Análisis
La gobernanza global de los derechos humanos
2024-12-05    Fuente: Centro para las Américas    Autor: JORGE EDUARDO MALENA*

19 de agosto de 2024. Zhao Huan (der.) y Gao Yali (izq.), dos policías enviadas a Sudán del Sur para una misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, interactúan con los estudiantes de una escuela en un campamento de refugiados ubicado en Yuba, capital de dicho país.

10 de septiembre de 2024. Se celebra la primera mesa redonda sobre derechos humanos entre China y América Latina en Río Janeiro, Brasil.

6 de junio de 2024. Una embarcación de la empresa CCCC Shanghai Dredging Co., Ltd. opera en la desembocadura del río Magdalena en Barranquilla, Colombia. Fotos de Xinhua

EL Gobierno chino defiende cada vez más los derechos sociales y económicos, un área degradada por Occidente y en la que China ha alcanzado autoridad gracias a su éxito económico en las últimas décadas. En consecuencia, la posición de China goza de un apoyo significativo del Sur Global.

Las prácticas y los logros de China para poner fin a la pobreza extrema, garantizar el derecho a un nivel de vida adecuado, promover la igualdad social y proteger los derechos de los grupos desfavorecidos ofrecen un enfoque chino distintivo sobre el desarrollo de los derechos humanos para todos los países, en particular los países en desarrollo.

De la teoría a la práctica

Más allá del discurso, la congruencia entre palabras y hechos puede verse en las acciones concretas de la diplomacia china. Por ejemplo, en el ámbito de la seguridad internacional, desde 1990 China ha desplegado más de 50.000 cascos azules en unas 30 misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. China es el segundo mayor contribuyente de fondos para las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU y un importante proveedor de tropas, ya que proporciona más fuerzas de paz que cualquier otro miembro permanente del Consejo de Seguridad. Actualmente hay 2200 cascos azules chinos en servicio, repartidos en ocho misiones. China ha creado una fuerza de reserva de 8000 efectivos y un escuadrón policial permanente de 300 miembros para las misiones de paz de la ONU.

Además, durante los últimos 10 años, China ha sido un participante activo en la resolución de los principales focos de tensión internacionales, como la cuestión nuclear de la península de Corea, la cuestión nuclear iraní, el conflicto palestino-israelí y las guerras civiles en Afganistán, Myanmar, Siria, Libia y Sudán del Sur.

A estos aportes diplomáticos hay que sumar los logros en la normalización de las relaciones oficiales entre Irán y Arabia Saudita, y el acuerdo entre las facciones palestinas, incluidas las rivales Hamás y Fatah, para poner fin a la división y reforzar la unidad palestina.

En materia de desarme y control de la proliferación de armas, China se ha adherido a más de 20 tratados y mecanismos de control de armas internacionales, incluidos el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas y Toxínicas, así como la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción.

China ha participado también en esfuerzos globales para abordar los problemas resultantes de amenazas a la seguridad no convencionales. Apoya el papel de liderazgo de la ONU en la lucha global contra el terrorismo y las resoluciones antiterroristas adoptadas por el Consejo de Seguridad. Asimismo, ha impulsado la plena implementación de la Estrategia Global contra el Terrorismo de la ONU.

En consecuencia, China, durante los últimos más de 50 años, ha apoyado el papel central de la ONU en los asuntos internacionales, al articular medidas a favor de que la ONU se convierta en un faro del multilateralismo y del posicionamiento de la Carta de la ONU como piedra angular del orden internacional. Asimismo, China sostiene que existe un solo sistema internacional, que es el centrado en la ONU; que existe un solo orden internacional, que es el que se basa en el derecho internacional; y que las normas básicas de las relaciones internacionales son aquellas respaldadas por los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.

Además, China ha contribuido con más del 30 % del crecimiento económico mundial durante varios años consecutivos, todo lo cual puede atribuirse a su posición como importante socio comercial de más de 140 países y regiones, y como constructor de infraestructura al haber lanzado más de 130 proyectos en casi 60 países, de los que se han beneficiado 30 millones de personas.

Asimismo, la cooperación en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por China galvanizó hasta 1 billón de dólares de inversión a nivel mundial y creó más de 3000 proyectos y 420.000 empleos para los países participantes en los 10 años transcurridos desde su primera propuesta en 2013 hasta 2023.

Por otra parte, China ratificó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer en 1980, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial en 1981, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes en 1988, la Convención sobre los Derechos del Niño en 1992, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en 2001, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2008 y la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares en 2011.

El sistema internacional de protección de los derechos humanos también se conoce como régimen universal de derechos humanos. Sus orígenes se pueden encontrar en la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Los tratados sobre derechos humanos redactados bajo los auspicios de las Naciones Unidas que entraron en vigor durante las décadas que siguieron a la adopción de la declaración, son los pilares de este régimen.

La ONU ha calificado nueve de estos tratados como instrumentos internacionales fundamentales en materia de derechos humanos, pero varios tratados e instrumentos legales más también contribuyen a la salvaguardia de estos derechos. El fundamento principal de estos instrumentos es que el derecho internacional tiene un papel legítimo que desempeñar en la protección de los derechos humanos.

El camino por delante

China percibe el sistema internacional existente como resultado de asimetrías de poder que favorecen a los países occidentales. Por ello, rechaza lo que Occidente llama “orden basado en reglas” y promueve la multipolaridad, la democratización de las relaciones internacionales y la transformación de la gobernanza global.

Para concluir, la intención de China es reformar el sistema internacional, no reemplazarlo por otro. Los dirigentes chinos centran sus energías en encontrar una manera de que el mundo sobreviva a la inestabilidad e incertidumbre globales y promover el desarrollo de una nueva era en las relaciones internacionales. Beijing ha lanzado la idea de “democratizar el sistema internacional”, como respuesta asimétrica a lo que percibe como el orden injusto forjado por Washington. Esto significaría que China no tiene interés ni en preservar el statu quo ni en sustituir a Estados Unidos como policía global.

Estos nuevos desarrollos en el sistema internacional pueden impactar el régimen internacional de derechos humanos. El papel de China como contribuyente constructivo al sistema de la Carta de las Naciones Unidas y su respaldo a la mayoría de las normas del régimen internacional de derechos humanos sugieren que tiene un papel central que desempeñar en términos del desarrollo de los derechos sociales y económicos en todo el mundo, un área marginada por las democracias liberales.

Pero cabe señalar que el desarrollo de los derechos humanos es relevante no solo para la política, sino que también incluye avances en términos de economía, cultura y ecología. En última instancia, significa el desarrollo del pueblo. El logro de una prosperidad moderada por parte de China proporciona una base firme para los derechos humanos y requiere una perspectiva más amplia sobre esta cuestión. Representa un progreso integral para garantizar los derechos humanos en China y una nueva contribución a la causa mundial de los derechos humanos. 

*Jorge Eduardo Malena es director del Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales.

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