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Una embajadora cultural | |
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Septiembre de 2024. Presentación de su libro Amar el amor en el Colegio Peruano Chino Juan XXIII. Septiembre de 2024. Estudiantes muestran ejemplares de Amar el amor en la presentación de este libro en el Colegio Peruano Chino Juan XXIII.
Agosto de 2024. Patricia Castro posa con una baldosa grabada con su nombre en el Barrio Chino de Lima. Fotos cortesía de la entrevistada EXISTEN objetos especiales que trascienden su valor material y que están cargados de recuerdos. Para algunos, este podría ser una muñeca de la infancia, mientras que para otros una carta de una persona amada. La lista es infinita. Para Patricia Castro Obando, este objeto tomó la forma de una maleta. Cuando aún era niña, una de sus tías, hermana de su padre, realizó un viaje a Asia, en el cual visitó diversas ciudades, incluida Hong Kong. “Esa fue la primera impresión que tuve de Oriente, que fue muy fuerte”, recuerda. “Me llenaba de curiosidad, por un lado por la lejanía, pero también por los objetos que mi tía había traído en su maleta”. De esta manera, el interés de Patricia Castro por Asia, y en especial por China, fue tomando forma lentamente hasta su ingreso a la universidad, cuando comenzó a cursar la carrera de Literatura. Si bien el principal enfoque de sus estudios eran los clásicos de la literatura hispanoamericana, la peruana siempre buscó la forma de estudiar obras literarias chinas. Una oportunidad realmente propicia para profundizar más en esta área se materializó gracias a uno de los convenios de la Pontificia Universidad Católica del Perú, su casa de estudios. En el marco de esta alianza, llegó una docente china como profesora invitada, con quien Patricia Castro pudo estudiar durante un semestre. “Fue maravilloso porque nos enseñó literatura y cultura chinas”, señala. Este creciente acercamiento con China culminó en 2003. Ese año, Patricia Castro tomó la decisión de cruzar el océano y lanzarse a la aventura, en un viaje de aprendizaje y crecimiento. Así, con su propia maleta, repleta de sueños y esperanzas, aterrizó en China. “A partir de entonces, esa pasión que siento por China, especialmente por su cultura y su literatura, se fue expandiendo mucho más”, manifiesta. La difusión noticiosa Durante su larga trayectoria en China, la cual se extendió por dos décadas, Patricia Castro tuvo la oportunidad de recorrer el país en profundidad, al igual que desempeñar múltiples funciones. Una de ellas fue la de periodista, al ayudar a difundir noticias e información entre un lado y otro. De esta forma, tras su primer año de estudio en la prestigiosa Universidad de Beijing, la peruana se unió a la cadena estatal CGTN –que entonces se llamaba CCTV– cuando recién se estaba formando la señal en español. “Tuve la fortuna de integrar ese primer grupo de extranjeros que fueron contratados como expertos para apoyar el nuevo canal en español”, destaca. En ese rol, trabajó como traductora de noticias, pero también como intérprete simultánea y presentadora tras pasar por una serie de exámenes. La peruana cumplió esta labor con esmero y dedicación de 2004 a 2005, hasta que empezó a estudiar chino formalmente en la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing. Pero su incursión en el periodismo no se detendría ahí, puesto que al año siguiente, en 2006, asumió la corresponsalía en China del connotado diario peruano El Comercio. Patricia Castro se mantuvo por cinco años en ese cargo, el cual quedó profundamente grabado en su memoria. “Para mí fue muy importante porque me permitió recorrer China y contar historias, presentarlas a los lectores peruanos y escuchar también sus comentarios”, señala. Uno de los momentos más memorables estuvo marcado por los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. El evento masivo, que congregó a casi 11.000 atletas y un sinfín de espectadores de todo el mundo, se celebró con bombos y platillos. Fue una instancia en la que China no solo mostró su cara más deportiva, sino que se lució por su gran despliegue, logística y nivel de organización. “Cubrí las Olimpiadas y fue magnífico ver una China que se abría al mundo”, cuenta. A pesar del jolgorio y la alegría durante las Olimpiadas realizadas entre el 8 y el 24 de agosto, un devastador terremoto había asolado el distrito de Wenchuan, en la provincia de Sichuan, apenas tres meses antes. Pese a la destrucción y muertes causadas por el sismo de 7,9 grados en la escala de Richter, el país no se dejó abatir. De este modo, el Gobierno y la sociedad civil se movilizaron para brindar ayuda y recursos en los lugares más necesitados. “Pudimos ver una China muy cohesionada, y una sociedad dispuesta a ayudarse entre sí”, considera Patricia Castro a propósito de esta noticia, la cual también tuvo que cubrir y dio la vuelta al mundo. Un recorrido entre generaciones La vida universitaria ha sido parte integral del periplo que ha recorrido Patricia Castro, tanto en su calidad de investigadora como de docente. A medida que fue aprendiendo más sobre China, también fue adentrándose en su cultura y tradiciones. Por ende, cuando un profesor chino de la Universidad de Beijing le mencionó la comunidad hakka como un posible tema de investigación para su tesis de doctorado, el interés por parte de la peruana fue inmediato, sobre todo porque le era totalmente desconocido. “¿Cómo era posible que llevara más de una década en China, estudiando chino, estudiando sobre China y que no hubiera escuchado el nombre de esta comunidad?”, se preguntó a sí misma. De esta manera, se embarcó en un viaje desde las montañas del sur de China hasta Perú con las familias descendientes que llegaron a través del proceso de inmigración iniciado en 1849. Este extenso trabajo de campo y de investigación la llevó a conocer el pueblo hakka en profundidad, una comunidad originaria de las provincias de Henan y Shanxi, que se fue estableciendo en el sur del país en la década de 1270, durante la dinastía Song. Patricia Castro ha aprovechado su arsenal de conocimientos, los cuales cubren diversos campos, para instruir a las generaciones más jóvenes, tanto de China como de Latinoamérica. En 2017, se unió al departamento de español de la Universidad de Beijing, donde dictó cursos a nivel de pregrado y posgrado. Esta fue una experiencia única por cuanto le permitió estar “en contacto con la juventud china… e incorporar todo el vocabulario utilizado en América Latina que no era muy común en los manuales de español”, a fin de que los alumnos tuvieran un acercamiento más cercano y real a la región. Su labor como docente también se ha extendido a su país natal, donde hoy ejerce como profesora en su alma mater, la Pontificia Universidad Católica del Perú. Al consultarle sobre los temas que suscitan más interés por parte de sus alumnos peruanos, Patricia Castro señala que el modelo económico adoptado por China, que ha catapultado al país por la senda del progreso y el desarrollo, es sin duda aquel que causa más admiración. Sin embargo, de la mano de este asombro por semejante hazaña, también existe una cierta desconfianza. Por eso, una de las labores principales de la peruana es disipar los miedos y aprehensiones que hay respecto a China, y que la mayor parte de las veces se basan en el desconocimiento. “Ahí mi función radica en dar a conocer y explicar lo que yo llamo las bases fundamentales, es decir, la historia, la política, la cultura y la sociedad, que son cuatro ejes que me parecen claves”, sostiene. En esa línea, entrega diferentes datos e información académica, pero también comparte sus propias vivencias. “Lo que me importa es que los alumnos tengan los elementos de análisis y crítica necesarios de la realidad china para que puedan formar su propia opinión”, agrega. Su extenso trabajo y dedicación le han valido varios reconocimientos, siendo uno de los más importantes aquel que le confirió la Asociación Peruano-China (APCH) hace apenas unos meses. En la calle Capón, que es la principal vía de ingreso al Barrio Chino de Lima, hay una placa grabada con su nombre. “Me siento agradecida por el reconocimiento a mis 20 años de estudio y trabajo en China, y quiero seguir aportando a los estudios de la inmigración china a Perú y a los estudios de China en Perú”, dice. En la actualidad, la peruana pasa sus días entre Lima y Nueva York, pero sigue fuertemente vinculada a China y guarda innumerables recuerdos. Por eso, siente un profundo y sincero agradecimiento por todo lo que el país le dio. Las lecciones de vida han sido parte esencial de su crecimiento profesional y personal, pero hay una que destaca en particular. “Siempre les digo a mis estudiantes que hay tres cosas que tienen que empezar a manejar y que yo aprendí en China: gestiona tu dinero, gestiona tu tiempo y gestiona tus emociones”, revela. Para Patricia Castro, gran parte del éxito en la vida radica en estas tres premisas, y la de ella no ha estado exenta de logros. |
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