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Tras el salto tecnológico

Por RAFAEL VALDEZ

                                                                                                             

El embajador de Bolivia, Guillermo Chalup. Dong Ning

EN diciembre, el satélite “Túpac Katari” será puesto en órbita, a 87.2 grados al oeste sobre la línea del Ecuador, y desde ahí transmitirá su señal de telecomunicación hasta los puntos más remotos de Bolivia, mejorando los servicios de telefonía fija, móvil, Internet y televisión.

Pero, lograrlo no fue cuestión de soplar y hacer botellas. Tres años atrás, Bolivia y China firmaron un convenio para la construcción y puesta en órbita del primer satélite de comunicaciones del país sudamericano. Para ese fin, China otorgó un crédito de 256 millones de dólares, mientras La Paz desembolsó unos 44 millones de dólares.

Las autoridades bolivianas han señalado que este es un paso significativo en el campo científico tecnológico que le va a dar al país la soberanía en el manejo de sus comunicaciones por satélite porque disminuirá la dependencia de satélites extranjeros.

Eso explica por qué se decidió llamarlo “Túpac Katari”, en honor al rebelde aimara que comandó revueltas populares contra la corona española, en el siglo XVIII.

China Hoy conversó con el embajador de Bolivia, Guillermo Chalup, pieza clave en este proyecto.

China Hoy (CH) : En diciembre de 2010 se firma el convenio de cooperación entre China y Bolivia para la construcción de un satélite de comunicaciones. ¿Qué significado tiene este proyecto para Bolivia?

Guillermo Chalup: En realidad, el trabajo sobre el satélite comienza en 2007 con conversaciones iniciales con algunas empresas. En ese momento, yo era agregado de Defensa. Sin embargo, es en marzo de 2009 cuando se presenta este proyecto al presidente Evo Morales, quien inmediatamente decide ejecutarlo. Previamente, en Bolivia se había impulsado un programa llamado “Yo sí puedo” que era sobre alfabetización, con el cual se logró reducir al 0 % el analfabetismo. Entonces, ahora la meta es que, a través del programa de satélites, los bolivianos estemos 100% comunicados.

CH: Lograr estar 100 % comunicados en un país con una geografía irregular como Bolivia debe ser un desafío complejo. ¿Cómo han sorteado esta dificultad?

GCh: Cuando se decide poner en órbita el satélite, el objetivo era lograr que Bolivia dé un salto tecnológico como lo dan todos los países. Este es un derecho que a ningún país se le puede limitar. El manejo del espacio electromagnético es parte importante de la soberanía. Al Bolivia lanzar su primer satélite, está dando un salto tecnológico. Evidentemente la geografía boliviana es muy irregular, cuenta con tres pisos ecológicos muy marcados: gran altura, media altura y baja altura. La zona de los Andes, especialmente, es de difícil comunicación. Sin embargo, la ubicación del satélite en órbita y frecuencia va a permitir realizar una cobertura total del país y, al mismo tiempo, poder abarcar otros países si es que quieren comprar señal.

Si bien, en Bolivia, hoy tenemos muy buena comunicación es porque compramos señal de satélites de otros países. Entonces, con esto no generamos total soberanía, pero sí un progreso.

Nuestra meta es permitir que los servicios de comunicación lleguen a todos los bolivianos a través de telefonía, televisión, e incluso que se acceda a la telemedicina y la teleeducación.

El programa Túpac Katari (TKSAT-1) incluye el satélite y dos estaciones terrenas, a fin de garantizar una infraestructura de conectividad de telecomunicaciones. En la ciudad de El Alto, cerca de la capital, está una de las plantas terrestres satelitales, a 4000 metros de altitud. La otra está en Santa Cruz, a poco más de 400 metros sobre el nivel del mar.

El nuevo satélite usará la plataforma satelital DFH-4 diseñada por la Academia de Tecnología Espacial de China, luego de su lanzamiento en el vehículo denominado LM-3B/E, también de fabricación china.

El “Tupac Katari” usará 110 baterías y dispondrá de dos paneles solares, guías de onda, cohetes, tanques de combustible y repetidores de microondas. Una vez lanzado al espacio, se ubicará a 36.000 kilómetros de la Tierra.

CH: ¿Este es el inicio de una era espacial en Bolivia?

GCh: Yo considero que sí porque no es solamente poner el satélite en órbita, sino también tener elemento humano preparado para manejar ese satélite y que, en un futuro cercano, sean ellos mismos quienes diseñen y construyan sus propios equipos para llevar satélites al espacio, es decir desarrollar una carrera espacial. Todo esto impulsa la ciencia, la tecnología y, al mismo tiempo, prepara sus cuadros.

CH: En esa formación de talento humano, ¿qué papel ha tenido China?

GCh: China es un socio estratégico de Bolivia y ha tenido un papel muy importante en la capacitación de nuestros talentos en cuanto a temas de estación terrena, diseño del satélite y otros aspectos técnicos. En este momento, tenemos profesionales que han competido en Bolivia para ser parte de este proyecto. Hicimos una convocatoria donde se presentaron más de 1000 estudiantes y, en base a los requisitos del proyecto, se seleccionaron 69 que vinieron a estudiar a China. Una parte ya retornó a Bolivia y otra parte continúa en su preparación.

Desde que asumí la Embajada, el año pasado, hemos mantenido contacto permanente con la empresa Great Wall Industry Corporation (CGWIC), encargada de la fabricación del satélite, y junto a los estudiantes hemos visitado el centro de tecnología satelital que está en Beijing.

CH: De la mano de China, Venezuela lanzó un satélite de comunicaciones en octubre de 2008, Ecuador lo hizo en abril pasado, y Brasil lanzará su cuarto satélite a fines de este año. ¿Podemos decir que Latinoamérica vive un boom de satélites?

GCh: Sería ideal porque, de alguna forma, nos beneficiamos todos. En Latinoamérica somos países hermanos, hablamos el mismo idioma, tenemos raíces comunes, entonces si todos los países sudamericanos damos ese salto tecnológico vamos a cooperar entre nosotros. El que exista un mayor número de satélites de observación o de comunicación nos va a permitir acercarnos y estrecharnos más.