Con el pintoresco telón de fondo del Jardín Filoli en el estado estadounidense de California, el miércoles, una reunión de suma importancia captó la atención del mundo.

En un encuentro trascendental, el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, tuvieron su primera reunión cara a cara desde su apretón de manos en Bali, Indonesia, el año pasado.

Los dos jefes de Estado profundizaron en temas estratégicos y dominantes que son críticos para el rumbo de las relaciones entre China y Estados Unidos y sobre cuestiones importantes que afectan la paz y el desarrollo mundiales.

La diplomacia de jefes de Estado es la brújula y el ancla de las relaciones entre China y Estados Unidos. Los dos países, así como el resto de la comunidad internacional, observan con ojos expectantes el encuentro Xi-Biden.

Las relaciones bilaterales China-EE. UU., las más importantes del mundo en su tipo, han seguido avanzando en medio de altibajos.

Para dos países grandes como China y Estados Unidos, darse la espalda mutuamente no es una opción. No es realista que una parte pueda remodelar a la otra, y el conflicto y la confrontación tienen consecuencias insoportables para ambas.

La competencia entre los grandes países no es la tendencia predominante en los tiempos actuales y no se pueden resolver así los problemas que enfrentan China y Estados Unidos, o el mundo en general.

El planeta Tierra es lo suficientemente grande para que los dos países tengan éxito, y si un país progresa, esto significa una oportunidad para el otro.

Siempre que se respeten mutuamente, coexistan en paz y busquen una cooperación beneficiosa para todos, China y Estados Unidos serán plenamente capaces de superar las diferencias y encontrar la manera correcta de llevarse bien.