Análisis
China-Brasil: una amistad renovada
2023-12-04    Fuente: China Hoy    Autor: LILIANA LAVORATT

 

3 de julio de 2023. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inaugura la primera fase de construcción del Ferrocarril de Integración Oeste-Este (FIOL, siglas en portugués) en la ciudad de Ilhéus, en el estado de Bahía.

El balance del viaje que en abril de este año realizó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a China fue positivo tanto desde el punto de vista económico como político. Hubo un estrechamiento de los lazos entre ambas economías, que ya tienen una asociación a nivel estatal, además de gubernamental, debido al grado de dependencia mutua. Se firmaron quince preacuerdos, y hay una carpeta de proyectos que podrían resultar en una inversión estimada de 50.000 millones de reales –la moneda brasileña– en diversos sectores, con un énfasis en proyectos de energías renovables (etanol, energías eólica y solar, así como coches eléctricos), con beneficios para ambos países en las evaluaciones de riesgo y de crédito por parte de las agencias internacionales.

Estos avances, muy superiores a los alcanzados anteriormente cuando Lula se juntó con su homólogo estadounidense, Joe Biden, forman parte de una hoja de ruta pragmática. Después de que Estados Unidos perdiera la oportunidad de ocupar un espacio en áreas carentes de recursos, el Gobierno federal brasileño fue en busca de una alianza estratégica que fuera más allá de la histórica exportación de materias primas frente a la importación de manufacturas chinas. “Brasil tiene que perseguir sus intereses, ir en busca de lo que necesita y hacer acuerdos con todos los países. No tenemos opciones políticas o ideológicas, tenemos intereses nacionales, intereses del pueblo brasileño, de la industria nacional y de nuestra soberanía”, afirmó el presidente Lula al final de tres días de conversaciones en China, del 12 al 14 de abril pasado.

“El Partido Comunista de China está liderando la nación en un esfuerzo conjunto para transformar a China en un gran país socialista moderno”, dijo el presidente chino, Xi Jinping. “Esto abrirá nuevas oportunidades para Brasil y otros países del mundo”, añadió en el marco de una de las actividades oficiales organizadas para darles la bienvenida a Lula y su delegación de ministros, políticos y empresarios, quienes recibieron contundentes muestras de simpatía. Incluso la canción Um Novo Tempo (“Un nuevo tiempo”, en español), escrita por el cantautor Ivan Lins en 1980 al inicio del proceso de redemocratización de Brasil, fue utilizada en la recepción del presidente brasileño en la Plaza Tian’anmen en Beijing. Los nuevos aires en la relación fueron reforzados con la visita de Lula al centro de desarrollo de Huawei, empresa que ha sido el foco de una “guerra” entre Estados Unidos y China por la tecnología 5G.

“Hicimos una visita a Huawei para dar una señal al mundo de que no tenemos prejuicios en nuestra relación con los chinos y de que nadie va a prohibir que Brasil mejore su relación con China”, le dijo Lula al presidente chino.

 

27 de agosto de 2018. Sitio del proyecto de ampliación del Terminal de Containers de Paranaguá (TCP) en el puerto de Paranaguá, Brasil. Fotos de Xinhua

Un saldo favorable 

El saldo favorable para Brasil es innegable. El presidente Lula afirmó que se marchaba satisfecho de China porque sintió “una gran voluntad de cooperar por parte del presidente Xi Jinping”. “Nuestra relación es cada vez mejor y no necesitamos terminar con nadie”, subrayó el mandatario brasileño antes de embarcar hacia los Emiratos Árabes Unidos, donde hizo una escala y consiguió nuevas promesas de inversión, esta vez por un valor de 12.500 millones de reales.

Según Fabio Silveira, socio director de MacroSector Consultores, “no podemos engañarnos”. En un escenario en el que el diálogo con Estados Unidos y Europa no ha prosperado, no hay otra alternativa para el gobierno de Lula que una alianza aún más fuerte que sea beneficiosa para ambas partes implicadas. “China está cumpliendo su papel de ampliar el suministro de materias primas para su industria, y Brasil seguirá siendo uno de sus principales proveedores de insumos. No vamos a revertir la tendencia a la desindustrialización de nuestra economía. Para que eso ocurra, los esfuerzos de los brasileños, de China y de las demás naciones involucradas tendrían que ser mayores”, sostuvo el consultor.

En la medida en que China siga siendo dueña de su propio destino, llevando a cabo sus proyectos y objetivos, incluido su PIB industrial, Brasil continuará detrás, analizó el socio director de MacroSector. Un cambio de timón requeriría que Brasil repensara el rol de las inversiones productivas y se preocupara de ciertos asuntos domésticos, como una reforma tributaria urgente y la eliminación de otros obstáculos a la industria nacional. Dadas las diferencias entre ambas naciones, Silveira indicó que las perspectivas para el PIB nacional serían “un desastre” incluso mayor sin “los buenos vientos” que soplan desde China.

Vehículos eléctricos 

A los 15 memorandos de entendimiento firmados –los cuales se centraron en la cooperación espacial, la investigación e innovación, la economía digital, la lucha contra el hambre, el intercambio de contenidos informativos y la facilitación del comercio– se sumaron otros 20 nuevos acuerdos de índole comercial entre empresas y entidades públicas de Brasil y China. Las áreas contempladas, según el sitio oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores, abarcaron las energías renovables, la industria automotriz, los agronegocios, las líneas de crédito verde, la tecnología de la información, la salud y la infraestructura.

En cuanto al sector industrial, hubo negociaciones para que la empresa de vehículos eléctricos BYD produzca automóviles en la ciudad de Camaçari, en el estado de Bahía. Así, BYD pasaría a liderar el hub automotriz del estado, antes en manos de la empresa estadounidense Ford, la cual anunció el fin de la producción de coches en Brasil, y con ello el despido de aproximadamente 4000 trabajadores, en 2021.

El consultor también evaluó como positiva la oportunidad para Brasil de participar en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que abarca una gran red de infraestructura con diferentes modos de transporte como puertos, carreteras y ferrocarriles, y que integra el oeste de China con Europa, Rusia y Asia Central y Occidental. La iniciativa facilitaría el flujo de materias primas y la generación de riqueza para la economía china.

Inversiones bienvenidas

El presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Castro, afirmó que las inversiones son siempre bienvenidas, pero recalcó que la mayor parte de los recursos chinos previstos en los preacuerdos está destinada a obras de infraestructura y muy poco hacia los segmentos agroalimentarios. “Es importante que nuestras materias primas exportadas a China cuenten con las condiciones adecuadas para ser transportadas hasta allí”, comentó. Además, De Castro cree que el comercio orientado a los productos básicos ocurre de forma natural. Al respecto, señaló que “le va muy bien a la venta de granos y otros insumos, [y que] estos productos tienen vida propia en el contexto del comercio entre Brasil y China”. Asimismo, recordó que los obstáculos a las ventas de carne brasileña al mercado chino fueron superados antes de la visita de Lula.

El hecho es que a pesar de la advertencia lanzada por el gobierno de Lula a Estados Unidos, Brasil seguirá haciendo negocios no solo con China, sino también con los estadounidenses y los europeos. Según Silveira, nada está perdido, considerando que aún es posible que Estados Unidos dé más acceso, por ejemplo, al jugo de naranja y al azúcar producidos en Brasil. “No tiene sentido desafiar a los estadounidenses, pero Brasil no tiene elección. Los chinos están aumentando su presencia en Argentina, Uruguay y Chile, y nosotros habíamos hecho la vista gorda. En algún momento, Brasil y Estados Unidos se van a volver a acercar y se llegará nuevamente a un equilibrio”, pronosticó el economista.

La posesión de Rousseff 

Durante su visita a China, el presidente Lula participó, además, en la toma de posesión de Dilma Rousseff como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), también conocido como el Banco del BRICS, el bloque económico compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Con sede en Shanghai, no cuenta con la participación del Fondo Monetario Internacional ni de instituciones financieras de países ajenos al grupo. Este hecho fue destacado por Lula, quien no escatimó críticas al modelo de financiación tradicional de las instituciones financieras internacionales.

“Por primera vez se establece un banco de desarrollo con alcance global sin la participación de países desarrollados en su fase inicial. Por lo tanto, está libre de las restricciones y condicionalidades impuestas por las instituciones tradicionales a las economías emergentes y, más aún, cuenta con la posibilidad de financiar proyectos en moneda local”, afirmó el presidente de Brasil, según indicó la Agencia Brasil.

Tras subrayar el papel del banco como instrumento para combatir la desigualdad, Lula defendió al NBD por la ayuda que presta a las personas más afectadas por cuestiones climáticas o económicas en pos de su recuperación. “El cambio climático, la pandemia y los conflictos armados impactan negativamente en las poblaciones más vulnerables. Muchos países en desarrollo acumulan deudas impagables y es en este contexto que surgió la idea de crear el NBD”, mencionó.

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