Análisis
China-Brasil: la antesala de los 50 años
2024-07-02    Fuente: China Hoy    Autor: MICHAEL ZÁRATE

7 de junio de 2024. El presidente Xi Jinping se reúne con el vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing.


3 de junio de 2024. La maestra china Qi Nan, de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, dirige a los estudiantes brasileños a entonar la canción china Jazmín en un concierto para celebrar los 50 años de las relaciones diplomáticas entre China y Brasil en la ciudad de Natal, Brasil.

 

7 de junio de 2024. El complejo fotovoltaico Marangatu, con inversión de la empresa china State Power Investment Corporation, es puesto en funcionamiento en el estado brasileño de Piauí. Fotos de Xinhua

ESTE 2024 es un año especial para China y Brasil. En agosto, ambos países celebrarán sus 50 años de relaciones diplomáticas, en un momento de alta sintonía política entre sus máximos dirigentes. A nivel comercial, China es, desde hace 15 años, el mayor socio de Brasil, lo que explica que los intercambios hayan alcanzado cifras verdaderamente históricas. La cooperación en campos como las nuevas energías, la tecnología espacial y la salud –por mencionar solo tres ámbitos– ha cobrado un gran impulso. Todo ello nos ofrece un marco para entender el significado de la reciente visita a China del vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin.

Solidaridad y apoyo

Médico de formación y con una especialización en medicina tradicional china, Alckmin inició su misión oficial en China el 4 de junio al reunirse con la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, Dilma Rousseff. La cita trajo consigo la primera buena noticia para Brasil: la firma de una carta de compromiso de apoyo por 495 millones de dólares para la reconstrucción del estado de Rio Grande do Sul, que desde abril se ha visto severamente afectado por las inundaciones. “Pueden estar seguros: la reconstrucción de Rio Grande do Sul será mucho mayor que la destrucción causada”, escribió Alckmin en su cuenta de la red social X.

Cabe resaltar que la comunidad china en Brasil ha tenido gestos de solidaridad ante la catástrofe vivida por Rio Grande do Sul, que es uno de los principales proveedores de los alimentos que Brasil exporta a China. Por ejemplo, la comunidad china en Sao Paulo recaudó recientemente casi 200.000 dólares, mientras que los profesores chinos del Instituto Confucio de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul han colaborado en los centros de acogida de las personas evacuadas. Del mismo modo, más de 20 empresas chinas asentadas en Brasil han proporcionado 1,3 millones de dólares en bienes materiales y donaciones financieras.

El 5 de junio, el vicepresidente Alckmin tuvo una jornada tan activa como la energía que brinda una buena taza de café. Ese día comenzó con la firma de un memorando de entendimiento para la compra de unas 120.000 toneladas de café brasileño por parte de la cadena china Luckin Coffee por un valor de unos 500 millones de dólares. En los últimos años, el café se ha vuelto un actor protagónico en el intercambio comercial. De hecho, según cifras brasileñas, en 2022 el país sudamericano exportó a China 80 millones de dólares en café, mientras que en 2023, la cifra ascendió notablemente a 280 millones de dólares. “Ahora, solo en este contrato con Luckin Coffee, estamos hablando de 500 millones de dólares, casi un 80 % más”, resaltó Alckmin.

Además del memorando con Luckin Coffee, también se suscribió un acuerdo para la creación de un hub que promoverá el comercio y la inversión entre China y Brasil en el distrito de Yangpu, en Shanghai, el cual se ha convertido en un moderno polo de innovación.

Inversiones en aumento

Posteriormente, Alckmin inauguró en Beijing el “Seminario empresarial Brasil-China: los próximos 50 años”, que reunió a más de 400 empresarios de ambos países, y en donde se revisaron oportunidades de negocio y se hizo un repaso de los grandes logros alcanzados. Un aspecto sumamente valorado en el seminario fue el alza exponencial del intercambio comercial, el cual creció unas 17 veces en los últimos veinte años, al pasar de 9000 millones de dólares a los actuales 157.000 millones de dólares.

Alckmin recordó, además, que Brasil es el país que más inversiones chinas recibe en América Latina, con un 48 % del total en la región. Cabe destacar que China es actualmente el quinto mayor inversor en Brasil, y tiene una fuerte presencia en rubros como la energía, la tecnología de la información, la agroindustria y la industria.

En abril pasado, por ejemplo, el Gobierno brasileño y la empresa de origen chino State Grid Brasil firmaron el mayor contrato de transmisión de energía en la historia del sector eléctrico brasileño. Dicho proyecto representa unos 3462 millones de dólares en inversiones, e incluye la construcción de 1513 kilómetros de líneas de transmisión en corriente continua y el mantenimiento de otros 1468 kilómetros en los estados de Maranhão, Tocantins y Goiás.

El sector de la salud es otra punta de lanza de la inversión china en Brasil. Durante su paso por Beijing, el vicepresidente Alckmin anunció que la farmacéutica china Sinovac invertirá unos 100 millones de dólares en el desarrollo de vacunas, terapia celular y medicamentos con anticuerpos monoclonales en una asociación con el laboratorio brasileño Fiocruz. Alckmin destacó que, a través del Instituto Butantan, Sinovac colaboró estrechamente con Brasil en la producción de vacunas frente a la pandemia de COVID-19, lo que permitió salvar millones de vidas en Brasil, donde se administraron 110 millones de dosis de la Coronavac. De hecho, Alckmin recordó que a él mismo le fue aplicada esta vacuna.

El 6 de junio, Alckmin sostuvo una reunión con el vicepresidente chino, Han Zheng, con quien copresidió la séptima reunión del Comité de Coordinación y Cooperación de Alto Nivel China-Brasil (COSBAN, por sus siglas en inglés), que este año, además, cumple su vigésimo aniversario. Mientras el vicepresidente Han remarcó que China siempre ha visto y desarrollado sus relaciones con Brasil desde una altura estratégica y una perspectiva de largo plazo, Alckmin subrayó el rol de las inversiones chinas en Brasil e invitó a más empresas del país asiático a participar en la modernización de la infraestructura brasileña que viene impulsando el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a través del nuevo Programa de Aceleración del Crecimiento.

Este llamamiento de Alckmin encontró eco al día siguiente, viernes 7, pues el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil suscribió contratos y cartas de intención con el Banco de Desarrollo de China (CDB, siglas en inglés) y con el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura por un total de 1750 millones de dólares dirigidos a inversiones en proyectos sostenibles en el país sudamericano. El BNDES detalló que el convenio con el CDB incluye un acuerdo de préstamo a largo plazo de 800 millones de dólares, cuyos fondos se destinarán a financiar proyectos en electricidad, manufactura, agricultura, minería, agua, cambio climático y desarrollo verde.

Xi Jinping recibe a Alckmin

Ese mismo 7 de junio, el presidente de China, Xi Jinping, recibió a Geraldo Alckmin en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing, en el que fue el último acto oficial de la misión cumplida por el vicepresidente brasileño en tierras chinas. Durante el encuentro, el presidente Xi recordó la reunión que sostuvo en abril del año pasado con su homólogo Lula da Silva, en la que “alcanzamos un importante consenso para liderar y abrir el nuevo futuro de las relaciones entre China y Brasil en la nueva era”. “Con esfuerzos conjuntos en el último año, ambos países han profundizado continuamente la confianza estratégica mutua, han avanzado constantemente en la cooperación pragmática y se han coordinado estrechamente en el escenario internacional”, mencionó Xi.

Estas palabras del líder chino guardan mucha razón si uno recuerda que el 23 de mayo pasado, China y Brasil emitieron conjuntamente un consenso de seis puntos en cuanto a sus entendimientos comunes sobre la solución política de la crisis de Ucrania. Como decíamos al inicio de este artículo, la alta sintonía política alcanzada entre sus máximos dirigentes ha hecho que China y Brasil presenten al mundo una propuesta que, como indicó el canciller chino, Wang Yi, en apenas una semana ya había recibido una respuesta positiva por parte de 45 países.

“China y Brasil son buenos amigos con ideas afines, buenos socios contra viento y marea, y buenos hermanos que caminan de la mano”, le mencionó Xi a Alckmin. “Como principales países en desarrollo y economías de mercados emergentes clave, China y Brasil comparten amplios intereses estratégicos comunes, y su relación va más allá del alcance bilateral para tener una importancia ejemplar para la promoción de la solidaridad y la cooperación entre los países en desarrollo, así como para la paz y la estabilidad mundiales”, añadió.

Esos amplios intereses estratégicos comunes de los que habló el presidente Xi pueden verse también en materia turística y de intercambios entre personas. El 28 de abril pasado, tras una pausa de cuatro años, se reanudó oficialmente la ruta aérea de pasajeros Beijing-Madrid-Sao Paulo, a través de Air China, la que con sus 17.584 kilómetros de recorrido es uno de los vuelos con escala única más largos del mundo.

Más aún, dos meses antes, el 19 de febrero, entró en vigor la nueva política que permite que ciudadanos chinos y brasileños soliciten visados de diez años de entradas múltiples para un máximo de 90 días por viaje. Cabe destacar que en 2023, unos 40.000 turistas chinos llegaron al país del fútbol, de la samba y del carnaval. Hoy, a punto de celebrar los 50 años de vínculos diplomáticos, la relación sino-brasileña parece volar también por todo lo alto. 

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