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La “Gran Muralla” antártica de China: 40.° aniversario del hito de su fundación | |
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El 20 de febrero, China conmemora un nuevo aniversario de la fundación de su primera base antártica denominada Gran Muralla, la cual fue construida en la isla 25 de Mayo perteneciente al archipiélago Shetland del Sur del continente antártico. En estos 40 años de presencia activa e ininterrumpida, el gigante asiático ha logrado consolidar su presencia en la Antártida y alcanzar una variedad de hitos de escala mayor que la posicionan como un actor preeminente. Para China, la Antártida o Nanji (南极), una palabra compuesta por dos caracteres (y que significa “extremo sur”), pertenece al patrimonio común de la humanidad, por lo cual todos los Estados deben tener derecho a participar de su gobernanza. Según esta concepción, dado el carácter de territorio “res nullius” (“cosa de nadie”) que le otorga el Sistema del Tratado Antártico (STA), la presencia sostenida en el tiempo, la inversión en investigación científica y el desempeño de la diplomacia a nivel institucional son cuestiones por considerar en cuanto al tipo de liderazgo que ejerce un Estado en la gobernanza de la Antártida, siempre actuando acorde al marco institucional y la normativa vigente del mencionado STA. Para Ruan Jianping, profesor de la Escuela de Política y Gestión Pública de la Universidad de Wuhan, la Antártida es un escenario donde se amalgaman acciones de juegos geopolíticos y gobernanza global, y cuyo catalizador es el STA, gracias al cual se logra estabilidad y equilibrio de su coexistencia. Sin embargo, el autor señala que a medida que se profundiza el desarrollo económico y tecnológico, se identifican ciertas limitaciones de este sistema legal. La historia del origen de la política antártica china se remonta a la segunda mitad del siglo XX, cuando luego de algunos antecedentes frustrados para el envío de científicos a la Antártida, entre 1979 y 1980 dos científicos chinos se sumaron a la Expedición de Investigación Antártica Australiana. Posteriormente, en 1981, China envió dos observadores a la reunión del Comité Científico de Investigación Antártica en Nueva Zelanda. Y ese mismo año se estableció el Comité Estatal para Expediciones Marítimas, con el fin de coordinar la investigación antártica, a nivel nacional. Mediante la experiencia en comunicación y diplomacia de los altos funcionarios que formarían parte de este nuevo organismo, se comenzó a entablar una cooperación con otros Estados antárticos que tenían la capacidad de brindar apoyo a los científicos chinos. Esta naciente diplomacia antártica china logró la participación efectiva de 35 de sus más prestigiosos científicos en campañas antárticas para 1983. El 8 de junio de aquel año, China se convirtió en Estado signatario del Tratado Antártico, del cual sería parte de su estatus consultivo y participaría de su primera reunión en Australia con el resto de los Estados miembros. En 1984, se iniciaron las expediciones anuales chinas hacia el continente y comenzó la prospección para la instalación de la primera base científica antártica. Luego de negociaciones fracasadas para su instalación en la zona del mar de Ross con ayuda del Gobierno de Nueva Zelanda, se terminó inaugurando el 20 de febrero de 1985 la estación Gran Muralla en la isla 25 de Mayo, localizada en la Antártida Occidental. Desde entonces, ya asentado en el continente frío, el Gobierno ha planificado y ejecutado exitosamente sus programas antárticos, consolidando el liderazgo chino en asuntos antárticos. A modo de ejemplo, luego de varios intentos fallidos, el 18 de enero de 2005 un equipo de exploradores chinos llegó al pico de Domo A, más conocido como Domo Argus. Su altitud de 4093 metros sobre el nivel del mar y su latitud lo convierten en uno de los lugares más fríos del mundo. Durante la mitad del invierno, la temperatura puede descender por debajo de los -90 °C y, debido a la temperatura extremadamente fría, el aire casi no contiene vapor de agua. Por ello, es ideal para la instalación de sistemas de comunicación y de observación espacial. Tal es así que mediante el arribo exitoso de telescopios especiales a la base Kunlun (instalada en la región en 2009), los resultados de distintas investigaciones desarrolladas por China han posicionado su astronomía a la vanguardia a nivel mundial. Más reciente en el tiempo, en febrero de 2024, China culminó la construcción e inauguró su quinta base ubicada en la isla Inexpresable, en el mar de Ross. Bautizada como Qinling, en honor a una prominente cordillera en el centro del país, la base cuenta con una capacidad para albergar hasta 80 personas en verano y 30 en invierno, y se encuentra operativa durante todo el año. A modo de reflexión final, podemos señalar que en la actualidad, China ejerce una diplomacia antártica asertiva basada en una estrategia omnidireccional, la cual además de seguir promoviendo la construcción de infraestructura crítica para el desarrollo de investigaciones científicas, propone modelos y mecanismos de gestión para la gobernanza antártica. *Martín Rafael López es especialista en Estudios Chinos (Universidad Nacional de La Plata) y profesor de Relaciones Internacionales (Universidad Católica de La Plata). |
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