Análisis |
“Estados Unidos pretende conseguir prerrogativas” | |
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2 de abril de 2025. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, muestra la orden ejecutiva sobre los llamados “aranceles recíprocos” en la Casa Blanca, en Washington D. C. 2 de abril de 2025. Un camión que transporta varios automóviles (abajo a la izq.) circula por una carretera cerca de la frontera entre México y Estados Unidos, en la ciudad de Nogales, en el estado mexicano de Sonora. 16 de abril de 2025. La directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, en la sede de esta institución en Ginebra, Suiza. Según el informe publicado por la OMC ese día, la política arancelaria estadounidense ha deteriorado gravemente las perspectivas del comercio mundial. Fotos de Xinhua LA política arancelaria estadounidense ha cambiado con frecuencia en las últimas semanas. El 2 de abril, el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos impondría un “arancel base” mínimo del 10 % a sus socios comerciales, así como “aranceles recíprocos” y más altos a los países y regiones con los que el país norteamericano tenía los mayores déficits comerciales. Posteriormente, dio a conocer el aplazamiento durante 90 días de aquellos “aranceles recíprocos” sobre varios países, aunque no en el caso de China. En una entrevista con China Hoy, el economista y experto en relaciones comerciales con China, Gustavo Alejandro Girado, nos comparte sus reflexiones al respecto. Girado es director de la carrera de posgrado de Especialización en Estudios en China Contemporánea de la Universidad Nacional de Lanús, y del Centro de Estudios de Investigación Sino-Latinoamericano en la misma universidad. China Hoy (CH): ¿Cuál es su opinión sobre la política de “aranceles recíprocos” del presidente Donald Trump? ¿Realmente son recíprocos? Gustavo Alejandro Girado (GAG): Me resulta sorprendente que el mismo país que fue el principal protagonista del diseño del mundo luego de la Segunda Guerra Mundial, que organizó sus instituciones y estableció las reglas, los nuevos parámetros globales, los estándares y las normas que lo iban a regir durante las siguientes décadas, sea el mismo país que borra intempestivamente la mayor parte de esas reglamentaciones que impulsó e impuso al resto del mundo, dentro de un orden relativamente colaborativo, claro, en términos occidentales. El famoso “mundo basado en reglas” ya prácticamente no existe, y es desde que asumió Donald Trump su segundo mandato que esta situación novedosa y contradictoria irrumpió. Parece que el mundo ha sido dividido, de acuerdo con Estados Unidos, en dos partes: quienes aceptan las demandas ilegítimas –en tanto van contra la legalidad del orden global establecido– fijadas unilateralmente y aceptan las nuevas condiciones comerciales, y quienes no, que quedan del otro lado, enfrente, hasta el momento en una situación muy incómoda. Pareciera que el lugar que pretende ocupar la política comercial estadounidense es el de quien impone sus condiciones sin consulta, sin diálogo ni negociaciones. Hasta este momento, con esas decisiones suspendidas para todos excepto China, parece quedar claro que Estados Unidos pretende conseguir prerrogativas para sus productos en detrimento del interés general, en base a negociaciones con cada actor global, mientras que con China las mantiene y endurece, recordándonos la misma política que llevó adelante Estados Unidos en el primer mandato de Trump, hasta la firma del acuerdo conocido como de Fase 1. En resumen, todos fueron afectados con las decisiones del país estadounidense del 2 de abril, pero unos días después se corre el velo y se hace evidente que la trama tiene un solo destinatario: la República Popular China. CH: ¿Qué cree usted que traerá consigo esta imposición de aranceles a la propia economía estadounidense? GAG: A Estados Unidos le va a traer solamente problemas, pues el mundo ahora hace los productos y brinda los servicios de manera diferente a como se hacía el siglo pasado. No hay país en el cual un producto se haga en su totalidad, sino que las cadenas globales de valor son los esquemas predominantes y desde los cuales los grandes capitales manufactureros definen la conveniencia o no de producir sus partes y piezas en diferentes geografías, allí donde hacerlas esos trozos resulta más competitivo para su estrategia. Pretender que los capitales con origen en Estados Unidos regresen a territorio estadounidense es desconocer el funcionamiento de las cadenas globales de valor. De allí que se haga evidente que todo constituye una “puesta en escena” para comenzar a negociar individualmente y, como en el caso de Argentina, conseguir otro tipo de prerrogativas –básicamente políticas– que no tienen que ver con lo comercial. En el caso del país norteamericano, es indudable que padecerá un aumento de los precios promedio, pues mucho de lo que allí se consume ingresa al país como producto terminado desde otras regiones. Caerá el salario real y, claro, esto traerá malestar social, como ya lo demostraron algunas recientes manifestaciones en grandes ciudades del país. Además, se verán afectados los resultados económicos de las corporaciones al tener que desarmar sus cadenas globales de valor para encontrar otros proveedores radicados en países con aranceles menores. Es un claro problema que no creo que las grandes corporaciones manufactureras de Estados Unidos puedan sostener mucho tiempo. Este esquema arancelario no puede sostenerse en el tiempo. Para mí, es un golpe sobre la mesa para conseguir otras ventajas, con todo el mundo menos China, con quien la disputa es de otro orden. CH: Estados Unidos ha ido elevando sucesivamente los aranceles a los bienes procedentes de China. Por su parte, China ha tomado contramedidas, ha elevado también los aranceles a los bienes estadounidenses y ha anunciado que ignorará nuevos posibles aumentos arancelarios por parte de Estados Unidos. ¿Cuál es su opinión sobre las acciones de Estados Unidos y China? ¿Qué impacto cree usted que tendrán en la economía mundial? GAG: Para mí, no constituyen una novedad, pues esta escalada entre ambas potencias ya la vivimos en el primer mandato del señor Trump. Aquella vez terminó en un acuerdo de Fase 1 que la pandemia de COVID-19 suspendió. No descarto que en un futuro mediato, y luego del impacto político global, todas estas escaramuzas culminen con otro acuerdo. Mientras ambas economías discuten, sí el comercio global será afectado por las disrupciones que genera. En estos momentos, algunos productos indispensables para Estados Unidos provenientes de China han sido separados de los productos afectados con aranceles ridículos, dada la necesidad estadounidense de seguir contando con ellos. Es evidente que estas acciones pueden profundizarse en la medida que las cadenas globales de valor vayan demostrando a Estados Unidos la gran interdependencia productiva que hay hoy en el mundo moderno. CH: Ante la actual situación de creciente unilateralismo y proteccionismo comercial, ¿cuáles son las bases y ventajas que tiene garantizar una cooperación económica y comercial entre China y América Latina y el Caribe? ¿Cuáles son los enfoques que se deberían tomar en el futuro? GAG: Es indispensable que las economías del Sur Global, pero en especial las africanas y latinoamericanas, encuentren espacios de diálogo comunes, pues los problemas de una economía pasan a ser los de las otras. “Nadie se salva solo”, como decimos en mi país. Ante las acciones unilaterales, antiglobalistas y proteccionistas de Estados Unidos, no hay nada mejor que oponerles mayor diálogo, construcción común de políticas, participación conjunta y esquemas de convivencia –de gobernanza, como suele decirse– en los que podamos desarrollarnos y aprovechar nuestras mutuas ventajas. El ejemplo que se debe seguir, de acuerdo con mi punto de vista, es el del BRICS en su versión más amplia. CH: El 10 de abril, el Banco Central de la República Argentina acordó con el Banco Popular de China extender la vigencia de un tramo del acuerdo swap de divisas por 12 meses, hasta junio de 2026. ¿Qué le parece esto? ¿Cómo ve las perspectivas de desarrollo de las relaciones bilaterales entre China y Argentina? GAG: Me parece muy bien y seguramente el Gobierno argentino agradece la disposición del Banco Popular de China para no obligarlo a pagar la deuda que tiene por la parte activada del swap de monedas bilateral, que alcanza aproximadamente 5000 millones de dólares. Al Gobierno de Estados Unidos, de esa manera, se le ha quitado una excusa para seguir extorsionando a Argentina con que deje de tener relaciones financieras con China. Esas presiones son muy importantes y el débil Gobierno de Argentina queda en medio de la disputa entre ambas economías. Al quitarse la demanda de cobro del medio, alivia el horizonte financiero de mi país, y así el Departamento de Estado, vía [Mauricio] Claver-Carone, tiene que diseñar nuevas estrategias para presionar a mi país. |
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