Análisis |
La fortaleza de un sistema | |
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1 de enero de 2025. Fuegos artificiales en el puerto Victoria, en Hong Kong, para dar la bienvenida al año 2025.
![]() 5 de noviembre de 2024. Adultos mayores ensayan para un espectáculo en un centro comunitario de atención para las personas de la tercera edad en el distrito de Chaoyang, en Beijing. Fotos de Xinhua
ESCRIBIR una reseña sobre una obra, no solo significa tener un conocimiento teórico profundo, sino ser capaz de hacer dialogar la teoría con la realidad histórica en que se produjo y con las vivencias del autor. Pero la situación es más compleja si ese escritor es, además, el líder político de uno de los procesos más importantes de nuestra época, quien, sin romper con el legado histórico del presidente Mao, ha llevado a cabo uno de los procesos de reforma y construcción más importantes de las últimas décadas, la construcción del socialismo con peculiaridades chinas bajo la conducción del camarada Xi Jinping y el Partido Comunista de China (PCCh). Para los comunistas peruanos, esta obra es de suma importancia y sentimos una cercanía profunda con este proceso, ya que José Carlos Mariátegui, uno de los más insignes marxistas de América Latina y fundador de nuestro partido, sostuvo el postulado de construir un socialismo “sin calco ni copia”, y eso es lo que visualizamos en el proceso de construcción del socialismo chino, lógicamente en otra dimensión y contexto. Una sola unidad dialéctica De una manera muy humilde, el camarada Xi Jinping escribe esta obra bajo el título de Xi Jinping: La gobernación y administración de China (IV). Sin embargo, dada la dimensión económica y sociocultural de China, esta obra adquiere una dimensión universal que nos ayuda a comprender cómo el vínculo entre la historia, la sociedad, el Estado y el Partido conforma una sola unidad dialéctica capaz de doblegar el poder de los más grandes monopolios y naciones imperialistas, sin perder su carácter popular y socialista. La lucha del pueblo chino, en esta etapa de la historia que le ha tocado dirigir al camarada Xi Jinping, nos confirma que es posible derrotar al capitalismo con organización popular no solo cuando el Partido lucha por el poder, sino cuando el Partido está en el poder del Estado, obviamente en condiciones distintas, pero siempre involucrando a millones en esta lucha titánica contra el capitalismo. Si hubiera que resumir esta obra en cinco palabras, estas podrían ser: nación, Partido, persistir, construir e innovar. Quizás esas ideas sean el cimiento sobre el que se construye el socialismo con peculiaridades chinas bajo la conducción del camarada Xi Jinping y el PCCh. La nación y el socialismo de perspectiva comunista se han reencontrado en esa lucha por un destino común para los pueblos. Esta idea de nación que emerge de este pensamiento es muy distinto al nacionalismo burgués capitalista, que se sustenta en la búsqueda de la riqueza individual. Por el contrario, la idea de nación en la época del socialismo con peculiaridades chinas se fundamenta en la búsqueda permanente del equilibrio entre el bienestar social e individual. Este equilibrio en la sociedad china ha sido posible a partir de una adaptación del marxismo a las características de la sociedad china, destacando que la economía socialista de mercado ha permitido a China convertirse en la segunda economía mundial y, ahora podemos afirmar, que ese modelo ha permitido, bajo la dirección del Partido y del camarada Xi Jinping, la derrota de los monopolios y la emulación socialista que premia la creatividad, el ingenio y el trabajo colectivo que sustenta el trabajo de las empresas y la sociedad china. Por eso, ya al conmemorarse los 100 años del PCCh, el camarada Xi Jinping anunció que China se había convertido en “una sociedad modestamente acomodada en todos los aspectos” y es en ese momento que, luego de cumplido este objetivo, el Partido, el Estado y la sociedad china pasaron a otro escalón en el proceso de construcción. Por ello, Xi Jinping sostuvo en el discurso de conmemoración de los 100 años del PCCh que esto significa que el Partido ha logrado una resolución histórica al problema de la pobreza extrema en China, y ahora avanza con paso decidido hacia el objetivo del segundo centenario: convertir a China en un gran país socialista y moderno a todos los niveles. Más que potencia económica Es loable que estos objetivos se hayan logrado en plena situación de pandemia, fenómeno sobre el que también se trata en esta obra, en donde podemos apreciar, a través de los documentos y discursos del periodo, la fortaleza de un sistema que no solo ha logrado derrotar a la pobreza, sino enfrentar a las fuerzas de la naturaleza con organización, racionalización de los recursos e investigación científica puesta al servicio del bienestar y la prosperidad de toda la sociedad china. Por ello, es de relevancia señalar que China no solo es una potencia económica, sino un país en donde el progreso ha sido construido sobre un modelo de sostenibilidad ambiental, económica y cultural. Por otro lado, también se recalca la importancia que tuvo en ese proceso la política de “un país con dos sistemas”, que fue vista como una forma de generar inversión y desarrollo industrial en China, pero que también formó parte de una política de reunificación del país tras la recuperación de Hong Kong. En este proceso, el socialismo demostró sus fortalezas, no solo derrotando al capitalismo monopólico, sino también logrando que la población de esa excolonia se integrara al sentimiento de una sola China, el cual sigue siendo un componente clave de la estrategia de la revolución socialista. Sobre la base de ese bienestar económico e identitario es que se construye en China un modelo verdaderamente democrático que fluye de su propio desarrollo histórico como nación, una democracia sostenida en la participación y la construcción de un Estado de derecho socialista. En el transcurso de la obra es relevante destacar que para los marxistas chinos, la economía y la política están íntimamente ligadas, no por criterios de determinismo económico, sino por la ineludible tarea de construir las bases materiales de la democracia y el socialismo. Contrariamente al discurso occidental, que se enfoca en los mecanismos políticos de la democracia, el discurso democrático de los comunistas chinos se sustenta en la creación de las bases materiales de la democracia socialista. Para los países de la periferia capitalista, asumir el modelo “democrático occidental” significa solo un diálogo de sordos entre pobres, un vano intento de ser felices solo redistribuyendo la pobreza entre los trabajadores, mientras los políticos profesionales legislan a favor de las corporaciones y las burocracias. Por eso, el proceso político en China es tan importante para los pueblos de la periferia capitalista que luchamos por un mundo más justo y equitativo. Por ello encontramos también en el pensamiento de Xi Jinping y en el proceso de construcción de la democracia socialista con peculiaridades chinas la concreción del postulado de José Carlos Mariátegui, quien sostenía que “no se puede democratizar la sociedad sin democratizar la economía”, algo que es evidente, pero que la alienación capitalista pretende ocultar. Participación ciudadana La participación de los ciudadanos chinos en el proceso de construcción de la democracia se concibe como un proceso participativo de todo el pueblo a través de sus instituciones en el logro de los objetivos de la nación encarnada en el Estado. Por ello, se menciona la importancia de la codeliberación, la coedificación y el codisfrute, lo cual pone de relevancia el carácter horizontal del poder popular y las relaciones horizontales entre la sociedad civil y el Estado. Conceptos que los clásicos señalaban como un objetivo hoy son una realidad en la china socialista. Pero para que ese modelo funcione, es necesario avanzar en un cambio cultural que debe partir del respeto hacia las culturas y etnias existentes, pero dotándolas de los instrumentos económicos, tecnológicos, educativos y legales necesarios para que sean ellas mismas las que desarrollen procesos interculturales que les permitan adaptarse a las nuevas condiciones de la vida social tanto en la propia China como en el plano internacional, poniendo siempre en valor los conocimientos y características de las diferentes etnias que forman parte del pueblo chino. Pero también es importante recalcar que todas las reformas realizadas en China bajo la dirección del camarada Ji Xining están pensadas no solo para mejorar las condiciones de vida de la población china, sino también para convertir a China en un referente de desarrollo a escala planetaria. Sin embargo, ese proceso, desde la perspectiva china, se debe lograr respetando los procesos sociales y políticos de cada país, sin perder de vista la perspectiva socialista. Por eso, el internacionalismo proletario hoy no recorre el mundo como un fantasma, sino que se expresa a través de un nuevo modelo que se encarna en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, un modelo de progreso y bienestar que promueve el multilateralismo y que compromete a todos los comunistas del mundo a unirse de manera más firme para ser un poder real que contribuya al proceso en el que hoy China avanza. *Hildebrando Cahuana Segovia es secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Peruano. |
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