3 de abril de 2024. En una cocina compartida, vecinas de la aldea de Tuankou, en la ciudad de Hangzhou, provincia de Zhejiang, preparan qingtuan, una comida típica del Festival Qingming.

22 de noviembre de 2024. Trabajadoras preparan comida en un centro de servicios para los adultos mayores en el poblado de Donghua, ciudad de Dongting, provincia de Gansu. Fotos de Xinhua

Desde mediados de la década de 2010, la economía compartida se ha extendido por toda China, lo que ha permitido la creación, producción, distribución, comercialización y consumo compartidos de bienes y servicios. Ahora, el modelo se ha expandido más allá de las bicicletas y las baterías portátiles a sectores más esenciales para la calidad de vida. Las cocinas compartidas han surgido para satisfacer hoy en día la creciente necesidad de la gente de alimentos de calidad y servicios rápidos en múltiples escenarios.

Una cocina compartida se refiere a un espacio de cocina común con equipo estándar al que se puede acceder y utilizar conjuntamente. En los hospitales, por ejemplo, estas cocinas se han convertido en un punto de apoyo para los pacientes y sus familias que los atienden.

Servicio al público

“Mi madre estuvo hospitalizada casi seis meses el año pasado, y dependí de la cocina compartida del hospital para preparar todas sus comidas de rehabilitación”, declaró al semanario Beijing Review Chen Kang, residente de Shanghai. “Dado que su estado de salud requería un bajo consumo de azúcar, aceite y sal, la comida para llevar no era la opción ideal, así que cocinaba para ella la mayor parte del tiempo. Creo que la cocina compartida fue fundamental para que se recuperara más rápido y le dieran de alta antes”, aseguró.

“El espacio estaba equipado con fregaderos, cocinas de inducción, campanas extractoras y microondas; todo excepto ingredientes y utensilios, que se podían conseguir en el supermercado situado a 15 minutos a pie del hospital. Se sentía como cocinar en casa”, añadió.

“Como hospital especializado en hematología que atiende a pacientes de todo el país con ciclos de tratamiento prolongados, ofrecemos cocinas compartidas para ayudar a reducir los gastos de manutención y, al mismo tiempo, satisfacer mejor las necesidades dietéticas específicas de los pacientes durante el tratamiento”, señaló Qiao Li, jefa de Servicios al Paciente del Hospital Boren de Beijing, al portal de noticias Lifetimes.cn. “El factor clave del éxito reside en la gestión estandarizada, que incluye el mantenimiento de los equipos y la supervisión de la seguridad”.

Instancias conmovedoras

Las cocinas compartidas en los hospitales surgieron en todo el país a mediados de la década de 2010 gracias al fomento de políticas. En 2016, el Consejo de Estado, el máximo órgano administrativo estatal, publicó un borrador del Plan China Saludable 2030, que proponía explícitamente optimizar los servicios de salud y enfatizaba la necesidad de que los servicios médicos adoptaran un enfoque más humano y refinado. En 2020, la publicación de las Normas de Servicio y Operación para Cocinas Compartidas por parte de la Comisión Nacional de Salud brindó, por primera vez, pautas estandarizadas para este modelo.

Asimismo, en 2023, la comisión emitió un plan para mejorar la experiencia sanitaria y la satisfacción del paciente, lo que permitió que las cocinas compartidas pasaran de ser programas piloto locales a tener una promoción nacional. Posteriormente, gobiernos locales como Beijing, Shanghai y las provincias de Shandong y Jiangxi han introducido sucesivamente políticas relacionadas, lo que ha ayudado a hospitales de nivel secundario y superior a implementar cocinas compartidas como piloto.

“Los hospitales no son proveedores profesionales de servicios de alimentación, y la limpieza debe ser la máxima prioridad al operar cocinas compartidas”, indicó a Lifetimes.cn Zhuang Yiqiang, director del Centro de Gestión del Hospital Ailibi de Guangzhou. “Necesitamos planes detallados y viables para prevenir la contaminación e intoxicación alimentaria. Igualmente cruciales son los protocolos de seguridad, como las inspecciones periódicas, para eliminar los riesgos derivados del consumo de agua y electricidad”, subrayó.

Las cocinas compartidas también se han implantado en universidades y centros de servicio locales. Para los estudiantes universitarios, las limitaciones de los comedores, los restaurantes cercanos y las opciones de comida a domicilio a menudo no satisfacen sus deseos de experiencias culinarias personalizadas ni de interacción social. Las cocinas compartidas cubren esta necesidad, al proporcionar tanto el espacio como las herramientas para que los estudiantes preparen sus propias comidas, a la vez que fomentan la participación comunitaria.

En la Universidad de Ciencia y Tecnología de Jiangsu, los estudiantes pueden reservar su tiempo en la cocina compartida a través de un sistema en línea desde octubre pasado. La universidad proporciona el espacio y los condimentos básicos de forma gratuita, y los participantes llevan sus propios ingredientes.

Mientras tanto, en los centros comunitarios, estas cocinas se han convertido en plataformas para iniciativas en el cuidado de las personas mayores y han fortalecido los vínculos sociales entre ellas. “Con una población envejecida y muchos residentes mayores viviendo separados de sus hijos, las cocinas compartidas crean una plataforma que enriquece su vida diaria y les brinda calidez”, mencionó a los medios locales Wu Meili, voluntaria del Centro de Servicios Comunitarios del Poblado de Haiwan, en el municipio de Shanghai.

Amplia extensión

Además de servir a instituciones sin fines de lucro como centros comunitarios de atención a personas mayores, hospitales y universidades, las cocinas compartidas también revitalizan los negocios de entrega de comida a domicilio en China. A diferencia de los negocios con locales comerciales que bordean las calles y los distritos comerciales, las cocinas compartidas pueden ubicarse en cualquier lugar, desde un apartamento residencial hasta, a veces, incluso un sótano remodelado.

Para los emprendedores gastronómicos, las cocinas compartidas ofrecen acceso a servicios de infraestructura rentables, lo que alivia la carga de tener que compartir las inversiones iniciales en alquiler, promoción, diseño, recursos humanos y desarrollo de marca.

Además de proporcionar el espacio físico, los servicios públicos y el gas, las cocinas compartidas para negocios de reparto de comida también están equipadas con electrodomésticos, mesas, sillas y otros artículos esenciales de calidad profesional. Además de reducir la inversión inicial, liberan a los emprendedores de tareas que consumen mucho tiempo, como buscar ubicaciones y gestionar reformas, lo que reduce drásticamente sus barreras de entrada en la industria alimentaria.

“Operar un negocio de reparto en una cocina compartida es extremadamente económico”, dijo Chen Hang, gerente de una cocina compartida en la ciudad de Xi’an, provincia de Shaanxi, a un periódico local.

“Dependiendo del tamaño del espacio y de la disponibilidad de gas natural, alquilar una cocina compartida cuesta entre 1500 y 3500 yuanes (entre 208 y 416 dólares) al mes”, explicó. “Con el total de los costos de cocinas, congeladores, ingredientes, alquiler y fianza, se puede abrir un local de solo entrega a domicilio por menos de 20.000 yuanes (2767 dólares)”. En comparación con los restaurantes tradicionales, los negocios de comida para llevar que operan desde cocinas compartidas carecen de cierta visibilidad. Por lo tanto, muchos comerciantes optan por franquiciar una marca que ya es conocida por el público general.

“Para las marcas de franquicia especializadas en artículos individuales, la cuota de franquicia es inferior a 10.000 yuanes (1388 dólares)”, añadió Chen. “Teniendo en cuenta las cuotas de promoción de la plataforma, se puede lanzar un local de entrega a domicilio en franquicia con tan solo 35.000 yuanes (4858 dólares) de capital inicial, lo que lo convierte en una empresa con muy pocas barreras de entrada”, aseveró. “El crecimiento de las cocinas compartidas también mejora la eficiencia en la cadena de suministro y la plataforma de entrega de alimentos”, comentó Chen. En estos centros de cocina compartidos, los negocios adyacentes se abastecen de ingredientes de forma colaborativa mediante compras grupales, una estrategia de ahorro que beneficia a todos los participantes.

Por otra parte, el sistema inteligente de despacho de pedidos optimiza aún más las operaciones al asignar automáticamente las entregas según los tiempos de preparación del restaurante y la ubicación de los clientes, lo que hace que la entrega sea más eficiente.

“Durante las horas pico, los repartidores suelen recoger de tres a cuatro pedidos por viaje”, señaló Chen, quien destacó el flujo logístico optimizado de la zona.

A pesar de sus beneficios y su rápida expansión, las cocinas compartidas requieren una supervisión regulatoria más estricta. En un simposio celebrado en marzo de 2024 sobre el desarrollo de alta calidad en el sector del reparto a domicilio, organizado por la Administración para la Regulación del Mercado de Shaanxi, las autoridades exigieron medidas más estrictas de rendición de cuentas de las plataformas para combatir las operaciones de comida en línea sin licencia.

“Intensificaremos la rendición de cuentas de las plataformas para los servicios de reparto de comidas en línea”, aseguró un funcionario de regulación del mercado en el foro. “Esto incluye la aplicación rigurosa de los sistemas de verificación de licencias para negocios de alimentos y exige que las plataformas presenten de forma proactiva los datos de registro de los comerciantes a las autoridades reguladoras”. El funcionario enfatizó la rectificación específica de infracciones comunes. “Priorizamos la corrección de entornos de producción de alimentos insalubres y prácticas de procesamiento no estandarizadas en el sector de las cocinas de reparto a domicilio”, concluyó.