Sociedad
Un mundo virtual
2024-05-29    Fuente: China Hoy    Autor: MAGDALENA ROJAS

Heitor Santos con excompañeros del Instituto Confucio en Brasil.

Heitor Santos posa frente a la Torre Perla Oriental y otros edificios emblemáticos del distrito de Pudong, en Shanghai.

Heitor Santos en Huangshan, también conocida como la Montaña Amarilla, en la provincia de Anhui. Fotos cortesía del entrevistado

Con apenas 28 años, Heitor Santos ha logrado hacerse un camino en una de las industrias más prósperas y con mayores perspectivas de crecimiento a futuro, sirviendo como un enlace vital entre Brasil, su país de origen, y China, donde reside actualmente.

Llegar al corazón de las personas

Al igual que muchos extranjeros, el vínculo de Heitor Santos con China se fue desarrollando de forma paulatina y, al principio, sin mucha idea de lo que le depararía el futuro. Todo comenzó cuando se encontraba estudiando Ciencias Biológicas durante su último año de carrera en la Universidad de Pernambuco, en la ciudad de Recife. Su casa de estudios tenía una alianza especial con el Instituto Confucio, por lo que los alumnos tenían la posibilidad de estudiar mandarín de forma gratuita durante un año. “No tenía un interés particular por el mandarín, pero siempre me había llamado la atención el aprendizaje de idiomas, en especial de lenguas asiáticas”, confiesa Santos, oriundo de Olinda, en el estado de Pernambuco, en el noreste de Brasil.

De este modo, se inscribió en el curso y rápidamente se puso a investigar más acerca del idioma y la cultura chinas, lo que despertó su curiosidad. Sus expectativas no le fallaron; había quedado encantado con su primera clase y, en especial, con los relatos de los viajes por China de su profesora. “Empecé a dedicar mucho tiempo al aprendizaje del mandarín, lo cual fue muy gratificante”, señala. Simultáneamente, comenzó a tomar parte en diferentes concursos y actividades extraprogramáticas, como certámenes de canto, baile y actuación. Según cuenta, una de las razones que lo llevaron a tomarse el estudio del idioma de manera tan seria fue para lograr comunicarse mejor con sus profesores. En clase, mantenían una relación formal entre maestros y alumnos, pero fuera del aula, eran amigos. “Quería mejorar el idioma para poder hablarles directamente al corazón”, enfatiza.

Todo ello finalmente lo llevó a postular a una beca de estudio, gracias a la cual llegó a Beijing a mediados de 2018. Para Heitor Santos, Beijing resultaba el lugar más conveniente y seguro. Su universidad en Brasil tenía un convenio con la Universidad Central de Finanzas y Economía (CUFE, por sus siglas en inglés), por lo que varios alumnos brasileños ya le habían precedido. Todos habían tenido experiencias positivas, lo cual rápidamente lo animó a aventurarse.

Un nuevo hogar lejos de casa

Heitor Santos, quien ahora reside en Shanghai, pasó sus primeros cuatro años en China en Beijing, tres de ellos como estudiante y uno empleado en una empresa. Rápidamente, este lejano lugar, a miles de kilómetros de distancia y varias longitudes más al norte, se convirtió en un espacio de confort. “Beijing ofrece un profundo sentido de la historia y la cultura. Pasear por los hutong o explorar el Palacio de Verano ofrece una conexión con el pasado que es muy enriquecedora”, señala a propósito de la ciudad. Además, muchos de sus amigos y conocidos aún residen en Beijing, lo que le aporta una dosis extra de familiaridad. Por otra parte, Heitor Santos comenta que hay mucha gente de otras partes del norte de China que vive en Beijing. Su modo de ser es especialmente entrañable para el brasileño. “Me acostumbré a esa forma directa y franca que tienen las personas para dirigirse a uno”, relata.

Una de sus experiencias más memorables como estudiante ocurrió en 2019, durante la Fiesta de la Primavera, también conocida como el Año Nuevo chino. Santos entabló una amistad cercana con su primera profesora de mandarín, quien por ese entonces todavía se encontraba viviendo en Brasil. Aun así, lo invitó a él, junto con otro de sus alumnos, a pasar la festividad en su pueblo natal con sus padres. “Fue una oportunidad tan especial y única, que la aceptamos de inmediato”, recuerda. “Nos quedamos en casa de sus padres durante cinco días, cenamos juntos la víspera del Año Nuevo, y visitamos a sus parientes y amigos los días siguientes, lo que nos permitió conocer de primera mano las tradiciones y costumbres chinas”, agrega.

Tras el primer año de estudio de mandarín, Santos decidió hacer un Máster en Enseñanza de Chino para Hablantes de Otras Lenguas (TCSOL, por sus siglas en inglés) por dos años más en CUFE. Durante este tiempo, pudo explorar Beijing en profundidad, además de varias ciudades más en China. Una de las cosas que más admira del país es su comodidad y seguridad. “No necesito llevar billetera ni dinero en efectivo, carnet de identificación o incluso llave al salir de casa”, explica. “Literalmente, solo necesitas tu teléfono y eso ya lo cubre todo”.

Amor por los videojuegos

En la actualidad, Heitor Santos trabaja para miHoYO, una empresa china de videojuegos que además se encuentra detrás de la creación de una amplia gama de productos, como artículos de merchandising, música, cómics, novelas y series de animación. Pero el amor por los videojuegos nació mucho antes, cuando el brasileño era apenas un niño. “Empecé a jugar videojuegos cuando tenía cinco o seis años”, puntualiza. “Solía tener un Super Nintendo y jugaba muchos juegos clásicos, como Super Mario World, Mortal Kombat, Contra, etcétera. Más adelante, tuve una consola de PlayStation One, y fue durante ese tiempo que desarrollé un interés profundo por el género de los juegos de rol (RPG, por sus siglas en inglés)”. Los videojuegos no solo lo sumergieron en otros mundos, repletos de posibilidades y diversos personajes, sino que además le proporcionaron importantes habilidades para la vida. “Diría que el 80 % de mis conocimientos del inglés proceden de los videojuegos, al intentar leer y comprender la trama de estos, así como al hacer amigos en línea a través de las comunidades de jugadores”.

Heitor Santos se unió a miHoYO, la cual está avaluada en aproximadamente 7000 millones de dólares, en junio de 2022, hace exactamente dos años. Como uno de los encargados de la gestión de creadores de contenidos para Brasil y Latinoamérica, el brasileño cuenta que gran parte de su trabajo consiste en servir de enlace entre la compañía y dichos creadores. Según explica, se trata en su mayoría de amantes de los videojuegos de miHoYo, con quienes trabaja en conjunto para mejorar la calidad y cantidad de los contenidos mediante diversos incentivos, como recompensas en los juegos, dinero, aumento de tráfico, entre otros. Con ese fin en mente, disponen de un calendario y organizan sesiones para determinar qué contenidos pueden promocionarse más y qué estrategias se pueden aprovechar para aumentar su exposición. Por ejemplo, al introducir personajes nuevos, se requiere de mucho contenido en línea, como fan-art, canciones de fans, cosplays, entre otros.

La industria de los videojuegos está en alza, tanto en términos de popularidad como en valor de mercado, con un crecimiento proyectado que alcanzará los 95.51o millones de dólares en 2029. En ese contexto, Heitor Santos cree que existe un gran potencial para la industria en América Latina por tres razones básicas. En primer lugar, el acceso a los teléfonos móviles y a Internet es cada vez más accesible. En segundo lugar, la oferta de creación de contenidos en Latinoamérica está creciendo rápidamente, lo que disminuye la dependencia en los creadores de contenidos en inglés y crea un canal más directo. Por último, los deportes electrónicos se están popularizando cada vez más y pueden convertirse en una importante oportunidad de crecimiento, lo que aumentará la participación de la comunidad y atraerá patrocinadores.

En su día a día, el joven brasileño se comunica con los creadores de contenidos a su cargo, ayuda a resolver diversos asuntos, organiza eventos regionales en línea de creación de contenidos y recaba opiniones. “Trabajar con creadores de contenidos emergentes hasta grandes creadores, conversar con ellos, conocer sus historias de vida y sus objetivos, ayudarles a expandir su penetración en redes sociales, crear oportunidades de monetización y ver el impacto que puedo tener en sus vidas es uno de los aspectos más gratificantes de mi trabajo”, revela.

A Heitor Santos todavía le queda un extenso camino por delante y muchas oportunidades por explorar. Pese a que extraña muchas cosas de su natal Brasil, especialmente a su familia y amigos, el pan y un ritmo de vida más sosegado, su experiencia y trabajo le han confirmado su vocación como puente entre dos países y dos pueblos. Por eso, su intención es seguir trabajando en China, con un enfoque especial en el mercado brasileño y, a su vez, ayudar a disminuir las brechas de comunicación existentes. Pero si debe regresar, está seguro de que tratará de mantener vivas las raíces que ha tendido en China, al igual que los lazos que ha logrado forjar. “Las oportunidades relacionadas con la tecnología en China, que es el área con la cual estoy más familiarizado, son prácticamente infinitas, y tanto mi crecimiento personal como mis objetivos profesionales dependen de cómo pueda aprovecharlas”. 

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