Cultura
El Eje Central de Beijing es patrimonio mundial
2024-09-04    Fuente: China Hoy    Autor: XIN HUA

27 de julio de 2024. La 46.a reunión anual del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, celebrada en Nueva Delhi, India, anuncia la inclusión del Eje Central de Beijing en la Lista del Patrimonio Mundial. Xinhua

1 de octubre de 2019. Celebraciones por el 70.o aniversario de la fundación de la República Popular China vistas desde la plaza ubicada frente a la Puerta de Yongding. Wei Yao

EL Eje Central de Beijing fue incluido en la lista del Patrimonio Mundial de las Naciones Unidas, lo que significa un prestigioso reconocimiento para la línea de hitos históricos y culturales de 700 años de antigüedad que atraviesa el corazón de la capital china.

En una sesión celebrada el 27 de julio en la India, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) inscribió en la referida lista al eje que vincula al norte con el sur de Beijing y es denominado como la “columna vertebral de la cultura de la ciudad”.

Durante 870 de sus más de 3000 años de historia, Beijing fue la capital de China, lo cual la ha convertido en un tesoro patrimonial.

Su Eje Central, el ejemplo mejor conservado de la arquitectura tradicional de este tipo de trazados en el país, se extiende a lo largo de 7,8 kilómetros, desde las Torres de la Campana y del Tambor, en el norte, hasta la Puerta de Yongding, en el sur.

Según la Unesco, los antiguos palacios y jardines imperiales, las estructuras de sacrificios y las edificaciones ceremoniales y públicas que constituyen el conjunto son un testimonio de la evolución de la ciudad y evidencian el sistema dinástico imperial y las tradiciones urbanísticas chinas.

Con esta inclusión, el número de sitios declarados como Patrimonio Mundial en China se elevó a 59.

Legado histórico

El origen de la histórica línea se remonta al siglo XIII, en la dinastía Yuan (1271-1368), si bien su longitud se expandió durante las dinastías Ming y Qing (1368-1911).

“El Eje Central de Beijing es el eje más largo de una ciudad en el mundo. Es producto de una de las mejores planificaciones urbanas de la historia”, destacó Christa Reicher, profesora de la Universidad Técnica de Aquisgrán, en Alemania, y también titular de la Cátedra Unesco de Patrimonio Cultural y Desarrollo Urbano de esta institución universitaria, en una entrevista con la agencia Xinhua.

“Es considerado como la columna vertebral de la cultura de la ciudad y un imán para turistas de todo el mundo. Muchos edificios antiguos chinos de la era imperial se reúnen allí”, explicó la experta.

Quince bienes patrimoniales, entre ellos las Torres de la Campana y del Tambor, el puente de Wanning, la colina Jingshan, el Complejo de la Plaza Tian’anmen, la Ciudad Prohibida y el Templo del Cielo, se localizan en el eje o junto a él.

Las diversas reliquias, como palacios imperiales y lugares ceremoniales que lo integran, proporcionan muestras sustanciales de una cultura ritual que perdura hoy en día, así como de métodos tradicionales de gestión urbana, comentó Lü Zhou, director del Centro de Patrimonio Nacional de la Universidad Tsinghua.

El conjunto fue planeado y construido de acuerdo con el diseño fundamental de una capital ideal, caracterizado por la “corte real en la parte delantera, el mercado en la trasera, los santuarios ancestrales a la izquierda y los altares sacrificiales a la derecha”.

Desde las estructuras antiguas hasta las modernas, el trazado se adhiere a la ancestral noción de “seleccionar el centro” para expresar los conceptos filosóficos de armonía y simetría, profundamente apreciados en la civilización china.

“La arquitectura y los paisajes del Eje Central de Beijing ilustran claramente el énfasis en los ritos y el orden en la planificación de la capital tradicional china”, afirmó Lü.

Vitalidad actual

Al entrar en el Parque Zhongshan, el visitante se siente inmediatamente envuelto por la atmósfera serena del Altar de la Tierra y el Grano, un espacio donde los emperadores de la antigüedad celebraban ceremonias de sacrificio en honor de la tierra y los granos.

“Fue el primer altar real en Beijing que se transformó en un parque urbano”, recordó Gai Jianzhong, funcionario de la oficina de administración del parque.

Por más de 700 años, el eje ha servido como una espina dorsal en torno a la cual la otrora capital imperial se ha desarrollado. Hoy en día, ha pasado a ser una metrópolis moderna, mientras que los palacios reales, jardines y templos distribuidos por la histórica línea, gradualmente se convierten en parques o museos públicos, y abren sus puertas para las visitas de los ciudadanos.

A lo largo del tiempo, Beijing ha implementado una serie de medidas destinadas a conservar los toques tradicionales de este eje y de todo su patrimonio cultural, las cuales han incluido excavaciones arqueológicas, mejora de los entornos circundantes, protección y restauración de artefactos, y creación de exposiciones y productos digitales.

En el transcurso de la nominación para formar parte del patrimonio mundial –un proceso que duró más de 10 años– la capital del país logró preservar su riqueza patrimonial, establecer mecanismos coordinados de salvaguarda y mejorar los sistemas legales y normativos, detalló Deng Chao, funcionario de la Administración Nacional del Patrimonio Cultural.

“La inscripción del Eje Central de Beijing en el listado de la Unesco no es un final, sino un nuevo comienzo”, aseguró Deng.

Este éxito también ha suscitado el entusiasmo compartido de residentes locales y turistas.

“Los esfuerzos para proteger el eje han llevado a una mejor preservación de los estrechos callejones y patios tradicionales del viejo Beijing, salvaguardando así nuestros recuerdos de la infancia para que no se pierdan en medio del rápido desarrollo de la ciudad”, resaltó Zhang Wei, quien vive cerca de la línea monumental.

Para el sinólogo italiano Michele Ferrero, un habitante de Beijing desde hace más de una década, la bicicleta es su medio favorito para explorar el eje. “La fusión de lo antiguo y lo moderno que se observa en él es verdaderamente cautivadora. Me fascina experimentar el encanto de la cultura tradicional y el espíritu de orden tan apreciado por el pueblo chino”, ponderó.

De acuerdo con Reicher, de una candidatura exitosa al estatus de la Unesco se espera que traiga múltiples beneficios a la capital, como una mayor atención internacional, un reconocimiento más amplio de su valor histórico y ventajas económicas, ya que actúa como un imán para el turismo.

“Me gustaría mucho experimentar el eje en Beijing en persona”, manifestó.

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