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“China está liderando la Cuarta Revolución Industrial” | |
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Ruvislei González Sáez. Foto cortesía del entrevistado
24 de octubre de 2023. Un obrero trabaja en la cubierta de un dique flotante chino entregado ese día por China National Machinery Import & Export Corporation, en el puerto de La Habana, Cuba. Xinhua DURANTE las Dos Sesiones celebradas en Beijing entre el 4 y 11 de marzo, los conceptos de desarrollo de alta calidad y de nuevas fuerzas productivas de calidad se convirtieron en los temas de mayor interés. En entrevista con China Hoy, Ruvislei González Sáez, investigador y profesor titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional de Cuba, habló sobre ambos conceptos y su impacto en América Latina y el Caribe. China Hoy (CH): China ha experimentado un cambio sostenido en el proceso de desarrollo desde una economía tradicional a una de alta calidad. En su opinión, ¿cuáles son las principales características que han impulsado a la economía china en la nueva era? Ruvislei González Sáez (RGS): China ha estado experimentando cambios profundos en los últimos años que impactan directamente sobre la economía nacional y global. En este sentido, no se puede dejar de mencionar el rol del XIV Plan Quinquenal (2021-2025), que tiene el propósito de profundizar la estrategia del cambio del modelo de crecimiento económico del país, enfocado en las exportaciones, a uno de circulación dual y de consumo interno en el mediano plazo. Sin dudas, la innovación y la profundización de la inversión en I+D han conducido al incremento de nuevas fuerzas productivas de calidad en función del logro del desarrollo de alta calidad. Otorgarles prioridad a la ciencia, la tecnología y la innovación constituye un punto determinante que ha impulsado a la economía china en la nueva era. Añádase el énfasis en la promoción del consumo interno como forma de dinamización en momentos de crisis, de pandemia, pero como una necesidad que ha estado vinculada con otras políticas, incluidas las del incremento de los ingresos. Para ello también es importante apoyar más el empleo doméstico o incluso mediante las empresas en el exterior. CH: ¿Qué impacto cree que el cambio desde una China centrada en las industrias intensivas en mano de obra a una economía más sostenible y tecnológica tendrá para los países de América Latina y el Caribe? RGS: Si bien debe ser avanzando en su modernización, lo cierto es que China se encuentra en una etapa en la que ya requiere poner las nuevas tecnologías creadas al servicio de una etapa de desarrollo superior y de manera más sostenible. Este cambio de actitud por parte de China ofrece oportunidades para América Latina y el Caribe. Los impactos, sin dudas, son positivos y ellos han generado incluso un cambio en la matriz de las inversiones del país asiático en la región latinoamericana y caribeña, puesto que sus inversiones, centradas en el sector extractivista, comenzaron a dirigirse hacia sectores de energía eléctrica, autos eléctricos e incluso en el desarrollo de la producción de hidrógeno. China incluyó por primera vez el desarrollo del hidrógeno como fuente de energía limpia. China es un actor importante al apoyar a América Latina y el Caribe en el desarrollo de fuentes de energías renovables. Particularmente, Cuba ha sido uno de los países que se ha beneficiado de esta cooperación con China, y también otros países del área como Argentina, Ecuador, Venezuela, Brasil, Bolivia, Costa Rica, México, entre otros. Tales cambios en China podrían generar nuevas oportunidades en las relaciones comerciales que podrían condicionar no solo exportaciones chinas con mayor valor agregado y posibles transferencias de tecnologías, sino también la oportunidad para que la región repiense su modelo de desarrollo. Países como Chile, Colombia y Uruguay están incorporando el desarrollo del hidrógeno y puede ser una forma de cooperación con China en la que se puede lograr el mutuo beneficio y, a la vez, contribuir a la estrategia global de la neutralización de carbono para 2060. Lo importante en este proceso indudablemente es el desarrollo sostenible, dada la necesidad de altos niveles de agua que se requieren y, para ello, es importante la cooperación que permita no poner en peligro recursos vitales como este. CH: Las nuevas fuerzas productivas de calidad son un camino necesario hacia el desarrollo de alta calidad, por lo que es necesario integrar recursos científicos y tecnológicos para liderar el desarrollo de industrias emergentes en el futuro. China y América Latina y el Caribe han mantenido una cooperación a lo largo del tiempo en muchas áreas tradicionales, como agricultura, manufactura, minería, infraestructura, entre otras. ¿Qué cambios y oportunidades cree que traerá este nuevo modelo industrial de alta tecnología con valor añadido? RGS: China es un país que está liderando las transformaciones de la Cuarta Revolución Industrial y eso tiene que ver con su modernización. Estas transformaciones pueden conducir a la percepción contradictoria de los modelos de China con América Latina y el Caribe, centrada en el impulso de negocios vinculados a la agricultura, minería, infraestructura que es necesaria en la región en todos los sentidos. El Caribe necesita una mayor interconexión aérea, mientras que Sudamérica y Centroamérica requieren vías férreas. Hoy no existe un gran proyecto que conecte por ferrocarril a los países sudamericanos del Atlántico y del Pacífico para llegar a China. Esas son oportunidades que se abren y que la región debe entender, siempre evaluando los costos ambientales y la conservación de los ecosistemas. Con este nuevo modelo de desarrollo de China, el país demandará y ofertará productos con mayor calidad, así como con mayor valor agregado, lo que abre espacios para profundizar las transformaciones en los modelos de las economías latinoamericanas y caribeñas que conduzcan a poder profundizar las transformaciones en los marcos de la Cuarta Revolución Industrial. A la vez, permite abrir un camino en el relacionamiento China-América Latina y el Caribe en sectores no tradicionales. CH: La búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo y la modernización del modelo industrial darán lugar a una mayor competencia en el mercado chino. ¿Cree que América Latina y el Caribe estén preparados para este cambio? ¿Se puede esperar una mayor presencia de inversores y empresas de la región en el mercado chino? RGS: En la misma medida que se eleve con el cambio de modelo una mayor demanda, China no podrá responder a esta de por sí sola. Si hoy se manifiesta en relación con la gran demanda de empleo, también hay que hacer referencia a la gran demanda de productos para el consumo. Ello abre una gran oportunidad para que países latinoamericanos y caribeños inviertan en el país, pero también analicen cuáles son las necesidades actuales y las que podrían variar en el futuro. La región latinoamericana y caribeña requiere de inversiones hacia lo interno en gran medida, por lo que aún no está preparada. Sin embargo, existen potencialidades para importantes empresas de determinados sectores de Brasil, México, Argentina, Chile, incluso de algunos no tan grandes que han abierto espacios en el mercado chino, como Uruguay o Cuba, en diferentes sectores como el agroalimentario, el turismo, la biotecnología, etc. CH: Este año marca el décimo aniversario del Foro China-CELAC y el 64.o aniversario del establecimiento de relaciones exteriores entre China y América Latina y el Caribe. Bajo este contexto, ¿cree que sea posible para China y la región construir un modelo sostenible de desarrollo de alta calidad en conjunto? RGS: Este año marca el 64.º aniversario de las relaciones de China con América Latina y el Caribe, y es precisamente Cuba quien abre esas relaciones y está dispuesta a seguir profundizándolas y apoyar el acercamiento de la región con Beijing. Los tratados de libre comercio de la región con China, que sin dudas seguirán incrementándose, tienen una connotación diferente a las que otros actores han querido establecer en el área: buscar el acceso a los mercados, especialmente a partir de la necesidad del incremento de las importaciones chinas. Tener en cuenta las diferencias de tamaños de las economías y evaluar las posibilidades de no dañar a los productores nacionales, sin dudas, son elementos que deben ser considerados. Hoy China promueve una política de sostenibilidad ambiental y en ese rumbo se encamina con acciones más amigables con el medio ambiente, así como con la evaluación de los impactos ambientales de cada proyecto. Esto es importante para el fortalecimiento del desarrollo conjunto de las relaciones económicas entre ambas partes. Bajo el mecanismo China-CELAC se puede avanzar no solo hacia las negociaciones de acuerdos comerciales, aunque persisten algunos inconvenientes en conjunto, especialmente con países de Centroamérica y el Caribe, sino también hacia una cooperación hacia el desarrollo de alta calidad. En el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que cuenta ya con 22 países de la región como miembros, debería evaluarse un mecanismo regular de consulta entre todos ellos y China, el cual puede devenir en el análisis de propuestas concretas, así como en el intercambio para el desarrollo conjunto de la transformación energética hacia 2060 por parte de ambas partes, en el enfrentamiento al cambio climático, en la promoción cultural y turística, y en la creación de infraestructuras para el mutuo beneficio. China comparte con la CELAC el foro de partidos políticos, de tanques pensantes, de sociedades civiles, de jóvenes políticos, entre otros, que permiten lograr un mejor entendimiento entre ambas civilizaciones. Es posible un modelo sostenible de desarrollo conjunto, pero debe lograrse primero la voluntad de todas las partes. China ofrece un camino de prosperidad para América Latina y el Caribe y no debe desaprovecharse el momento. |
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