Economía |
Un nuevo camino hacia la vigorización rural | |
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El entorno de la aldea de Donggaozhuang continúa mejorando. Turistas se deleitan con la experiencia de recoger fresas en la aldea de Daizhuang. El público disfruta de un espectáculo inmersivo en Donggaozhuang. Habitantes de Donggaozhuang elaboran artesanías de paja en un taller dedicado al patrimonio cultural inmaterial. Fotos de cortesía Eres el faro que ilumina el mar antes del amanecer; eres el timonel que marca el rumbo de la navegación…”. Hace 85 años, en el poblado de Sunzu, provincia de Shandong, Sha Hong, un periodista de solo 20 años, escribió la letra de esta canción revolucionaria titulada Seguir al Partido Comunista. Hoy, 85 años después, la antigua zona revolucionaria de Sunzu ha explorado un nuevo camino hacia la vigorización rural. Una vida próspera Al ser la cuna de la canción Seguir al Partido Comunista, la aldea de Donggaozhuang, en el poblado de Sunzu, alberga también la sede antigua de la Primera Filial de la Universidad Militar y Política Antijaponesa del Pueblo Chino (en adelante, la Primera Filial de la Universidad Antijaponesa), y es reconocida por su profunda tradición revolucionaria. En los últimos años, el poblado de Sunzu ha profundizado en la explotación de sus recursos históricos revolucionarios, con el objetivo de construir una zona modelo de vigorización rural con identidad revolucionaria, centrada en la aldea de Donggaozhuang. En ese marco, se ha promovido con fuerza la creación de un poblado que integra experiencias educativas revolucionarias, alojamientos con características locales y áreas comerciales. “Al entrar por la puerta sur de la aldea, se encuentra la zona de protección de reliquias culturales de nivel nacional. Aquí mismo vivieron el mariscal Xu Xiangqian y los estudiantes de la Primera Filial de la Universidad Antijaponesa”, explica una guía a los jóvenes que llegan para realizar actividades de estudio, mientras les relata las hazañas de los héroes revolucionarios. En la zona de formación revolucionaria de Donggaozhang, los visitantes pueden experimentar la vida cotidiana de este pueblo: los ancianos toman el sol mientras improvisan melodías con el erhu (un instrumento tradicional chino), las mujeres se reúnen para preparar comida y confeccionar zapatos nuevos, y las señoras trabajan con la piedra de moler mientras saludan a los turistas. “Contratamos al equipo dirigido por Han Sheng, exdirector de la Academia de Teatro de Shanghai, para crear una representación inmersiva en la aldea basada en el tema de la Primera Filial de la Universidad Antijaponesa en Donggaozhuang”, explica Zu Gaochao, jefe del poblado de Sunzu. Los habitantes locales participan como actores: cosen suelas de zapatos, trabajan con la piedra de moler o descansan a la sombra de los árboles. Estas actividades no solo forman parte de su vida cotidiana, sino también de la representación inmersiva. A sus 77 años, Mei Changling nunca habría imaginado que, de ser un sencillo campesino, acabaría dando el salto para convertirse en un actor. “¿Que actúe cantando? ¡Pero si no estoy actuando! Canto feliz porque la vida está llena de sol”, declara el señor Mei mientras fuma su pipa y toma el sol, orgulloso al mostrar dos dedos: “Gano más de 2000 yuanes al mes”. Esta representación inmersiva desarrollada de manera innovadora en la aldea de Donggaozhuang ha logrado una profunda integración entre la difusión de la cultura revolucionaria y la vigorización rural. Desde su operación, este proyecto ha generado empleo local para más de 100 personas de los alrededores, en puestos que van desde servicios de espectáculos, gestión de áreas turísticas, hasta la exhibición y venta de productos culturales y creativos, con un aumento promedio de ingresos mensuales de 3000 yuanes por persona. Además, muchos aldeanos han transformado sus casas en tiendas, logrando aumentar sus ingresos anuales entre 20.000 y 50.000 yuanes. Los vecinos comentan con entusiasmo: “Ahora que la aldea tiene industria, todos sentimos que tenemos futuro”. Aprovechando el auge que han traído los proyectos culturales y turísticos, Donggaozhuang también ha comenzado a desarrollar el negocio de productos artesanales y agrícolas. La aldea ha creado una cooperativa cultural que gestiona la venta de productos elaborados a mano por los propios miembros, como abanicos de palma tejidos, plantillas bordadas, pañuelos de seda con bordados, así como productos agrícolas locales como el mijo. “La cooperativa y la marca Mengshan Mama han creado un taller de patrimonio cultural inmaterial. Los turistas que nos visitan no solo pueden experimentar en el lugar cómo se elaboran estos productos, sino también comprarlos”, menciona Ma Houbo, secretario de la célula del Partido Comunista de China (PCCh) de la aldea de Donggaozhang. Gracias al continuo desarrollo de los proyectos culturales y turísticos de temática revolucionaria, el medioambiente del pueblo ha mejorado significativamente. Hoy en día, Donggaozhuang cuenta con caminos amplios y limpios, casas ordenadamente distribuidas, plazas espaciosas y luminosas, así como pequeños jardines decorativos, lo que en su conjunto contribuye a crear una atmósfera tranquila y armoniosa. Como bien manifiesta una vecina de apellido Wu: “Ahora el pueblo ha cambiado muchísimo. Los muros, anteriormente derrumbados, ahora están bien reconstruidos. Los caminos de tierra que estaban llenos de baches ahora están pavimentados con cemento. ¡Es una maravilla!”. Turismo de educación revolucionaria La transformación de Donggaozhuang es solo una muestra del gran impulso que el poblado de Sunzu está dando a la creación de un centro de educación revolucionaria, un modelo que también se está replicando en la aldea de Daizhuang. Esta localidad fue en su día una zona clave de la base de resistencia antijaponesa en Shandong. Hoy, esta tierra impregnada por el espíritu revolucionario renace con una nueva imagen que combina su herencia histórica y la creación de un centro educativo, al integrar profundamente estos valores con la vigorización rural. Sun Fubin, primer secretario de la célula del PCCh de la aldea de Daizhuang, recuerda: “En una de las visitas a la aldea, un vecino me comentó que las actividades escolares de educación revolucionaria no resultaban tan interesantes como lo que ofrecemos aquí. Eso me dio la idea de impulsar el turismo de educación revolucionaria”. Para aprovechar plenamente los recursos turísticos revolucionarios, la célula del PCCh de la aldea de Daizhuang ha llevado a cabo un proyecto centrado en el Museo de la Memoria Revolucionaria de Daizhuang, donde el público puede conocer tanto las gestas heroicas de la aldea durante la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa como los logros alcanzados en los recientes años en el marco de la vigorización rural. Asimismo, Daizhuang ha construido otros espacios dedicados a la educación revolucionaria, como el Pabellón Médico Revolucionario de Yimeng, el Museo de la Memoria de la Vanguardia Juvenil Antijaponesa y de los Milicianos de Yimeng, entre otros. Economía de la experiencia A orillas del río Daizhuang, 200 mu (aproximadamente 13,3 hectáreas) de rosas perfuman el aire, y los huertos de frutas y verduras orgánicas están repletos de frutos maduros, atrayendo a innumerables turistas. “Vinimos desde la ciudad para divertirnos, porque queríamos que los niños disfrutaran de actividades agrícolas”, comenta una turista. En la aldea de Daizhuang, los visitantes no solo pueden recoger raíces de loto, fresas, pepinos y otras frutas y verduras, sino también participar en actividades recreativas como la cosecha y arreglos creativos en los jardines de rosas. El agricultor Xiao Hua tampoco se queda quieto, porque se halla inmerso en la tarea de clasificar y empacar fresas. “En los días con más visitantes, recibimos hasta cientos de personas diarias”, manifiesta Xiao con alegría. No es necesario salir a vender ni recolectar la fruta personalmente; los agricultores solo abren sus huertos para recibir a los visitantes, y la producción se vende en poco tiempo. Al seguir un sendero perfumado de flores, se encuentra una calle de experiencia folclórica con un ambiente local. A lo largo de la calle, hay una gran variedad de delicias locales. Frente al horno de la señora Wang, vendedora de jianbing (una comida callejera tradicional china similar a las crepas), siempre se reúne un grupo de jóvenes que participa en actividades de educación revolucionaria. Mientras entrega un jianbing de maíz a un niño, ella comenta: “Este era el alimento de los soldados del Octavo Ejército de Ruta”. Los estudiantes foráneos, sorprendidos por lo difícil que es masticar el jianbing, se acercan a comprender las penurias que sufrían aquellos combatientes. “Nuestro objetivo no es solo que los turistas recuerden la historia, sino que la vivan y la sientan”, explica Liu Naijun, secretario de la célula del PCCh de la aldea de Daizhuang. La transformación de la aldea no solo ha dado vida a la cultura revolucionaria, sino que también ha engrosado los bolsillos de los vecinos. Mediante el modelo “célula del PCCh + cooperativa + agricultores”, los habitantes han aportado sus tierras como capital para participar en proyectos de alojamiento rural, elaboración artesanal, entre otros, lo que les permite trabajar sin salir de su aldea. Liu afirma que desde el inicio de los proyectos de formación educativa, los ingresos colectivos de la aldea han aumentado un 30 %, beneficiando económicamente a más de cien hogares. El auge de Donggaozhuang y Daizhuang es solo una muestra del fervor por el turismo cultural en las zonas rurales. El poblado de Sunzu ha impulsado la integración profunda de las industrias de educación, agricultura y turismo para revitalizar esta antigua base revolucionaria. En el futuro, se seguirá explorando en profundidad los recursos históricos para convertir la región en un bastión de la herencia del espíritu revolucionario y ensanchar cada vez más el camino hacia la vigorización rural. *Wang Qing es funcionario de la Escuela del Partido del Comité Provincial de Shandong del PCCh. |
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