Estas últimas semanas han sido muy significativas para la política exterior china. Comencemos por destacar la exitosa gira que el presidente Xi Jinping cumplió del 5 al 10 de mayo por Francia, Serbia y Hungría, en el que fue su primer viaje a Europa después de casi cinco años. Como suele decirse en español, mucha agua ha corrido bajo el puente en este último quinquenio, pero si algo no ha variado ha sido la voluntad pacífica de China de querer ver un mundo sin absurdas confrontaciones de bloques y en el que se respeten los procesos de desarrollo emprendidos por cada país. Ese fue el mensaje que el presidente Xi llevó a París, Belgrado y Budapest, donde fue recibido calurosamente y donde recordó que Europa es, ante todo, un socio importante en el camino hacia la modernización china.
Si bien el viaje del presidente Xi reafirmó el lazo entre China y Europa, la relación con América Latina también alzó vuelo. Como destacamos en esta edición de China Hoy, en solo unos días, entre el 28 y 30 de abril, los cancilleres de Bolivia, Perú y Argentina estuvieron en Beijing, donde se reunieron con el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, en una muestra del alto nivel que el diálogo político ha alcanzado en un año importante: cuando se cumple el décimo aniversario del Foro China-CELAC. Podrá cambiar la política interna de los países latinoamericanos, pero cada vez es más evidente que el buen desarrollo de la relación con China es un asunto de Estado para todos ellos.
Una buena relación política genera una buena relación comercial, como lo prueba el hecho de que el 1 de mayo haya entrado en vigencia el tratado de libre comercio entre China y Ecuador. El acuerdo convierte al país del Cotopaxi, del Chimborazo y de las Galápagos en nuestro quinto socio comercial de este tipo en la región, tras Chile, Perú, Costa Rica y Nicaragua. De este modo, el 60 % de las mercancías que se comercializan entre China y Ecuador disfruta ya de un arancel cero, y el 90 % lo disfrutará con el paso del tiempo.
Pero ahí no acaban las buenas noticias. Tras los duros años a causa de la pandemia de COVID-19, la conexión aérea con América Latina comienza hoy a restablecerse a una velocidad sorprendente. Air China acaba de reanudar tanto la ruta aérea Beijing-Madrid-Sao Paulo como la vía Beijing-Madrid-La Habana, mientras que China Southern Airlines ha inaugurado una ruta directa entre la ciudad china de Shenzhen y la Ciudad de México. De nada sirve que las mercancías puedan viajar libremente, si las personas no pueden hacerlo. Por ello, China se enorgullece de estos vuelos que la unen más con América Latina, y agradece profundamente la decisión tomada por el Gobierno cubano de eximir del requisito de visado para los ciudadanos chinos.
Contrario a lo que reza la frase, en la relación sino-latinoamericana el cielo no es el límite. Nuestros lazos van mucho más lejos. Y testigo de ello es la cooperación en el ámbito espacial, un tema que abordamos también en este número de China Hoy y cuyos avances pudieron ser analizados durante el primer Foro de Cooperación Espacial entre China y los Países de América Latina y el Caribe, realizado en abril en la ciudad de Wuhan. China y la región latinoamericana mantienen una cooperación de larga data en este sector. Basta recordar que en 1999 se lanzó el primer satélite de recursos terrestres China-Brasil–el primer satélite desarrollado conjuntamente por China y otro país–, y en 2008 y 2012 se hizo lo propio con un satélite de comunicaciones y otro de teledetección de Venezuela, y en 2013 con un satélite de comunicaciones de Bolivia.
Desde los importantes actos de la diplomacia presidencial, pasando por los acuerdos comerciales y la conectividad aérea, hasta la cooperación en el espacio, todo ello demuestra la intención de China de avanzar hombro a hombro con otros países en impulsar una reactivación económica a través de la apertura, la tolerancia y el respeto. Hace unos años, el Gobierno ecuatoriano lanzó la frase: “Más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador”. Hoy tomamos prestada esta frase para transmitir nuestro deseo de tender puentes y abrir caminos. El tiempo para las confrontaciones ya se ha terminado.
