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Dos enfoques en la estrategia de modernización | |
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2 de julio de 2024. Muelle de contenedores en el puerto de Rizhao, en la provincia de Shandong. 30 de mayo de 2024. Niños practican la danza del dragón en una guardería infantil de la ciudad de Wenling, provincia de Zhejiang. Fotos de Xinhua DESDE 1978, la política china de Reforma y Apertura ha sido fundamental para impulsar a la nación hacia grandes logros. El particular camino de desarrollo adoptado ha prosperado gracias a un sistema y una serie de mecanismos que se han ido perfeccionando y reforzando continuamente a través de las reformas en curso. Hoy, el país entra en una nueva etapa de modernización con peculiaridades chinas. En los últimos 46 años, la evolución de las reformas institucionales de China puede ser clasificada según dos enfoques principales: uno orientado al desarrollo y otro orientado a la gobernanza. Estos dos enfoques han coexistido desde 1978, con un cambio en el equilibrio después de 2013. La fase inicial de las reformas orientadas al desarrollo comenzó con la tercera sesión plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) en 1978. El cambio hacia un equilibrio entre las reformas orientadas al desarrollo y las reformas orientadas a la gobernanza se inició con la tercera sesión plenaria del XVIII Comité Central del PCCh en 2013. Gestionar eficazmente la relación entre el desarrollo y la gobernanza es esencial para la estrategia china de rejuvenecimiento nacional, que busca alcanzar tanto el desarrollo como la estabilidad en medio de cambios globales sin precedentes. Además, la gestión entre ambos desempeña un papel fundamental en la materialización de la modernización china. Dos hilos conductores Al inicio de la Reforma y Apertura, las fuerzas productivas de China estaban por debajo del nivel de desarrollo. En consecuencia, al principio se centró la atención en las reformas orientadas al desarrollo, con el objetivo primordial de desencadenar y potenciar dichas fuerzas. Esto implicaba estimular las entidades de mercado, acelerar el crecimiento económico y mejorar tanto el nivel de vida de la población como la pujanza económica de la nación. Las medidas clave de este primer periodo de reformas incluyeron reformas rurales que comenzaron a finales de la década de 1970, seguidas por la revisión de las empresas estatales y los ajustes del sistema de precios a principios de la década de 1980. Estas reformas pretendían facilitar la transición de una economía predominantemente controlada por el Estado, o una economía planificada, a una que incluyera más mecanismos de mercado. La tercera sesión plenaria del XIV Comité Central del PCCh, celebrada en 1993, marcó un cambio al proponer el establecimiento de una economía de mercado socialista, en la que el mercado se encargaba de desempeñar un papel fundamental en la asignación de recursos bajo el macrocontrol del Estado. Este enfoque se enfatizó aún más durante la tercera sesión plenaria del XVI Comité Central del PCCh en 2003, que propuso ampliar el rol básico del mercado en la distribución de recursos. Las medidas de reforma durante este periodo se centraron principalmente en establecer y perfeccionar la economía de mercado socialista. El objetivo era estimular la motivación de la población, las empresas y los gobiernos locales, liberar y desarrollar las fuerzas productivas, y fomentar un crecimiento económico sostenido y robusto. Paralelamente, se llevaron a cabo reformas relacionadas con la gobernanza para abordar cuestiones vitales que surgieron en distintos momentos. Por ejemplo, la quinta sesión plenaria del XIII Comité Central del PCCh en 1989 pretendía rectificar el orden económico y gestionar las perturbaciones en los sectores de la producción, la construcción y la distribución. Al tiempo que se avanzaba continuamente en las reformas orientadas al desarrollo, surgió un énfasis en la modernización del sistema de gobernanza nacional y sus capacidades. Este cambio tenía como objetivo proporcionar marcos institucionales sólidos en pos de la construcción de un país socialista moderno. En 2013, la tercera sesión plenaria del XVIII Comité Central del PCCh adoptó una decisión sobre las principales cuestiones relativas a la reforma integral y dio máxima prioridad a las reformas orientadas a la gobernanza. Este documento amplió el alcance de las reformas orientadas a la gobernanza, al establecer el objetivo global de una reforma integral para mejorar y desarrollar el socialismo con peculiaridades chinas y avanzar en la modernización del sistema y las capacidades de gobierno de China. Con un enfoque en múltiples sectores, como la economía, la política, la cultura, la sociedad, la ecología, la defensa nacional, el ejército y el gobierno del Partido, la decisión subrayaba el carácter central de la reforma del sistema económico en el marco de la reforma integral. La tarea clave era encontrar el equilibrio óptimo entre los papeles del Gobierno y del mercado, al asegurar que el mercado desempeñara un papel decisivo en la asignación de recursos, mientras que el Gobierno realizaba mejor sus funciones reguladoras. El cambio hacia un énfasis equitativo en las reformas orientadas al desarrollo y a la gobernanza se basó tanto en demandas reales como en orientaciones teóricas. Tras más de 30 años de reformas orientadas al desarrollo, abordar los problemas que habían surgido se convirtió en un imperativo de la sociedad y en un aspecto inevitable de la estrategia de gobernanza del Partido. Por ejemplo, la erradicación de la pobreza, un gobierno basado en el Estado de derecho, la consecución de la prosperidad común y la sostenibilidad medioambiental requerían de atención urgente. La superación de estos obstáculos no solo era necesaria para hacer realidad el objetivo de una sociedad moderadamente próspera, o xiaokang en chino, sino también para avanzar en el proceso de modernización de China. En la actualidad, el desarrollo de alta calidad requiere tanto de reformas orientadas al desarrollo como de reformas orientadas a la gobernanza. Estas reformas duales son necesarias para sostener el crecimiento y mejorar la eficacia reguladora, al garantizar un progreso equilibrado tanto de la economía como del gobierno. Las reformas en la nueva etapa El desarrollo y la estabilidad son las dos tareas fundamentales del programa de modernización, y para su avance es clave que la relación entre ambas sea gestionada de la manera correcta. El objetivo de la reforma en la nueva etapa es proporcionar garantías institucionales para el camino chino hacia la modernización. Liberar y desarrollar fuerzas productivas y proporcionar capacidades de gobernanza acordes con el Estado moderno siguen siendo los dos hilos conductores de la reforma. Reforzar las reformas orientadas al desarrollo sigue siendo vital mientras el país avanza en su camino de modernización en dos fases. El objetivo de la primera fase es alcanzar un PIB per cápita en 2035 en consonancia con el de los países moderadamente desarrollados. Actualmente, el escenario global presenta una complejidad y una incertidumbre crecientes, exacerbadas por las secuelas económicas de la pandemia de COVID-19, que duró tres años, y los ajustes estructurales de ciclo largo en curso. Estos factores han debilitado el impulso de crecimiento de China, al ejercer una presión sobre el mantenimiento del desarrollo a largo plazo. Para hacer frente a estos retos, la Conferencia Central de Trabajo Económico anual de diciembre de 2023, en la que se esbozó la agenda económica para los 12 meses siguientes, subrayó la necesidad de impulsar los motores internos de crecimiento. China debe promover una reforma más profunda y una apertura de alto nivel para aumentar la productividad y la vitalidad económica. El Gobierno central también ha propuesto el concepto de “nuevas fuerzas productivas de calidad”, que se refiere a una productividad mejorada que va más allá de los modelos tradicionales de crecimiento económico y de las vías de desarrollo de la productividad. Estas fuerzas hacen hincapié en las soluciones de alta tecnología, la eficiencia y la calidad, en consonancia con los principios de la filosofía de desarrollo de alta calidad de China. *Jiang Xiaojuan es presidenta de la Sociedad China de Economía Industrial y profesora de la Facultad de Economía de la Universidad de la Academia China de Ciencias Sociales. |
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