Fecha: 8 de diciembre de 2023 

Lugar: Ciudad de México, México

Rommel Pacheco recibe a China Hoy en su oficina.  

Desde su oficina en la Cámara de Diputados, en la Ciudad de México, Rommel Pacheco impulsa la creación de leyes que apoyen a los jóvenes en muy diversos ámbitos. Él mismo es bastante joven, 37 años, y sabe que con el apoyo correcto, la juventud puede lograr grandes cosas. 

Así le pasó a él cuando comenzó su carrera como clavadista a los 7 años de edad en su natal Mérida. “Yo practicaba natación desde los 3 años, y cuando tenía 7 me tocó ver al clavadista olímpico mexicano Fernando Platas entrenar en Mérida. Entonces, decidí comenzar en ese deporte. Poco tiempo después llegó a Mérida una competencia internacional y pude ver a clavadistas de países como Estados Unidos, Rusia y China, y yo quise ser como ellos, y también nació el sueño de competir alguna vez en China. Esto fue en 1993”, recuerda.

El sueño de viajar a China se haría realidad en 2001. Aunque no fueron unos Juegos Olímpicos, sí fue una competencia internacional, a la que siguió un campamento de entrenamiento en Beijing. “Mi primera competencia internacional fue en Xi’an, y después fuimos de campamento a Beijing por cuatro días. El centro de entrenamiento estaba muy cerca del Templo del Cielo, el Mercado de las Perlas y todos aquellos lugares. Pese a no hablar ni un poco de chino, me fui caminando al Mercado de las Perlas, solo. Estuve tratando de regatear con los vendedores. Fue una bonita experiencia, un hermoso primer acercamiento a China porque me pareció un país muy amigable”, añade.

Entrenadora y amiga 

Mientras llegaba el momento de participar en unos Juegos Olímpicos, Pacheco seguía practicando clavados con disciplina y entrega, hasta que en 2003 llegó a su vida la entrenadora china de esta disciplina Ma Jin.

“En 2003 hubo un convenio entre México y China de intercambio de experiencias en el ámbito deportivo, y en ese momento llega a México la entrenadora Ma Jin, quien se integra a nuestro grupo, con el entrenador Francisco Rueda. Ella llega al grupo de clavadistas infantiles-juveniles, y desde 2003 hasta 2021 estuve entrenando con ella. Le tocó mi adolescencia y hasta mis 35 años que me retiré. Se convirtió en una especie de mi segunda mamá”, indica.

Los comienzos de los deportistas bajo la guía de Ma Jin no fueron fáciles. “Fue complicado en un principio porque ella no hablaba nada de español, y nosotros aprendimos un poquito de chino y ella un poco de español. Ella hacía mucho uso del lenguaje no verbal. Nos mostraba con su cuerpo los movimientos que teníamos que hacer, las posturas que debíamos de corregir. Se apoyaba mucho en eso a falta de palabras que ambos pudiéramos comprender. Esa forma de enseñanza resultó tremendamente útil para nosotros, y como la técnica en clavados de Ma Jin es muy pulida y limpia, sus correcciones eran precisas”, destaca.

Bajo la guía de Ma Jin, Rommel Pacheco vivió muchas experiencias deportivas: Juegos Centroamericanos, Juegos Panamericanos, mundiales, copas, triunfos, derrotas, lesiones, y los tan anhelados Juegos Olímpicos en cuatro ocasiones: Atenas 2004, Beijing 2008, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.

“Gracias a esta convivencia e intercambio con el equipo de entrenadores chinos, cuando nos tocaba ir a competir y luego a entrenar a China, que eran como dos o tres veces por año, ya teníamos un mejor conocimiento de la cultura, las tradiciones y hasta del chino mandarín, por palabras o frases que aprendíamos de nuestros entrenadores”, rememora Pacheco.

Desde que comenzó la relación deportiva entre Rommel Pacheco y Ma Jin, empezaron también los intercambios culturales de todo tipo. “Desde que llegó por primera vez a México, Ma Jin era muy dada a preparar sus propios alimentos. Traía de China muchos ingredientes deshidratados y cocinaba en su apartamento, en las villas de apartamentos donde vivíamos en el centro de entrenamiento, y nos compartía de su comida. Conocimos muchos platillos, ingredientes, sabores y tradiciones”, explica.

Así, cuando les tocaba viajar a China por alguna competencia, los clavadistas, incluido Rommel Pacheco, ya se sentían cercanos a China. No tenían temor alguno de explorar por su cuenta, en su tiempo libre, las ciudades que visitaban.

“Con nuestras tres palabras de chino nos íbamos a explorar a los mercados, a los restaurantes. Siempre llevábamos anotada en un papel, en chino, la dirección del lugar donde nos estábamos quedando. Cuando ya queríamos volver, mostrábamos el papel a un taxista y este nos llevaba. Si algo se nos complicaba, solo llamábamos a Ma Jin por teléfono y ella nos rescataba”, dice.

Amor por China 

En 2021, con 35 años de edad, Rommel Pacheco decidió retirarse de los clavados. Participó en los Juegos Olímpicos de Tokio, por supuesto, bajo la guía de Ma Jin, y después continuó su carrera en el ámbito de la política. En el verano de ese mismo año fue electo como diputado federal por el estado de Yucatán, de donde es originario.

“En Yucatán, el Año Nuevo chino pasado y el antepasado iluminamos el Monumento a la Patria. Hicimos un desfile con dragón y salimos con bicicletas. Nos gustaría mucho lograr el hermanamiento de Mérida con alguna ciudad china, pues en Mérida hay una gran comunidad china. El estado de Yucatán es un gran punto estratégico para que muchas empresas chinas se establezcan y ahora sí cuenta con la conectividad necesaria para mover sus productos”, subraya.

Gracias a la relación con la entrenadora Ma Jin y sus múltiples viajes a China, Pacheco desarrolló un gusto particular por las festividades tradicionales chinas, en particular, el Año Nuevo chino.

“En 2007, un año antes de los Juegos Olímpicos de Beijing, me tocó estar en China y vivir el Año Nuevo chino. Muchas veces aquí en México nos tocó celebrar el Año Nuevo chino con nuestros entrenadores. Celebrábamos todos juntos, íbamos a algún restaurante chino auténtico y probábamos las comidas tradicionales de esta celebración”, menciona.

Aunque sus ocupaciones actuales ya no le permiten viajar a China con tanta frecuencia como cuando era clavadista, Rommel Pacheco guarda los mejores recuerdos del país y busca no solo volver, sino poner su granito de arena para contribuir al fortalecimiento de las relaciones con México.

“China ha ido evolucionando mucho, de las primeras veces que fui a hoy día. China es cada vez más moderna, más tecnológica, pero lo que no cambia es la calidez de los chinos, muy amables, muy amigables”, concluye.