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Un poco de nosotros en los Juegos Olímpicos | |
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7 de agosto de 2024. El equipo chino de natación sincronizada obtiene la medalla de oro en el Centro Acuático Olímpico de París. 10 de agosto de 2024. En la final general por equipos femeninos, las gimnastas rítmicas chinas ganan la presea dorada. Fotos de Xinhua ANTES de iniciarse los Juegos Olímpicos de París, la nadadora artística Feng Yu, quien fue la abanderada de la delegación china en la ceremonia de apertura, había adelantado algunos de los planes del equipo de natación sincronizada. “Esta vez, hemos agregado muchos elementos chinos a nuestra rutina, por lo que estamos muy expectantes”, señaló en aquella ocasión. En estos Juegos Olímpicos, la natación sincronizada, la gimnasia rítmica, el break dance y otros deportes integraron una serie de elementos chinos en sus respectivas rutinas de exhibición. De esta forma, el estilo chino pudo relucirse en París ante el mundo como una muestra más del legado cultural de nuestro país en la nueva era. Exhibición de nuestra cultura Si bien las tres rutinas del equipo chino de natación sincronizada fueron muy parecidas a aquellas presentadas en el campeonato mundial de la disciplina, la exhibición fue pulida significativamente en París. Uno de los aspectos más destacados fue, sin duda, el diseño de algunos elementos nacionales. “Los Juegos Olímpicos son un escenario global, por lo que es importante exhibir nuestra cultura en esta plataforma y mostrar lo más hermoso de China”, explicó la entrenadora en jefe Zhang Xiaohuan. De este modo, se incorporaron elementos chinos como el yongchunquan (también conocido en Occidente como wing chun, un arte marcial chino tradicional), el lanhuazhi (o “dedos en forma de flor de orquídea”, un gesto con la mano propio de las óperas y las danzas tradicionales chinas) y el jiaguwen (o las inscripciones en caparazones de tortuga y en huesos). Asimismo, dentro de las pruebas que demandaban habilidades grupales, las piernas de nuestras nadadoras representaban la forma del carácter chino shan (山), que significa “montaña”, lo cual fue aplaudido ampliamente por el público e hizo que el equipo chino se destacara por sobre el resto en términos de expresión artística. “Nuestro objetivo es esforzarnos para generar emociones en cada segundo. La natación sincronizada debe exhibir belleza artística y dificultad técnica”, sostuvo Zhang. Los nuevos trajes de baño personalizados de la delegación china hicieron gala de algunos de estos elementos característicos, tales como aquellos utilizados por Wang Liuyi y Wang Qianyi, que incorporaron hebillas de qipao (un tipo de vestido femenino tradicional) en su diseño. Del mismo modo, se utilizaron también como diseño rejas de ventanas tradicionales y aves fénix, como una muestra más del estilo chino. Por su parte, el equipo de gimnasia rítmica tampoco dudó en resaltar la cultura china. En la final general individual en esta disciplina, la gimnasta china Wang Zilu apareció con un traje que llevaba elementos de antiguos uniformes militares. Junto con la canción tradicional china Zuitaiping, el diseño fue integrado hábilmente en la coreografía del baile. En el ejercicio de mazas, Wang empleó la Música del príncipe de Qin rompiendo el frente enemigo, una pieza musical y una danza palaciega de la dinastía Tang (618-907). Además, Wang Zilu comenzó su exhibición y se despidió con el saludo baoquanli, conocido también como la “ceremonia del puño envuelto”, como si fuera una general. De esta manera, Wang mostró toda la belleza de Oriente. Delicadeza y grandeza En la final general por equipos femeninos, las gimnastas rítmicas chinas utilizaron con flexibilidad cintas y pelotas en la interpretación del tema Fengming Lingxiao, e imitaron hábilmente los movimientos de las bellas mujeres de la antigüedad que solían tocar el guzheng (un instrumento tradicional chino), para lo cual contaron no solo con el acompañamiento de este instrumento, sino también de la pipa, otro instrumento tradicional chino de cuerda pulsada similar a un laúd occidental. De esta forma, pudieron exhibir la diversidad y la apertura de las prósperas dinastías Han (202 a. C.-220 d. C.) y Tang, lo que sumergió a los espectadores en un viaje hacia el pasado. De hecho, en los anteriores Juegos Olímpicos de Tokio, el equipo chino de gimnasia rítmica ya había impresionado al público con las apsaras voladoras (figuras mitológicas de la antigua China). En París, no obstante, la puesta en escena fue aún más majestuosa, y reflejó la delicadeza del arte chino y la grandeza de su cultura. En la arena del break dance, la cultura china también estuvo en pleno despliegue. Qi Xiangyu incorporó elementos de las artes marciales tradicionales en algunos de sus movimientos. Además de la fuerza y flexibilidad que demostró en sus pasos de baile, en sus movimientos en el suelo, en sus movimientos de potencia y en sus movimientos de fotograma congelado, también incluyó elementos del kung-fu chino a mano alzada, como el zuiquan (o “boxeo del borracho”) y el taijiquan. Durante sus largas horas de arduo entrenamiento, Qi Xiangyu descubrió que tanto el break dance como las artes marciales requieren de habilidades similares, por lo que decidió incorporar ingeniosamente estos elementos a su rutina y fusionó así la cultura china y la occidental. Deng Yawen también se desempeñó maravillosamente en la competencia de ciclismo BMX de estilo libre. El 31 de julio, durante la ronda final femenina, la deportista china realizó el shenlong baiwei, un movimiento de arte marcial, después de haber obtenido la puntuación más alta (92,50) en la primera ronda. Esta acción con fuertes características chinas obtuvo innumerables aplausos. En la ceremonia, Deng también se recogió el cabello con una horquilla, con lo que hizo un guiño a la belleza clásica de las mujeres chinas. De este modo, la cultura china sirvió como una tarjeta de presentación en el escenario olímpico y como un vehículo para el aprendizaje mutuo entre civilizaciones. Inicialmente, se temía que al integrar elementos propios de la cultura china en las rutinas de natación sincronizada y gimnasia rítmica, los árbitros no entendieran lo que se estaba tratando de exponer. Por eso, en rutinas pasadas, los equipos chinos solían optar por la música occidental y por coreografías dentro de los márgenes tradicionales. Sin embargo, esto ya es cosa del pasado. Las rutinas presentadas en París se hicieron eco de diversos elementos de la cultura tradicional china y exhibieron la belleza de las dinastías Han y Tang, con lo cual se logró impulsar la creatividad y la innovación, pero sobre todo, el orgullo y la confianza de toda una nación. |
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