Análisis
La travesía sino-brasileña
2025-07-29    Fuente: Centro para las Américas    Autor: SAMUEL SPELLMANN*

8 de mayo de 2025. Un buque portacontenedores opera en el puerto de Pecém, en el estado de Ceará, Brasil. Desde la apertura de una nueva ruta en abril de este año, el tiempo de viaje entre China y Brasil se ha reducido considerablemente. Xinhua

LA profundización de las relaciones entre China y Brasil en los últimos 20 años no se limita a la expansión de los intercambios comerciales o al aumento de las inversiones bilaterales. Se trata de una reconfiguración cualitativa del compromiso estratégico, que forma parte del contexto más amplio de la transición sistémica en curso en el orden mundial. El ascenso de China al estatus de polo estabilizador del sistema interestatal contemporáneo redefine las posibilidades de articulación de las periferias y semiperiferias globales. Esto es cierto tanto para su vecindad estratégica como para América Latina.

La metáfora del proverbio chino “cruzar el río palpando las piedras” no es solo un recurso retórico. Expresa la gramática pragmática de la diplomacia china, orientada a construir paciente y progresivamente lazos interestatales anclados en la confianza estratégica. Al mismo tiempo, señala la necesidad de navegar por los flujos cambiantes del sistema internacional con una brújula teórica y práctica propia, que preserve la autonomía de decisión frente a la presión de las grandes potencias y la dinámica centrífuga de la financiarización global. En este proceso, Brasil ha emergido como un socio central en Sudamérica. Comprender sus contradicciones y proyectar la dirección de su movimiento son fundamentales para la evolución programática de la relación a escala regional.

Un momento inédito

La interlocución sino-latinoamericana inaugura un momento inédito: es la primera vez desde la constitución moderna del continente americano que sus sociedades se orientan de manera estructurada hacia el Pacífico. Tradicionalmente vinculadas a la lógica atlántica, las economías latinoamericanas han estado moldeadas por una matriz extractivista y una dependencia estructural de las metrópolis euroatlánticas. El estrechamiento de las relaciones con China rompe esta lógica, permitiendo esbozar una alternativa geoeconómica de largo alcance.

En este nuevo horizonte, la construcción de una comunidad de futuro compartido entre China y América Latina y el Caribe, propuesta por el presidente Xi Jinping en 2014 y reafirmada en la IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, celebrada en mayo de este año, adquiere densidad institucional. Ya no es una directriz simbólica, sino una matriz operativa para reordenar las prioridades de desarrollo regional. La participación chino-brasileña en esta ecuación es estratégica, pues reúne a los dos principales centros económicos del Sur Global.

La asociación chino-brasileña es un elemento clave para superar el estancamiento estructural de la economía brasileña, marcado por una desindustrialización temprana y la reprimarización de las exportaciones. El programa Nueva Industria Brasil (NIB), articulado en 2024, es un intento explícito de invertir esta trayectoria, con un enfoque en la neoindustrialización verde, las tecnologías avanzadas y la integración regional. El éxito del NIB presupone la creación de arreglos productivos articulados con flujos internacionales de capital productivo, tecnología y finanzas, áreas en las que China se ha posicionado como una proveedora de alternativas al modelo neoliberal occidental.

El cambio en el perfil de las inversiones chinas en Brasil —antes centradas en materias primas e infraestructuras logísticas— ya apunta a un cambio cualitativo. La financiación de polos industriales, la cooperación en semiconductores y energías renovables, así como la participación en proyectos de movilidad urbana y conectividad digital, denotan un progresivo acercamiento entre la agenda china y los intereses estructurantes del desarrollo brasileño.

Geopolítica de la integración sudamericana

La emergencia de una agenda común sino-sudamericana se da también en el ámbito de las infraestructuras físicas y geoeconómicas. El Plan de Integración de las Rutas de América del Sur, concebido a partir del Consenso de Brasilia en 2023, propone cinco ejes transoceánicos que conectan el territorio brasileño con sus países vecinos y con el Pacífico. La propuesta representa una ruptura con la lógica fragmentada que históricamente ha caracterizado los proyectos de integración regional. Se trata de una arquitectura colaborativa orientada a reducir las asimetrías logísticas, ampliar las redes de circulación de valor y consolidar a América del Sur como una plataforma productiva a escala continental.

Esta agenda no se limita a una lógica de infraestructura, sino que también tiene implicaciones geopolíticas de largo alcance. La integración territorial sudamericana es un antídoto contra los vectores desestabilizadores que fomentan la fragmentación política de la región y su encuadramiento en esferas de influencia externas. La alianza con China proporciona apoyo material e institucional para la consolidación de un bloque regional con margen de maniobra autónomo.

El aumento de la presencia china en América Latina ha estado acompañado de interpretaciones dicotómicas: a veces como neocolonialismo disfrazado, a veces como solución redentora. Ambas interpretaciones son reduccionistas. El avance de la asociación sino-brasileña debe interpretarse a la luz de una estrategia de reposicionamiento productivo y soberano, dependiente de decisiones políticas internas. La soberanía productiva de Brasil —entendida como la capacidad de decidir sobre el rumbo de su propia estructura económica— es inseparable de la reorientación de su inserción internacional.

En este sentido, la construcción de una confianza estratégica con China no debe ser vista como una adhesión acrítica, sino como la formulación activa de una agenda nacional anclada en una planificación a largo plazo. Se trata de articular una vía de desarrollo que supere la lógica de la dependencia y redefina el papel del Estado como inductor de transformaciones estructurales.

Desafíos políticos y tareas intelectuales

A nivel interno, el principal desafío para consolidar esta estrategia es la inestabilidad política y la falta de consenso entre las élites económicas sobre el proyecto de desarrollo nacional. La burguesía nacional sigue fracturada entre fracciones asociadas al capital transnacional y sectores comprometidos con la reindustrialización y la expansión del mercado interno. La construcción de una coalición nacional capaz de sostener políticas del Estado —y no solo del Gobierno— es una precondición para profundizar el vínculo sino-brasileño.

En el campo intelectual, la tarea es formar una nueva generación de cuadros —técnicos, académicos y diplomáticos— capaces de comprender la complejidad de la articulación entre los intereses nacionales, el regionalismo sudamericano y las redes globales de poder. La formación de especialistas en China, tanto en integración regional como en economía política internacional, será decisiva para que Brasil pase de una posición reactiva a una postura proactiva en la arena internacional.

La travesía sino-brasileña no es lineal ni está exenta de tensiones. Sin embargo, se han sentado las bases para una profundización estratégica para la cooperación. La construcción de una comunidad de destino no es un imperativo ideológico, sino una opción racional ante la emergente configuración multipolar. El fortalecimiento de la confianza mutua, el establecimiento de proyectos de infraestructuras conectivas y la búsqueda de una inserción global soberana trazan los contornos de una nueva etapa en el desarrollo brasileño.

Es precisamente en el terreno incierto de las transformaciones estructurales donde se forjan los caminos de largo plazo. La capacidad de Brasil de “cruzar el océano palpando las piedras” se medirá por su voluntad de planificar estratégicamente, integrarse regionalmente y proyectarse globalmente con China, pero sobre todo, con un proyecto propio.

*Samuel Spellmann es director del programa de posgrado en Especialización en China Contemporánea de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais.

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