ALLÁ por la década de 1970, el público latinoamericano vibraba con las películas de Bruce Lee. El actor chino-estadounidense, ícono de las artes marciales, era sinónimo de éxito en la taquilla gracias a cintas como Operación dragón o El regreso del dragón. Sin embargo, lo que quizá muchos no sepan es que el nombre chino de Bruce Lee es Li Xiaolong, en el que Li (李) es su apellido paterno, mientras que su nombre, Xiaolong (小龙), quiere decir “pequeño dragón”. Esto se debe al hecho de que Bruce Lee nació en 1940, considerado como el Año del Dragón según el horóscopo chino.
Así como 1940, este 2024 marca el regreso del dragón, un animal mítico muy especial no solo por ser uno de los símbolos de la nación china, sino también por representar la diversidad y la inclusión al ser una combinación de diferentes criaturas. De acuerdo con la astrología china –a la que se le calculan unos 5000 años de historia–, cada año está regido bajo la influencia de uno de los doce animales del horóscopo chino: la rata, el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la cabra, el mono, el gallo, el perro y el cerdo.
De hecho, una de las leyendas más populares cuenta que el Emperador de Jade, gobernante del cielo según la mitología china, organizó una carrera de animales para decidir cuáles entrarían en el zodiaco. Doce de estos animales llegaron en el orden que aquí hemos escrito. A todos ellos se les otorgó un año, a fin de que le pusieran su nombre y le imbuyeran su energía. Por eso, la tradición dice que todas las personas nacidas bajo el mismo signo están dotadas con los mismos rasgos de carácter y potencialidades.
Sin embargo, más allá de leyendas y creencias, lo cierto es que el Año del Dragón traerá consigo este sábado 10 de febrero el inicio del Año Nuevo Lunar, o la esperada Fiesta de la Primavera, el festival tradicional más antiguo e importante de la cultura china. Por ello, China Hoy ha preparado una edición para explicar la importancia que una fecha como esta tiene tanto dentro como fuera de nuestro país. Si bien en China la fecha es un momento para la reunión familiar, cada vez son más las celebraciones que ocurren también en todos los rincones de América Latina, en una muestra más de que nuestra familia –la familia de la Fiesta de la Primavera– ha superado lenguas, credos y fronteras.
En diciembre pasado, por ejemplo, en el Museo Nacional de Arte Oriental en Buenos Aires se realizó una visita guiada sobre el significado, origen y simbolismo de los animales reales y fantásticos en el arte chino. En enero, la exposición “Simbiosis del zodiaco chino” estuvo abierta en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Tocumen, en la Ciudad de Panamá. Del mismo modo, en Chile ya comenzaron los carnavales en ciudades como Santiago y Viña del Mar para darle la bienvenida al dragón, mientras que en la Ciudad de México se celebra ya el Festival Cultural del Año Nuevo Chino 2024, gracias al esfuerzo del Centro Nacional de las Artes y la Embajada de China en México.
Aquí cabe resaltar también la grata noticia que el pueblo chino recibió el 22 de diciembre pasado, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió incluir de manera oficial el Año Nuevo Lunar como un día feriado dentro del calendario de conferencias y reuniones de la ONU a partir de este 2024.
Todos estos reconocimientos nos hacen pensar en la importancia de las tradiciones. En una época marcada por la interconexión y la inmediatez, y en la que hay mucha discusión sobre la identidad, no son pocos quienes sostienen que la globalización conduce al fin de las diferencias culturales y al comienzo de la similitud global. Sin embargo, como postula el investigador finlandés Pertti Anttonen, globalización y preservación de la cultura tradicional no son conceptos que antagonizan, sino más bien dos aspectos de un mismo desarrollo.
Desde China Hoy, donde creemos tanto en la globalización como en la tradición, les deseamos una cálida Fiesta de la Primavera, con la esperanza de que todas las civilizaciones sepan vivir en armonía y prosperar juntas. Feliz Año del Dragón.
