Cultura |
Veinte años ante la lente de la cámara | |
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31 de julio de 2008. La calle Qianmen es reabierta al público en vísperas de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing. 29 de septiembre de 2007. La Torre del Tambor en el Eje Central de Beijing. EN calidad de fotógrafo, empecé a capturar imágenes del Eje Central de Beijing desde que comencé a vivir y trabajar en la capital en 2004. Sin embargo, a diferencia de otros proyectos fotográficos, nunca lo hice con un plan claro en mente, sino más bien como parte de mi vida cotidiana. Cuando recién me mudé, solía visitar diversos lugares de interés histórico como la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo, entre otros. Pero a medida que fue pasando el tiempo, fui redescubriendo la ciudad bajo otra óptica. Gracias al crecimiento económico de China, tanto la capital como otras ciudades han ido cambiando notablemente, pero el Eje Central de Beijing ha logrado conservar gran parte de su esencia en medio de esta vorágine. He fotografiado muchos eventos y diversos hitos que han marcado los últimos 20 años, desde eventos de gran envergadura que han captado la atención mundial, como los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, hasta otros más comunes, como la apertura de un nuevo café en un determinado barrio. A menudo, muchos de estos acontecimientos han tenido lugar a lo largo del Eje Central de Beijing. Tomo como ejemplo el año de los Juegos Olímpicos. Qianmen, que solía ser una de las calles con mayor actividad comercial en Beijing hace más de cien años, reabrió sus puertas el 31 de julio de 2008 tras un largo período de restauración. Fui uno de los primeros reporteros que puso pie en ella. Por aquel entonces, apenas faltaba poco más de una semana para la inauguración de los Juegos Olímpicos, seguidos de los Juegos Paralímpicos, que comenzarían el 6 de septiembre. La antorcha paralímpica se colocaría frente al Templo del Cielo, un antiguo edificio ubicado junto al Eje Central de Beijing caracterizado por su gran belleza, y cuya imagen está presente en diversos objetos como un símbolo representativo de la ciudad. Asimismo, entre finales de 2007 y la segunda mitad de 2008, los hutong de Beijing experimentaron la mayor renovación de su historia, y tuve el honor de registrar aquellos eventos y cambios en forma de fotografías. La vida de los habitantes Tras varios años en Beijing, comencé a mirar el Eje Central como otro residente local más. Ya no lo observo ni tomo fotos como turista, sino que me he centrado en registrar la vida de sus residentes. Por ejemplo, en invierno, suelo ir a los edificios emblemáticos a lo largo del Eje Central para capturar algunos momentos de personas jugando en la nieve, mientras que en primavera, acostumbro ir a la Ciudad Prohibida o al Shejitan (Altar de la Tierra y el Grano), actualmente conocido como el Parque Zhongshan, para fotografiar a los ciudadanos contemplando las flores. En los 20 años transcurridos desde que llegué a Beijing, se ha velado por conservar la apariencia del casco antiguo de la ciudad. En comparación con otros lugares, el Eje Central de Beijing ha permanecido prácticamente inalterado y se tomaron medidas para protegerlo incluso antes de que se hiciera la solicitud para que formara parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. La altura de los edificios a lo largo de este eje, así como en el resto del casco antiguo, está estrictamente controlada. Quienes visitan Beijing por primera vez podrán notar esto de inmediato, ya que mientras los edificios se elevan hacia el cielo en el China World Trade Center, el casco antiguo tiene construcciones notoriamente más bajas. Esto se debe a las restricciones con el fin de conservar el horizonte histórico único del antiguo Eje Central de Beijing. Sin embargo, el hecho de proteger no significa simplemente dejar todo como estaba. Según lo que he podido observar, ha habido una restauración continua de los edificios y comunidades ubicados en torno al Eje Central. No se trata de arrasar con lugares ni mucho menos demolerlos, sino de hacer mejoras del entorno y de las condiciones de vida. Con este fin, se han adoptado una serie de métodos de recompensa para reubicar a algunos residentes en comunidades modernas y, en cambio, revitalizar las antiguas comunidades creando zonas dotadas de atracciones turísticas y culturales. En los últimos 20 años he prestado gran atención a los cambios en los hutong, aquellos antiguos callejones que albergan residencias comunitarias que han estado presentes en Beijing desde la dinastía Yuan (1271-1368). Las comunidades a lo largo del Eje Central, así como en las inmediaciones de la calle Qianmen y de las Torres de la Campana y del Tambor, son donde los hutong han sido mejor conservados al haber pasado por sucesivas renovaciones. Antes, los residentes que vivían en los hutong debían quemar briquetas para cocinar, hervir agua y calentarse en invierno cuando hacía mucho frío. Cuando recién llegué a Beijing, era común ver los patios interiores de las residencias atestados con briquetas apiladas. En invierno, el humo salía por los tubos de escape de hierro, lo que dejaba a los callejones con un olor asfixiante. Sin embargo, gracias al desarrollo de las últimas décadas, los residentes se han cambiado al gas natural. La mayoría de personas que hoy viven en un hutong ya no queman briquetas en invierno, sino que utilizan gas natural para calentarse. Un desarrollo continuo Como alguien que ha vivido en Beijing durante dos décadas, debo decir que el desarrollo actual del Eje Central es aún más palpable. Uno de los puntos que resulta más notorio es la línea de extensión hacia el norte del Eje Central del Beijing moderno. Hoy en día, las personas que viajan a Beijing pueden visitar el Estadio Nacional de Beijing (también conocido como el “Nido de Pájaro”) y el Centro Acuático Nacional (conocido como el “Cubo de Agua” o el “Cubo de Hielo”), los cuales han albergado los Juegos Olímpicos de Verano y de Invierno. El Parque Olímpico donde se ubican estos emblemáticos edificios está en la línea de extensión hacia el norte del Eje Central de Beijing, a cinco kilómetros de las Torres de la Campana y del Tambor, y es parte de los 15 hitos patrimoniales del eje. Al alzar la vista desde la Puerta de Yongding, que se encuentra en el extremo sur del eje, se ve otra línea de extensión que conecta con el futuro. En esa línea de extensión hacia el sur se encuentra el segundo aeropuerto internacional de Beijing: el Aeropuerto Internacional de Daxing. Como antigua capital del reino, Beijing tiene una larga tradición histórica que se ve ampliamente reflejada en su apariencia, pero es también una moderna metrópoli internacional en medio de un rápido proceso de desarrollo urbano. Dentro de dicho plan de desarrollo urbanístico siempre ha estado presente el Eje Central de Beijing, el cual conjuga tanto el pasado de la capital, así como la visión y el plan futuro de la ciudad. 1. 10 de junio de 2016. Las nubes rojizas flotan sobre el Parque Olímpico. El Estadio Nacional de Beijing, el Centro Acuático Nacional, entre otras sedes olímpicas, se sitúan en la línea de extensión hacia el norte del Eje Central de Beijing. 2. 18 de abril de 2020. A pesar de ser el período más severo de la pandemia de COVID-19, los ciudadanos van al Parque Zhongshan para contemplar los tulipanes. 3. 29 de diciembre de 2012. Un dibujo en la ventanilla de un coche frente a la Torre del Tambor. 4. 25 de junio de 2017. Una turista extranjera se toma una foto junto a las esculturas de bronce en un restaurante tradicional de la calle Qianmen. 5. 22 de enero de 2022. La Ciudad Prohibida en la nieve. 6. 24 de julio de 2020. Un joven en la librería PAGEONE de la calle Qianmen. Esta librería es considerada la más hermosa de Beijing porque desde ella se puede ver la Puerta de Zhengyang. Fotos de Wei Yao |
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