El café es tan importante para los brasileños que, aunque las personas desayunen una tostada de pan, un huevo frito o un jugo de naranja, la primera comida de la jornada se llama café da manhã (café de la mañana). 

Además de la vida cotidiana, los circuitos de producción y degustación de café son una tradición en Brasil, que ofrece a sus visitantes recorridos turísticos por las zonas cafeteras que combinan el encanto natural, la vida en el campo y el patrimonio histórico. 

Los primeros granos de café verde llegaron al norte de Brasil procedentes de la Guayana Francesa en 1727, cuando el cultivo de estos granos en los territorios cercanos dentro del cinturón cafetero empezó a ganar valor económico y reconocimiento. El clima tropical, cálido y húmedo de Brasil es la base de una próspera plantación de café. Si a esto se añade la estabilidad climática, es decir, estaciones largas con pocas variaciones meteorológicas, se obtiene una producción estable y fructífera. 

Los principales estados productores de café en Brasil son Minas Gerais, Sao Paulo, Río de Janeiro, Espírito Santo y Paraná. Todas estas regiones ofrecen opciones para visitar y experimentar los frutos del trabajo de una cadena de producción segura, sostenible y reconocida mundialmente. 

Minas Gerais 

La región que fue conocida como una de las principales proveedoras de oro y plata durante la colonia portuguesa, es ahora la principal productora de café de Brasil. Desde la capital del estado, Belo Horizonte, se pueden recorrer 450 kilómetros hasta la ciudad de Patrocínio, donde hay 958 productores que abren sus fincas para degustar los mejores cafés en todas sus variantes. Los turistas pueden vivir experiencias enriquecedoras al aprender no solo sobre las plantaciones y los procesos de cultivo de los granos, sino también al participar en experiencias gastronómicas armonizadas con la bebida, con trazos de la cultura y de Minas Gerais. Más cerca de la ciudad de Sao Paulo, se puede visitar la llamada “Rota do Café Especial”, en la localidad de São Lourenço, en medio del impresionante paisaje de la Serra da Mantiqueira, también conocida como “la montaña que llora” por la cantidad de cascadas y ríos que la atraviesan. 

Sao Paulo 

Es el estado más poblado y desarrollado de Brasil, adonde llega el vuelo de Air China con escala en Madrid, y fue el principal productor de café del país durante los siglos XVIII y XIX. En el interior de Sao Paulo –a entre 100 y 300 km de la capital, Sao Paulo–, una docena de antiguas plantaciones de café se han convertido en centros de turismo rural, con impresionantes edificios centenarios de estilo portugués donde se alojan los viajeros. Localidades como Bananal, Cajuru, Itatiba, Monte Alegre do Sul y Serra Negra forman parte del Valle del Café, donde, en medio de la belleza del campo y las colinas, se conserva el legado del esplendor de la época en que el grano de café era llamado “oro negro”. 

Río de Janeiro 

A tres horas en auto de la maravillosa ciudad de Río de Janeiro, la región del Vale do Paraíba Sul –situada entre los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro– también cuenta con atractivos para los amantes de la famosa bebida. El Vale do Café, que abarca las ciudades de Vassouras, Barra do Piraí, Mendes, Paty do Alferes y Paraíba do Sul, ofrece alojamiento en haciendas históricas, degustaciones y visitas a cafetales, iglesias, museos y senderos que desempeñaron un papel importante en la producción y distribución del producto. 

Paraná 

Este estado meridional, famoso por albergar las cataratas del Iguazú, es también un importante productor de café. Y cuenta con un circuito turístico en las ciudades productoras de Londrina, Santa Mariana y Ribeirão Claro. Por el camino, algunos productores abren las puertas de sus fincas para mostrar a los visitantes el proceso de cultivo del grano, incluyendo recorridos por los campos, la recolección, el secado del producto y, finalmente, la degustación, el momento más esperado. 

Datos relevantes 

China tiene un potencial de más de 300 millones consumidores de café y un mercado valorado en 886 millones de dólares por año, según cálculos de la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex-Brasil). 

Uno de los atractivos con más potencial en el país asiático es la producción sostenible, un mercado en el que Brasil es líder mundial, según datos de la Plataforma Global del Café. 

Los ‘cafés diferenciados’, con calidad superior o certificaciones de prácticas sostenibles, representaron el 18,1 % de las exportaciones totales brasileñas en 2024, con un crecimiento del 31,2 % en comparación con 2023. 

Aunque China apareció en la decimocuarta posición, con 939.087 sacos, Brasil ya es su principal proveedor y tiene perspectivas de seguir creciendo. Según Euromonitor, el mercado chino de café verde crecerá, en media, un 5 % hasta 2028. 

Especial para turistas: Cómo pedir un café en Brasil 

La infusión es un baluarte histórico, económico y cultural del país, pero conviene conocer los códigos locales, 100 % brasileños. Cuando un visitante llega a casa de un brasileño, siempre es recibido con la misma pregunta: “¿Le apetece un cafecito?”. Sin embargo, las opciones son muy variadas.  

Americano o carioca: Café liviano, acuoso, con una concentración de unos 25 a 35 ml de café por cada 20 ml de agua. 

Coado (colado): Es el tradicional café hervido y servido tras pasar por un colador de tela o filtro de papel. Es suave y aromático. Es el más consumido en las casas y en muchos bares especializados en cafés distintivos. 

Com leite: Puede ser el café filtrado con leche caliente o el expreso con leche evaporada, que resulta en más o menos la misma proporción entre los ingredientes. Tradicionalmente, se toma en el desayuno o la merienda. 

Café duplo: Café fuerte, con más cuerpo que un expreso. 

Expresso: Fuerte, de máquina, cada vez más popular por la proliferación de las cafeteras portátiles y de cápsulas. También se conoce como “café curto”, ya que ocupa de 25 a 35 ml de la taza estándar de 50 ml. 

Longo: Se hace en la máquina de expreso, pero es más aguado. 

Media: Es una mezcla de leche con café expreso, más una fina capa de espuma de leche. En muchos lugares es sinónimo del clásico café con leche. 

Pingado: Leche con un toque de café. Es muy popular en los bares, panaderías y cervecerías, usualmente servido en vasos largos. La proporción de leche y café es variable según el lugar. Por eso, es mejor estar atento para obtener la cantidad deseada según el gusto personal. Cuidado: en algunos bares ya se sirve azucarado.