Análisis
En busca de un futuro común
2025-06-04    Fuente: Centro para las Américas    Autor: JOSÉ HENRIQUE PAIM FERNANDES*

25 de noviembre de 2024. Una promotora de la Universidad Normal del Este de China en la Exposición de Educación Superior de China, celebrada en la Universidad Federal de Río de Janeiro, en Brasil.

31 de marzo de 2023. Estudiantes brasileños conversan con alumnas de la Universidad de Beijing. Fotos de Xinhua

EN su libro China, el diplomático y político Henry Kissinger, quien fue secretario de Estado estadounidense y uno de los principales organizadores del acercamiento entre Estados Unidos y China en la década de 1970, hace varias referencias a la importancia de las enseñanzas del filósofo Confucio para la formación de la sociedad china. Adoptado por la dinastía Han a partir del año 206 a. C., el pensamiento confuciano fue considerado la filosofía oficial del Estado chino. En cierto modo, el canon confuciano se convirtió prácticamente en un cruce de la Biblia y la Constitución en el país, hasta el punto de que el dominio de estos textos era el principal requisito para entrar en la función pública de la administración imperial china. Durante más de dos mil años, la selección de estos eruditos funcionarios se llevó a cabo mediante disputados exámenes celebrados en todo el país.

Autora del libro La Nueva China: Más allá del socialismo y del capitalismo, la economista china Jin Keyu, quien fue empleada del Banco de China, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, es profesora asociada de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres y está especializada en macroeconomía internacional y economía china. En su libro, Jin afirma que China ha realizado importantes progresos sin seguir la “senda occidental”, y se refiere también a la exigencia de rigurosos exámenes nacionales para la selección de funcionarios chinos.

Es significativo que intelectuales tan dispares como Kissinger y Jin quedaran impresionados por esta política y la citaran como ejemplo emblemático de la sociedad china. Aunque proceden de entornos completamente distintos y han vivido en países, épocas y circunstancias diferentes, ambos tomaron conciencia de esta acción, que demuestra cómo la profesionalidad, la meritocracia y, por tanto, la educación han sido fundamentales para el pueblo chino durante milenios, y han formado parte de su cultura y civilización.

Un ejercicio comparativo

Si el aprendizaje ha sido importante en China durante milenios, en Brasil la educación tuvo un desarrollo tardío. En la época colonial, estaba restringida y se centraba en la catequización y la instrucción de los indígenas y los hijos de los colonos por parte de los sacerdotes jesuitas. No hubo preocupación por la educación de la población en general, puesto que las escuelas fueron limitadas y estuvieron dirigidas a grupos específicos. Durante el periodo imperial, el sistema educativo evolucionó poco, con escasa atención en la educación básica y un sistema universitario prácticamente inexistente. Los hijos de familias adineradas iban a estudiar a Europa, principalmente a Francia.

No fue hasta la década de 1940 cuando se hizo un esfuerzo por crear una red mínima de educación básica, pero aun así, su desarrollo fue lento. En 2003, el Gobierno brasileño empezó a dar prioridad a la enseñanza técnica y profesional al crear políticas específicas para esta área, las cuales siguen desarrollándose en todo el país. Algunos estados, como Río Grande del Norte, han decidido hacer de la formación profesional el eje de su política educativa y están concentrando sus inversiones en ella.

Aunque son países con historias, culturas y experiencias diferentes, Brasil y China tienen varios intereses, estrategias y puntos en común. Uno de ellos es, por ejemplo, el respeto a la autodeterminación de los pueblos, la falta de interés en ampliar sus territorios y el compromiso de construir un desarrollo nacional basado en la capacidad y el esfuerzo de su población. Otra similitud es la decisión de ampliar y mejorar la educación profesional como palanca para el desarrollo económico y el desarrollo social. Para Brasil, es esencial inspirarse en el ejemplo chino para ampliar la educación profesional y técnica hasta el nivel necesario para influir en el aumento de la productividad laboral, que es clave para que el país alcance el desarrollo económico.

La relación entre Brasil y China en materia de educación está marcada por acuerdos y asociaciones destinados a reforzar la enseñanza del portugués en China y del mandarín en Brasil, facilitar el acceso a la enseñanza superior de los estudiantes de ambos países y promover el intercambio de profesores y estudiantes. Actualmente están en curso 155 acuerdos de enseñanza superior, en los que participan 39 universidades de los dos países, incluida la asociación entre la Fundación Getulio Vargas (FGV) y la Universidad Normal de Hebei, que comenzó en 2023. Este año se firmará también un acuerdo de cooperación, esta vez entre la FGV y la multinacional china Huawei Technologies, que posee tecnologías destinadas a la educación. Todas estas son iniciativas encaminadas a mejorar la formación del profesorado y la calidad de la educación en ambos países.

Naturalmente, esta cooperación abarca también la enseñanza técnica y profesional, en la que China es un importante referente a nivel internacional. Tanto en China como en Brasil, la formación profesional se centra en la empleabilidad. Ambas naciones reconocen la importancia de alinear la formación profesional con las necesidades del mercado laboral, lo que se hace a través de asociaciones entre instituciones educativas y sectores industriales, un enfoque fundamental para garantizar que los planes de estudio estén actualizados y sean pertinentes. La integración con el sector privado es una estrategia común para mejorar la calidad de la formación profesional y aumentar las posibilidades de empleo de los estudiantes y recién titulados. En China, las escuelas técnicas suelen colaborar con las empresas para desarrollar programas que respondan a sus necesidades específicas. En Brasil, con menor intensidad y alcance, se han puesto en marcha iniciativas similares, con asociaciones entre instituciones y empresas para promover las prácticas y el ejercicio profesional.

Una base sólida

Aunque hay diferencias significativas en las estructuras y enfoques del sistema educativo, las similitudes existentes proporcionan una base sólida para esta colaboración. La creación de asociaciones estratégicas y la valoración de las experiencias mutuas constituyen pasos esenciales hacia un futuro de colaboración más próspero. Así, promoviendo el intercambio de conocimientos y prácticas, ambos países pueden reforzar la formación profesional, lo que beneficiará a sus economías y sociedades.

Uno de los principales campos en los que China y Brasil pueden colaborar es el de la tecnología y la innovación. China es conocida por sus avances en tecnología e investigación, mientras que Brasil cuenta con un ecosistema emergente de start-ups e innovación. El intercambio de experiencias en programas de formación técnica en las áreas de tecnología de la información, inteligencia artificial y robótica puede ser extremadamente beneficioso. China, por ejemplo, puede compartir sus experiencias en la implementación de laboratorios de innovación en las escuelas técnicas, mientras que Brasil puede ofrecer ideas para adaptar las tecnologías de enseñanza a la realidad local, como el uso de plataformas digitales para educación a distancia.

Ante la crisis medioambiental mundial y la urgente necesidad de adoptar medidas para evitar que la situación empeore, ambos países se enfrentan a retos relacionados con el desarrollo sostenible. China ha invertido mucho en tecnologías verdes y energías renovables, y podría compartir sus avances en este campo con Brasil, que, con su vasta biodiversidad y experiencia en la conservación, podría enseñar prácticas de gestión medioambiental y agricultura sostenible. Las iniciativas que implican proyectos comunitarios en áreas como el reciclaje y la conservación del medio ambiente podrían ser una forma de implicar a los estudiantes de ambos países.

La colaboración también puede ser muy beneficiosa en la Industria 4.0. Brasil aún está en pañales en la adopción de estas tecnologías, mientras que China es uno de los principales países del mundo en automatización industrial. De este modo, la formación técnica en automatización, Internet de las Cosas y análisis de datos puede desarrollarse en colaboración entre las instituciones educativas de ambos países, lo que implica programas de intercambio de estudiantes y profesores y el desarrollo de planes de estudio que preparen a los alumnos para las demandas futuras.

La formación profesional en sanidad es un campo en el que China y Brasil pueden beneficiarse mutuamente. China tiene un sistema de salud que combina la medicina tradicional y la moderna, y Brasil cuenta con un sólido sistema público de salud, aunque se enfrenta a retos como la desigualdad de acceso. Ambas naciones afrontan desafíos similares, como las epidemias y las enfermedades crónicas y emergentes. La experiencia de Brasil en la lucha contra el Zika y el COVID-19 puede compartirse con China, que también se enfrenta a enfermedades emergentes. Se pueden desarrollar conjuntamente programas de formación para una respuesta rápida y para mejorar la vigilancia epidemiológica. Colaborar en la investigación y en proyectos podría conducir a innovaciones en tratamientos y metodologías asistenciales, como la integración de tecnologías: China es conocida por sus avances en la tecnología de la salud, incluida la telemedicina. Brasil puede aprovechar estos conocimientos para ampliar el acceso a la atención en zonas remotas.

A su vez, las prácticas brasileñas en materia de salud pública y comunitaria pueden ofrecer valiosos conocimientos a los chinos, incluida la comprensión de cómo las creencias y los valores locales afectan la percepción y el tratamiento de las enfermedades, lo cual permite un enfoque más holístico y eficaz de la atención al paciente.

La colaboración en la educación profesional tiene, por tanto, un inmenso potencial para el desarrollo económico y social de ambos países. Al compartir conocimientos y experiencias y desarrollar prácticas innovadoras, es posible abordar retos comunes. Esta colaboración puede contribuir a la formación de profesionales mejor preparados y servir de modelo de cooperación internacional para ser imitado por otras naciones. El futuro común reside en intensificar y mejorar los contactos entre Brasil y China para formalizar acuerdos bilaterales que permitan fortalecer y desarrollar aún más la educación y la amistad entre los dos países.

*José Henrique Paim Fernandes es economista, profesor y director de Desarrollo de Gestión Pública y Políticas Educativas de la Fundación Getulio Vargas en Río de Janeiro, Brasil.

Sugerencias relacionadas
Quiénes somos Contáctanos
Socios: China.org.cn   |   China Today   |   China Pictorial   |   People's Daily Online   |   Women of China   |   Xinhua News Agency   |   China Daily
CGTN   |   China Tibet Online   |   China Radio International   |   Global Times   |   Qiushi Journal
Copyright Chinatoday Paper Subscriptions 京ICP备10041721号-4