Sociedad
Sichuan en la mirada de un joven artista mexicano
2024-05-29    Fuente: China Hoy    Autor: CARMEN GONZÁLEZ

A través de la técnica de la cianotipia, Uriel Lara consiguió el color llamado “azul de Prusia” en sus obras.

Uriel Lara ofrece una conferencia durante la inauguración de su exposición en el Centro Cultural de China en México.

Las obras de Uriel Lara combinan elementos de la cultura Bashu y de la cultura mexicana. Fotos cortesía del entrevistado

Los espectadores contemplan las obras con fascinación. En una se ve la máscara más famosa del sitio arqueológico de Sanxingdui, en la provincia china de Sichuan, junto a una pieza prehispánica de México, sobre un fondo azul grisáceo que les da un aire etéreo.

Es una de las creaciones que conforman la muestra “Sichuan bajo el pincel del pintor mexicano Eduardo Uriel Lara Torres”, que se lleva a cabo en el Centro Cultural de China en México.

Las obras del joven Uriel Lara son fruto de una residencia artística que hizo en la ciudad de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, del 1 de diciembre de 2023 al 26 de enero de este año.

“Esta provincia ofrece un programa de residencias artísticas a través de la compañía Nongyuan 20+. Los artistas creamos obras en torno a cierta temática y ellos te ofrecen hospedaje, alimentos, viajes internos y la oportunidad de conocer la escena artística de esa ciudad”, relata Lara.

Eduardo Uriel Lara Torres estudió en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la licenciatura en Artes Visuales y una maestría en fotografía.

“Mi proyecto se llamó ‘Dos veces encuentro: una perspectiva gráfica de la cultura Bashu y mexicana’, con el que buscaba vincular tres disciplinas artísticas: fotografía, pintura y grabado”.

La cultura Bashu se refiere a la cultura regional de la provincia de Sichuan y la ciudad de Chongqing, y también abarca algunas partes de las provincias de Yunnan, Guizhou y Shaanxi.

El proyecto de Lara también proponía la integración de la estética de la pintura china y la de la escuela mexicana de pintura con orígenes revolucionarios. Con la idea de crear una intersección visual entre las estéticas mexicana y china, Uriel Lara se dedicó a tomar fotografías representativas de la cultura Bashu en las diferentes ciudades y museos que visitó durante su residencia artística, y las combinó con fotos que llevaba de diversas zonas arqueológicas de México, en particular de la cultura maya. Estas imágenes fueron integradas en una sola obra con la técnica de la cianotipia.

Un azul especial

Para crear las obras de su residencia artística, Lara decidió utilizar la técnica de la cianotipia, que si bien conocía, nunca la había utilizado en sus creaciones artísticas.

La cianotipia es un proceso fotoquímico muy específico que surgió en la segunda mitad del siglo XIX especialmente para hacer copias de planos arquitectónicos sin tener que copiarlos a mano. Para su realización se requiere de dos sales específicas: ferricianuro de potasio y citrato férrico amónico.

“En el viaje de ida a China, me daba muchos nervios pasar los controles de seguridad del aeropuerto porque llevaba conmigo todos los químicos necesarios y los materiales para hacer cianotipia”, confiesa Uriel Lara, pero afortunadamente no tuvo ningún problema.

Las imágenes que se obtienen mediante la cianotipia quedan plasmadas sobre un fondo de un tono específico de azul que en el siglo XIX se conocía como “azul de Prusia”, por lo que se las llamaba “copias al ferroprusiato”.

“Yo elegí esta técnica porque quería este tono de azul que se logra con la cianotipia y que no se logra con acuarela ni de ninguna otra forma”, afirma.

Además, para él era importante capturar la paleta de colores que veía en Sichuan, particularmente en Chengdu, donde el cielo, la mayor parte del tiempo, permanece nublado y de un tono gris azulado, lo cual se puede apreciar en las obras del joven artista mexicano.

Originalmente, en la cianotipia se revela con luz ultravioleta, sin embargo, Uriel Lara decidió utilizar la luz del sol.

“Usar la luz del sol del lugar donde vas, para mí tiene algo de poesía, y todas estas obras fueron realizadas con la luz del sol de Chengdu”, menciona.

Esta decisión fue todo un reto, pues Chengdu es una ciudad muy nublada. “En esos días llovió varias veces. Estuve cazando la mejor luz del sol para poder sacar mis piezas y obtener las imágenes. En algunos intentos fallaba y en otros necesitaba dejar las piezas una hora más. En otros, sí se lograba, pero se movía un poco la imagen. En una ocasión, un gato caminó por encima de mis acetatos”, recuerda el artista con una sonrisa.

Fuente de inspiración

Antes de llegar a Chengdu, Uriel Lara ya estaba familiarizado con el trabajo del artista chino Zhang Daqian, oriundo de la provincia de Sichuan, que durante la década de 1970 se reunió con el pintor español Pablo Picasso. Fue el primer artista chino cuyas obras fueron expuestas en el Museo del Louvre en París, Francia.

“El estilo de la pintura de Zhang Daqian ha tenido una gran influencia en mi trabajo y de alguna manera está presente en mis obras”, declara Lara.

De acuerdo con el artista mexicano, la paleta de colores que utilizaba Zhang Daqian tenía unos tonos de azul y verde muy particulares. No fue sino hasta que Uriel Lara viajó por Sichuan que se dio cuenta de que Zhang Daqian usaba estos colores porque eran los que veía en su entorno.

Además de conocer de cerca el trabajo de Zhang Daqian, Lara tuvo la oportunidad de conocer artistas contemporáneos de Sichuan.

“Algo que nos sorprendió mucho fueron las visitas a estudios de diversos artistas, para conocer qué piensan, qué hacen y cómo viven. Realmente, los artistas en China viven muy bien y pueden tener una carrera exitosa. Una persona que quiera dedicarse al arte en China puede vivir muy bien, hay un gran respeto por su trabajo y gracias a eso tiene más oportunidades de éxito”, afirma.

Arte sobre arte

Otro interés específico que tenía Uriel Lara de la escena artística de China era el papel. Desde la antigüedad, China es famosa a nivel mundial por el papel de alta calidad que se produce en diversas provincias para crear obras de pintura o caligrafía.

En los diversos viajes que realizó durante su residencia artística, Lara pudo visitar algunas fábricas tradicionales de papel y ver de cerca el proceso de creación de este milenario soporte de las obras artísticas chinas.

Los días pasaban rápidamente. Uriel Lara, junto con otros artistas de diversos países que también estaban de residencia artística, trataba de aprovechar al máximo cada experiencia, cada viaje, cada visita a un museo, a un estudio artístico o a una universidad.

“Como proceso creativo, lo más importante para mí fue ver, verlo todo en todo momento, combinarlo con acetatos de algunas de las fotografías que yo había tomado aquí en México, usar cianotipia y pirograbado. Más que buscar una historia o una relación a través de estos símbolos, lo que más me interesaba era la composición visual, el acomodo de los elementos dentro de la obra: una mancha, un color, un sello”, dice.

Y es que durante su residencia artística en Chengdu, Lara también obtuvo su propio sello, como los artistas chinos.

“El sello se compone de los caracteres kai (凯) y chang (昌), que significan ‘triunfo’ y ‘próspero’, respectivamente. Sabía que no iba a poder dominar el chino antes de ir a la residencia, pero sí me puse a estudiar los caracteres chinos”, comenta.

El resultado son las obras que componen la exposición que actualmente se lleva a cabo en el Centro Cultural de China en México y que esperan a que cada espectador les dé su propia interpretación. 

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