Sociedad |
Un nombre grabado en la historia | |
|
|
Eugenio Anguiano Roch envía un mensaje con motivo de los 50 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México. Embajada de México en China
20 de enero de 2018. Eugenio Anguiano pronuncia un discurso en el Foro de Embajadores China-América Latina, celebrado en Santiago, Chile. Centro Regional de Institutos Confucio para América Latina 20 de enero de 2018. Los participantes del Foro de Embajadores China-América Latina se toman una foto grupal. Centro Regional de Institutos Confucio para América Latina EL 26 de abril, la Embajada de México en China emitió un aviso: Eugenio Anguiano Roch, el primer embajador de México en la República Popular China, y también un connotado diplomático y académico mexicano, había fallecido a los 86 años. Cuando me llegó la noticia y vi el rostro familiar en el obituario, no pude evitar la tristeza. Regresaron a mi mente mi primer encuentro y las experiencias de trabajo con el señor Anguiano. Primer embajador de México Era el año 2003 y fui a México invitado por el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Un día, cuando me encontraba en un pasillo exterior del centro, vi a un académico elegante y pulcro sentado a solas leyendo un periódico. Mi acompañante me dijo que esa persona había sido el primer embajador de México en la República Popular China, Eugenio Anguiano Roch. Había oído su nombre hacía mucho tiempo, pero no esperaba encontrarlo ahí. Luego de terminar lo que estaba haciendo, tomé la iniciativa de buscarlo y presentarme. Al ver a la delegación de colegas chinos, el señor Anguiano fue muy amable y charló conmigo. Nos hicimos buenos amigos. Eugenio Anguiano Roch nació en la Ciudad de México en 1938. Se graduó de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Economía y luego realizó estudios de posgrado en la Universidad de Leeds y en la Universidad de Sussex en el Reino Unido. A principios de la década de 1970, el joven y prometedor Anguiano fue favorecido por el entonces presidente Luis Echeverría, quien provenía de la misma universidad. Fue seleccionado por el mandatario por sus conocimientos sobre asuntos chinos en la Secretaría de Relaciones Exteriores y designado como primer embajador de México en la República Popular China. A partir de entonces, Anguiano entró en el mundo diplomático. En los años setenta, después de décadas de bloqueo artificial, el estatus de la Nueva China en el escenario internacional fue ganando terreno sostenidamente. Un creciente número de países decidió dejar atrás las viejas fuerzas y comenzó a acercarse a China y a establecer relaciones diplomáticas con ella. América Latina y el Caribe (ALC) no fue una excepción. Fue en medio de este escenario que el presidente Echeverría tomó la decisión resuelta de establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. Como primer embajador mexicano en el país asiático, Eugenio Anguiano participó personalmente en todo el proceso de cara al establecimiento de relaciones diplomáticas, y visitó China con Echeverría el año siguiente. Durante aquel viaje, fueron recibidos cordialmente por el entonces presidente Mao Zedong, el primer ministro Zhou Enlai y otros líderes del Partido Comunista de China y del Estado. Siempre que le preguntaban sobre esta experiencia, decía con orgullo: “En aquel entonces, la tendencia a establecer relaciones diplomáticas con la Nueva China era imparable. Si bien México ya tenía contactos diplomáticos, económicos y comerciales con el país a finales del siglo XIX, tras un largo periodo de interrupción artificial, se adelantó afortunadamente y se convirtió en uno de los primeros países de ALC en establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. Yo fui uno de los afortunados”. El joven Eugenio Anguiano era talentoso, entusiasta, sincero, un gran pensador y un aficionado a la investigación. Durante su primer periodo como embajador en China, viajó con frecuencia a diversos lugares a realizar investigaciones para conocer más acerca del país y hacerse amigo de la gente local. Hizo muchas sugerencias valiosas y llevó a cabo varias iniciativas para promover los intercambios amistosos entre México y China, cumpliendo así con éxito sus responsabilidades. Por ello, tras dejar el cargo en 1976, sirvió nuevamente como embajador en China entre 1982 y 1987, lo cual consideró como el mayor honor de su vida. Siempre que hablaba de ello, solía decir: “Tengo el honor de haber sido embajador en China dos veces, lo que me convierte en partidario y testigo histórico del ascenso de China en el mundo. Este ha sido el mayor orgullo y honor de toda mi vida”. Impulsor y testigo de la amistad Eugenio Anguiano no solo fue un diplomático, sino también un académico reflexivo, erudito y amable. Desde la perspectiva de la historia mundial, elogió y reconoció plenamente la teoría del presidente Mao Zedong sobre el Tercer Mundo, y apreció los esfuerzos de China para apoyar activamente la unidad y la cooperación económica con los países en vías de desarrollo. Sus investigaciones estuvieron siempre ligadas al campo de la economía, que conocía a la perfección, y fue un ferviente defensor de la amistad con el pueblo chino, que era lo que más le interesaba y a lo que dedicó su vida, especialmente en lo que respecta a las relaciones chino-mexicanas modernas. Tras años de observación y análisis comparativo de los caminos de desarrollo emprendidos por México y China, Eugenio Anguiano destacó la independencia de China tanto en materia política como económica, lo cual ha sido la clave del éxito del país y el único camino correcto de desarrollo y construcción nacional que otros países en vías de desarrollo deberían seguir. Después de estudiar los logros alcanzados en el desarrollo económico de China, valoró especialmente la política de inversión extranjera de China. A su parecer, China no solo no teme la inversión extranjera en el marco de su economía doméstica, sino que también ha formulado una serie de políticas efectivas para utilizar la inversión extranjera según su propia realidad, lo cual constituye una lección valiosa en el desarrollo económico del país. Gracias a su experiencia, Eugenio Anguiano tuvo una visión única sobre muchos temas ligados a la relación entre México y China. En sus obras como China, de los Xia a la República Popular, República Popular China: De la utopía al mercado (en coautoría con el académico italiano Ugo Pipitone), La reunificación de Hong Kong y China (1997) y China: Radiografía de una potencia en ascenso (2008) compartió sus experiencias personales y brindó valiosas informaciones de primera fuente para que los países latinoamericanos y caribeños pudieran conocer y comprender la Nueva China más a fondo. Estas reflexiones han tenido cierta influencia no solo en México, sino también en toda la comunidad académica de la región. Asimismo, el exembajador apoyó particularmente los intercambios culturales y de persona a persona entre China y México. Dio su respaldo al establecimiento de un centro de investigación en su alma mater y en la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing (BFSU, por sus siglas en inglés), y fue invitado a dar conferencias en instituciones de enseñanza e investigación como BFSU, la Universidad Renmin de China y el Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales, donde compartió los últimos hitos políticos, económicos y culturales en las relaciones entre China y México, así como sus resultados investigativos. En la última etapa de su vida, Eugenio Anguiano, quien ya tenía más de 80 años, todavía aparecía con frecuencia en ocasiones sociales, y publicaba artículos y discursos para promover la amistad entre China y México. Tras el brote de la pandemia de COVID-19 en febrero de 2020, China y México llevaron a cabo una cooperación sanitaria eficaz. En medio de la escasez mundial de suministros médicos, China envió múltiples lotes de vacunas a México. Eugenio Anguiano destacó este hecho al subrayar que la ayuda de China había proporcionado una garantía sólida en la lucha de México contra la pandemia y había marcado un nuevo capítulo en el desarrollo de las relaciones entre ambos países. En 2022, con motivo de los 50 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y México, Eugenio Anguiano, como siempre, participó activamente en diversas actividades conmemorativas y aplaudió el continuo desarrollo de las relaciones entre ambos países. Según él, durante los últimos 50 años, México y China habían mejorado continuamente el entendimiento mutuo y el beneficio recíproco, y habían cooperado activamente y promovido los intereses comunes, logrando así múltiples beneficios compartidos. El progreso y desarrollo de las relaciones entre China y México es un ejemplo representativo del gran éxito de la causa diplomática de la Nueva China y de la cooperación Sur-Sur para muchos países en desarrollo. Eugenio Anguiano fue un fiel transmisor de la historia, difundió el presente y combinó el estudio científico con la acción. No solo fue un defensor de la amistad entre China y México y se dedicó a su estudio, sino que también llevó a la realidad la promoción de la amistad entre ambas partes. Hoy nos ha dejado Eugenio Anguiano Roch, pero la causa para promover la amistad entre China y México a la que él se entregó es como el agave, que se yergue robusto y majestuoso, y como las aguas del río Yangtsé, que fluyen hacia adelante. Como hombre destacado que hizo contribuciones a la promoción del entendimiento y los intercambios culturales entre los pueblos de China y México a través de su carrera y logros académicos, se ha ganado un amplio respeto y el recuerdo de mucha gente. En su mensaje de condolencias, la Embajada de México en China lo calificó como un “destacado diplomático y académico”, y la comunidad académica china lo valoró como “un buen amigo del pueblo chino y pionero de las relaciones entre la Nueva China y México”, todas ellas palabras profundamente merecidas. Su nombre quedará grabado para siempre en la historia de la amistad entre China y México. *Feng Xiuwen es investigador del Instituto de Historia Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales. |
|
|
|