Análisis |
La construcción conjunta de un porvenir | |
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Un camión pesado eléctrico. Foto cortesía de Luz del Sur
2 de diciembre de 2023. Un buque atraca en un muelle en el puerto de Lianyungang, provincia de Jiangsu, para cargar automóviles destinados a la exportación a México. Cnsphoto ESTE año se cumple el 10.o aniversario de la propuesta del presidente Xi Jinping sobre el establecimiento de una comunidad de futuro compartido China-América Latina y el Caribe (ALC). Durante esta última década, las relaciones entre ambas partes se han ido profundizando hasta alcanzar un volumen comercial de casi 500.000 millones de dólares. Más aún, China se ha convertido en el primer o segundo socio comercial de la mayoría de los países de ALC, ha firmado memorandos de entendimiento en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) con 22 países de la región, y ha obtenido resultados significativos en diferentes ámbitos ligados a la cooperación, como agricultura, tecnología e intercambios entre los pueblos. La relación entre China y ALC ha entrado en una nueva era caracterizada por los principios de igualdad, ganancia mutua, innovación, apertura y beneficios para los pueblos. A pesar de ello, aún existen ciertas fricciones comerciales con algunos de los principales países latinoamericanos. Fricciones comerciales Entre 1995 y 2024, ha habido más de 2400 casos en los que se han tomado represalias comerciales en contra de China alrededor del mundo. Tres naciones latinoamericanas se sitúan entre los primeros diez países o regiones en interponer demandas contra China; a saber, Argentina, Brasil y México, en el cuarto, sexto y décimo lugar, respectivamente. Las demandas han abarcado una amplia gama de sectores, como el acero, el vidrio, los textiles y los productos químicos. Particularmente, desde el segundo semestre del año pasado, las principales economías de ALC han ido anunciando el ajuste de aranceles sobre los productos importados, siendo aquellos provenientes de China los más afectados. El 15 de agosto de 2023, el Gobierno mexicano anunció repentinamente un aumento de entre el 5 % y el 25 % de los aranceles de importación sobre un total de 392 partidas, incluyendo el acero, el aluminio, el vidrio, los productos de papel, entre otros. Solo seis meses después, el Gobierno mexicano volvió a declarar que incrementaría los aranceles en 544 partidas con una tasa de entre el 5 % y el 50 %. Puesto que China no tiene ningún tratado de libre comercio con México, sus productos son los más gravados. Asimismo, a partir del segundo semestre del año pasado, Brasil anunció el ajuste de los aranceles sobre vehículos de nueva energía, paneles solares, derivados de acero, entre otros, en los que China es la principal fuente de importaciones. Además, las principales economías de la región han aumentado las investigaciones antidumping en contra de productos chinos. Tan solo en el primer semestre de 2024, los países latinoamericanos iniciaron 15 investigaciones antidumping. De hecho, en todo 2023, hubo 14 investigaciones antidumping contra China por parte de los países latinoamericanos, mientras que en 2022 se registraron 10 y en 2021 tan solo 9. Las fricciones comerciales entre China y ALC también han recibido más atención en el contexto de las medidas proteccionistas y los aranceles impuestos a los productos chinos por parte de los principales países occidentales. Factores extrínsecos Cabe señalar que en el curso de la interacción con cualquier país pueden surgir fricciones y desacuerdos, lo cual es un fenómeno normal dentro de las relaciones bilaterales. Las fricciones comerciales entre China y ALC vienen ya desde hace algunos años. Por ejemplo, en el ámbito del acero, ha habido voces que han advertido sobre el impacto de las importaciones chinas en el desarrollo de la industria local desde hace más de una década. China ha intentado resolver las disputas e inyectar un nuevo impulso a la cooperación bilateral mediante la ampliación de las importaciones, el aumento de las inversiones, la construcción conjunta de la IFR con los países de ALC, entre otras medidas. Pese a ello, las fricciones comerciales han vuelto a la palestra. Por un lado, esto guarda relación con la presión de grupos de interés internos y con ciertos cálculos electorales dentro de los países latinoamericanos y caribeños, pero por el otro, se debe también al “efecto demostración” que ejerce Estados Unidos y a su presión sobre la región. Tomemos a México como ejemplo. El 17 de abril de este año, Estados Unidos anunció planes para adoptar nuevas medidas restrictivas contra los productos chinos de acero y aluminio, y aumentar los niveles arancelarios existentes. Justo el día anterior, Estados Unidos había enviado una delegación a México para discutir cómo impedir que los productos chinos de acero y aluminio ingresaran a su país a través de México. En febrero de este año, Estados Unidos también amenazó con imponer aranceles a México debido al rápido crecimiento de las exportaciones mexicanas de productos de acero y aluminio a dicho país. Precisamente por la presión de Estados Unidos, el 22 de abril de este año, México anunció que volvería a ajustar los aranceles a los bienes importados y elevó las tasas arancelarias de algunos productos de acero de un máximo del 25 % en agosto de 2023 a un 50 %. Asimismo, diversos medios de comunicación occidentales, como Bloomberg News, BBC, France 24 y la agencia española EFE, han informado sobre la cifra récord de entregas de acero chino a ALC y su impacto en la industria local, mientras que en ALC, los principales medios de comunicación no le han dado mucha cobertura a esta noticia. De esta forma, los medios de comunicación occidentales han intentado incidir en las relaciones entre China y ALC y fomentar percepciones negativas a través de guerras de opinión y otras tácticas. El siguiente ejemplo resulta esclarecedor. En una intervención ante el Congreso estadounidense a finales de julio, Kurt Campbell, subsecretario de Estado de Estados Unidos, señaló que era necesario incrementar los esfuerzos en el Sur Global para enfrentar a China. Los países de ALC, en donde Estados Unidos ha practicado la doctrina Monroe por más de 200 años, han sido considerados como el “patio trasero” desde hace mucho tiempo. En los últimos años, Estados Unidos se ha mostrado cauteloso ante la continua profundización de la cooperación entre China y los países latinoamericanos y caribeños, y los ha instado repetidamente a mantener la guardia. De esta manera, a medida que el mundo atraviesa por un nuevo periodo plagado de cambios y turbulencias, y ante ciertas desavenencias en el marco de la cooperación y la inevitable influencia por parte de Estados Unidos, resulta fundamental que tanto China como ALC aumenten los intercambios y fortalezcan la solidaridad y la cooperación, a fin de superar la injerencia de terceros países y enfrentar las dificultades conjuntamente. Ganancias mutuas Este año también marca el décimo aniversario del establecimiento del Foro China-CELAC. Hace diez años, cuando asistió al Encuentro de Líderes China-América Latina y el Caribe celebrado en Brasil y anunció conjuntamente con los líderes participantes el establecimiento del Foro China-CELAC, el presidente Xi Jinping propuso cinco principios de cooperación: perseverar en la ayuda mutua sincera con estricto apego al trato en pie de igualdad, persistir en la cooperación de beneficio mutuo para promover el desarrollo común, adherirse al intercambio y al aprendizaje mutuos para consolidar la amistad de generación en generación, perseverar en la cooperación internacional para salvaguardar los derechos e intereses comunes, y adherirse a la cooperación con América Latina y el Caribe en su conjunto y fomentar las relaciones bilaterales. Tanto China como los países de ALC son miembros del Sur Global. Tienen fuertes complementariedades económicas y estrategias de desarrollo mutuamente compatibles. En esa línea, China debe seguir reforzando la coordinación de políticas con los países latinoamericanos y caribeños, mejorar el diálogo y la comunicación a través de diversos canales, subrayar la importancia de salvaguardar el sistema multilateral de comercio, oponerse al proteccionismo y responder a las injerencias externas mediante una cooperación pragmática. Reforzar la cooperación en I+D y mantener la innovación de los productos son también la clave para eliminar interferencias y arraigarse en el mercado latinoamericano y caribeño. En la recientemente concluida tercera sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China, se presentó el plan estratégico que busca una mayor profundización integral de la reforma para impulsar la modernización china y se mostró la firme determinación de cooperar con el mundo. Desde hace tiempo, los países latinoamericanos y caribeños aspiran a alcanzar el desarrollo, por lo que los productos de alta calidad y a bajo costo son fundamentales. Por ejemplo, el pasado 8 de mayo, tan solo diez días después de que se lanzara una nueva ronda de políticas para aumentar los aranceles, el Gobierno mexicano tuvo que revertir la medida para algunos productos de aluminio debido a la falta de capacidad productiva y a la escasez de materiales para las industrias del automóvil y la electrónica. Los países de ALC también han seguido reclamando la mejora de la capacidad innovadora de los productos locales y la reducción de costes para poder hacer frente a la competencia internacional. Para ello, las empresas chinas deben seguir mejorando la competitividad de sus productos y, llegado el momento, desarrollarlos en cooperación con las empresas locales para satisfacer las preocupaciones de ambas partes y afianzarse en el mercado local. Asimismo, China y ALC deben seguir trabajando codo con codo para profundizar los beneficios mutuos que conduzcan hacia una comunidad de destino más próspera y renovada. *Jin Xiaowen es secretario general del Centro de Estudios de América Latina de la Universidad Renmin de China. |
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