, también surgió el romance con su tía política Julia Urquidi, con quien contrajo matrimonio ayudado por amigos. Estas experiencias se plasmarían en obras como Conversación en La Catedral y La tía Julia y el escribidor. Desde niño, Vargas Llosa admiró la literatura francesa y creía que solo en París podría convertirse en escritor. En 1959, viajó a dicha ciudad vía Madrid, mientras escribía La ciudad y los perros. En 1963, esta novela ganó el premio Biblioteca Breve, el cual lanzó a la fama al autor de 27 años como figura clave del boom latinoamericano. Obras como La casa verde y Conversación en La Catedral, publicadas en la década de 1960, reflejan su búsqueda de la “novela total” al abarcar múltiples facetas de la vida humana. En la década de 1970, su estilo y pensamiento político evolucionaron. Abandonó la ambición de la “novela total” para crear obras más ligeras como Pantaleón y las visitadoras y La tía Julia y el escribidor. Además, desencantado con la Revolución cubana, se acercó a pensadores como Isaiah Berlin, Friedrich A. Hayek y Raymond Aron, bases teóricas que influirían en su candidatura presidencial en Perú en 1990. En 1981, publicó La guerra del fin del mundo, su primera novela sin contexto peruano, sobre la guerra de Canudos en Brasil. Durante la década de 1980, escribió obras diversas como Historia de Mayta, El hablador, Elogio de la madrastra y ¿Quién mató a Palomino Molero? En 1987, criticó la política de nacionalización bancaria del presidente Alan García y lideró las protestas hasta postularse a la presidencia en 1990, cuando perdió en segunda vuelta frente a Alberto Fujimori. En la década de 1990, Vargas Llosa denunció las políticas de Fujimori, quien amenazó con quitarle la nacionalidad peruana. Ante esto, obtuvo la nacionalidad española. Tras su derrota electoral, retomó la literatura con obras como Lituma en los Andes y Los cuadernos de don Rigoberto. La fiesta del Chivo, sobre la vida y la muerte de Rafael Trujillo, es considerada su obra cumbre en esta etapa. En el siglo XXI, continuó publicando brillantes novelas como El paraíso en la otra esquina, Travesuras de la niña mala, El sueño del celta, El héroe discreto, Cinco esquinas y Le dedico mi silencio, además de ensayos literarios, tales como El viaje a la ficción: El mundo de Juan Carlos Onetti, La tentación de lo imposible: Víctor Hugo y Los miserables, La mirada quieta (de Pérez Galdós), entre otros. Además de novelista, Vargas Llosa destacó como crítico literario y dramaturgo. Entre sus ensayos literarios figuran Cartas a un joven novelista, García Márquez: Historia de un deicidio, La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary y Medio siglo con Borges. Sus obras teatrales incluyen La señorita de Tacna, Kathie y el hipopótamo, El loco de los balcones, etc. También publicó colecciones de ensayos como La verdad de las mentiras, El fuego de la imaginación y Un bárbaro en París. Obras vargasllosianas en China En China, el primer artículo sobre Vargas Llosa apareció en 1979 en Literatura Extranjera, firmado por Zhao Deming bajo el seudónimo de “Shao Tian”. Su primera obra traducida fue La ciudad y los perros, en 1981. Durante las décadas de 1980 y 1990, se tradujeron masivamente las obras vargasllosianas, como La tía Julia y el escribidor, La casa verde, La guerra del fin del mundo e Historia de Mayta. El auge de las traducciones llegó en la década de 1990 con el proyecto de las “Obras completas de Vargas Llosa”, planeado en 18 volúmenes. Aunque no se culminó según lo previsto, todas sus obras principales se publicaron en chino. En 2009, Shanghai Translation Publishing House relanzó La fiesta del Chivo y El paraíso en la otra esquina, iniciando así un nuevo impulso editorial. Tras ganar el Nobel en 2010, editoriales como People’s Literature Publishing House reeditaron clásicos y lanzaron nuevas traducciones. En 2021, se completó la traducción de casi toda su obra narrativa al chino, junto con ensayos como García Márquez: Historia de un deicidio y Medio siglo con Borges. Ensayos literarios como La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary, El fuego de la imaginación y Un bárbaro en París también serán próximamente traducidos y publicados en nuestro país. Una perspectiva íntima y subjetiva Comencé a adentrarme en la obra literaria de Mario Vargas Llosa en 2008, tras leer La ciudad y los perros, lo que marcó el inicio de mi dedicación al estudio de su literatura y de su narrativa en español. Después de una década de investigación sobre sus obras, emprendí la traducción de Cinco esquinas al chino. A partir de este proyecto, continué traduciendo otras obras vargasllosianas como Tiempos recios, Conversación en Princeton con Rubén Gallo, Dos soledades, García Márquez: Historia de un deicidio y Medio siglo con Borges. Además, en 2019, tuve la oportunidad de entrevistar al propio Vargas Llosa en su residencia en Madrid. Por ello, al concluir este texto, deseo rendir un homenaje más personal a la memoria de Mario Vargas Llosa, desde una perspectiva íntima y subjetiva. Para mí, Vargas Llosa es el escritor más relevante de las letras hispánicas y uno de los autores en español más reconocidos en China. Considero que debemos continuar leyendo su obra. Hace dieciocho años, a través de La ciudad y los perros, entré en el universo de la literatura en español. Mi admiración por Vargas Llosa nació precisamente de la lectura de sus novelas: desde las más destacadas, como La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en La Catedral, La guerra del fin del mundo y La fiesta del Chivo –obras que revolucionaron las estructuras novelísticas persiguiendo el ideal de la novela total– hasta creaciones de diverso estilo como Tiempos recios, El hablador, El paraíso en la otra esquina, Elogio de la madrastra, etc., todas ellas capaces de cautivar a los lectores con experiencias literarias excepcionales. En años recientes, profundizando en el estudio de su obra, he descubierto progresivamente el valor de sus ensayos críticos y artículos periodísticos. Actualmente, contamos en China con traducciones publicadas de Medio siglo con Borges, García Márquez: Historia de un deicidio y Cartas a un joven novelista, y –como hemos indicado líneas atrás–próximamente se editarán Un bárbaro en París, El fuego de la imaginación y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary. Estos textos permitirán a los lectores ampliar sus miradas, adentrarse en el secreto oculto del mundo literario y comprender mejor los diversos problemas sociales e históricos de nuestro tiempo. Estos años de lectura, traducción y análisis de la obra vargasllosiana han constituido el eje central de mi existencia. El maestro Vargas Llosa me ha guiado como faro intelectual en aspectos literarios, filosóficos y humanos. Su célebre afirmación “la literatura es fuego” sigue siendo mi impulso creativo. Tuve el privilegio de conversar en dos ocasiones con él, incluyendo un memorable diálogo de tres horas en su residencia madrileña en 2019. Pese a su condición de consagrado Nobel, su humildad y amabilidad dejaron en mí una huella imborrable. En la primera página de mi ejemplar de Cinco esquinas, escribió: “Un recuerdo afectuoso al traductor chino de este libro, Hou Jian, a quien considero un buen amigo”. He perdido (hemos perdido) a este amigo excepcional. El mundo ha perdido la estrella más brillante de las letras hispánicas, el intelectual más relevante de nuestra era. Pero nos queda y nos quedará su legado. Sus palabras seguirán siendo leídas por generaciones venideras, de donde extraeremos sabiduría y fuerza, pues los grandes escritores siempre nos abren las puertas de nuevos universos. Aprovechando esta oportunidad, me despido, agradezco y rindo homenaje a don Mario Vargas Llosa. Ojalá más lectores chinos descubran y amen su obra, y probablemente este breve texto marque el inicio de ese encuentro. *Hou Jian es profesor titular de la Universidad de Estudios Internacionales de Xi’an y traductor al chino de algunas de las obras de Mario Vargas Llosa. |
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