Por RAFAEL VALDEZ
Por RAFAEL VALDEZ
HOY en día, quien no tenga acceso a Internet o no sepa utilizarlo puede ser considerado un analfabeto digital. Lo dijo el gurú Nicholas Negroponte y el Gobierno del presidente Evo Morales lo sabe. Por eso la nueva Constitución boliviana dice que el acceso a los servicios básicos de telecomunicaciones es un derecho de la gente y debe ser garantizado.
En diciembre, este deseo se materializará cuando sea lanzado el satélite Túpac Katari y miles de bolivianos que viven en zonas remotas, por fin, accedan a servicios de telefonía fija, móvil, Internet y televisión.
El desafío es que para abastecer a toda la irregular geografía boliviana se necesita la tecnología satelital. Sin embargo, alquilar los servicios de satélites extranjeros resulta muy costoso, por lo cual Bolivia se planteó el objetivo de tener uno propio y China fue su aliada para conseguirlo.
Iván Zambrana es el director de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), ente que se creó formalmente en febrero de 2010, pero que comenzó a funcionar en septiembre del mismo año.
“Cuando se creó la Agencia, Bolivia ya estaba en contacto con China. Inicialmente, también se conversó con otros países que tienen tecnología espacial, pero muy rápidamente se seleccionó a China para hacer el satélite boliviano porque tiene una oferta inmejorable. Puede ofrecer el paquete completo, incluido el satélite, los servicios de lanzamiento, las estaciones terrestres, el entrenamiento de la gente, la asesoría general y, además, con una excelente relación de calidad-precio”, cuenta.
En diciembre de 2010, se firmó el convenio entre ambos países. La inversión fue de 300 millones de dólares, de los cuales China financió 256 millones mediante un crédito comercial y Bolivia aportó 44 millones.
La empresa China Great Wall Industry Corporation (CGWIC) es la encargada de la fabricación del satélite. Zambrana subraya que “el sector espacial chino es muy respetado a nivel mundial. De hecho, la tasa de fallas que tiene en los lanzamientos es inferior, por ejemplo, a la que tiene Rusia, que ha heredado la industria espacial de la Unión Soviética. El producto chino es tan bueno como cualquiera en esta área. Por otro lado, China ha entendido muy bien que hay un mercado potencial que se puede atender y se ha preparado para atenderlo bien”.
Han pasado tres años que -según el experto- es el plazo normal para el desarrollo de un proyecto espacial. Hoy, el Túpac Katari está en las últimas fases de pruebas. Adicionalmente, se han construido dos estaciones terrestres en Bolivia: una en la ciudad de El Alto, cerca de la capital, y otra en Santa Cruz. Las estaciones tienen un componente local, que son las obras civiles, y otro componente que viene de China, que son los equipos que se instalan para hacer el trabajo de monitoreo y control. Entre las estaciones terrestres y el satélite hay un enlace de radio. A través de este enlace se obtiene una gran cantidad de datos del satélite.
Los beneficios
En países como Bolivia hay lugares donde la computadora aún no ha llegado, dice Zambrana. En el ámbito educativo, “se espera que el satélite signifique un cambio importante, especialmente para las áreas remotas, donde los servicios de educación no son tan buenos, donde hay un profesor para treinta niños de diferentes grados y él hace lo que puede. El Ministerio de Educación está trabajando, paralelamente, un programa que va a llevar estos servicios, a través del satélite, desde las ciudades a las áreas alejadas, y que va a mejorar la calidad de la educación que esos niños reciben. Con una mejor educación y con acceso a Internet esperamos que las siguientes generaciones de bolivianos sean más felices y más ricos que las actuales”.
Respecto al costo de los servicios de telecomunicaciones que se proveerán, es fácil suponer que una persona pobre no tendrá dinero para pagar por ellos, así que el Gobierno boliviano ya está buscando alternativas. “Este año se instalarán 1000 telecentros en igual número de escuelas rurales, y el año siguiente, por lo menos, se van a instalar otros 1500. Un telecentro es una habitación donde hay computadoras conectadas a Internet y hay teléfonos que permiten hacer llamadas. Se los van a instalar cerca de las escuelas rurales más alejadas y se va a poner también una zona wifi. Como son pueblos pequeños, no es difícil para la gente aproximarse”, explica.
Zambrana también comenta que el objetivo es que el usuario final tenga estos servicios de modo gratuito, al menos el primer año. “Naturalmente alguien tiene que pagar esto y la solución ha de ser que, principalmente, los gobiernos municipales —en Bolivia hay tres niveles de gobiernos: nacionales, departamentales y municipales— lo financien como un servicio público”.
Foto grupal con los profesores chinos después que terminaron la capacitación.
El talento humano
La formación de profesionales bolivianos en materia aeroespacial es uno de los principales beneficios que le dejará este proyecto al país andino. En total, 78 ingenieros bolivianos recibieron una beca para capacitarse. Se los organizó en tres grupos: uno de especialistas en segmento terrestre, que son los que trabajarán en las estaciones para monitorear el satélite; hay otro grupo que ha aprendido a diseñar satélites y tiene la misión de diseñar los próximos proyectos espaciales de Bolivia; y, también, hay un grupo más reducido de especialistas en telepuertos que se va a ocupar de los proyectos de aplicación del satélite.
Zambrana cuenta que la mayoría de los profesionales bolivianos son muy jóvenes, la edad promedio es 24 años. Para seleccionarlos se hizo una convocatoria nacional. El límite de edad máximo era 50 años. “Se quería que haya un grupo variado de personas porque la gente joven tiene virtudes que aportan al grupo de trabajo, mientras que los mayores tienen otras, como la prudencia y la experiencia. Sin embargo, hemos visto que la gente mayor ha tenido menos valentía para meterse en esta aventura, mientras que los jóvenes son más libres y han estado más dispuestos a aceptar retos y cambios en sus vidas, como el hecho de venir a estudiar a China”.
Las perspectivas
De la mano de China, Venezuela lanzó un satélite de comunicaciones en octubre de 2008, Ecuador lo hizo en abril pasado y Brasil lanzará su cuarto satélite a fines de este año. Esto hace pensar que en Latinoamérica hay un “boom” de satélites. El director de la ABE explica que esto se debe a que, en los últimos años, se han desarrollado aplicaciones que nos han facilitado la vida a todos, por ejemplo, el GPS que funciona con satélites.
Por otro lado, Zambrana es enfático al decir que “los bolivianos queremos ir al espacio para quedarnos, no vamos de visita”. Por eso, el ingeniero adelanta que habrá más proyectos espaciales.
“El siguiente proyecto que se empezará a trabajar el año que viene, ya con los profesionales que van a volver a Bolivia, es un satélite de observación de la Tierra que vuele en una órbita mucho más baja que el satélite de telecomunicaciones y que, en lugar de antenas, lleve cámaras y sensores para tomar fotografías del planeta y que permita hacer un inventario de los recursos naturales del país. Esto nos permitirá hacer un mejor control de nuestro territorio y de nuestras actividades económicas”.
Además, considera que es muy probable que dicho proyecto también esté vinculado con China, “ya que tiene una oferta muy buena que difícilmente otro país podrá superar, pero no es algo que esté todavía definido, sino que se verá el año que viene”.