A principios de 2020 estalló en el mundo la pandemia de COVID-19, cuya fuerte transmisión ha supuesto el desafío en materia de salud más grave que ha enfrentado la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial. En su intervención ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 27 de febrero de ese año, Michelle Bachelet, entonces alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, afirmó que la pandemia era una grave amenaza para el derecho a la vida y la salud de todas las personas, y que esta crisis sanitaria ponía a prueba la resiliencia social, por lo que el marco de derechos humanos era un importante punto de referencia.