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Chen Guanghui, un pionero en agricultura circular

Por LIU YI.

LAS golondrinas vuelan por los aires, las ranas croan en las plantaciones de arroz y las lochas perforan la tierra bajo las aguas. Esta es la imagen tradicional del campo en el sur de China y es también lo que sueña reproducir Chen Guanghui. “De hecho, esta imagen tiene un profundo significado ecológico. Las golondrinas, las ranas y las lochas conforman un triple sistema de defensa del arroz, que elimina la mayoría de plagas”, explica Chen. “Pero la excesiva dependencia en el uso de pesticidas viene destruyendo el equilibrio ecológico”.

Chen Guanghui es presidente de la Cooperativa Profesional Campesina Xinlincao del distrito de Xiuning, en la provincia de Anhui, y en 1998 advirtió las graves consecuencias del abuso de pesticidas. En ese momento, la Unión Europea había ampliado el control de residuos de plaguicidas en el té y, como consecuencia de ello, las exportaciones de té chino cayeron en casi un 40%, lo que equivalía a una notificación de pena de muerte para 200.000 productores de té de Xiuning, quienes viven de esta planta.

Chen Guanghui ha trabajado siempre en la producción y el control de calidad del té. Sabe muy bien que para acabar con el problema de los residuos de plaguicidas se debe cambiar el modelo de producción altamente dependiente de estos. Los pesticidas y fertilizantes han ayudado a los agricultores a conseguir un alto rendimiento, pero ellos deben enfrentar también las amargas consecuencias de su uso indiscriminado: la compactación del suelo, la disminución de la biodiversidad y la contaminación ambiental. Incluso, la seguridad alimentaria enfrenta amenazas. Se sabe que la agricultura basada en pesticidas y fertilizantes químicos no será sostenible, pero nadie ha sido capaz de proponer cómo cambiar esta situación.

Plantación de té

de tres dimensiones

Después de seis años de vacilaciones y reflexiones, en 2004, Chen Guanghui, ya un hombre de mediana edad, destinó todos sus ahorros en la agricultura orgánica. Sin embargo, perdió toda su inversión en sus diversos intentos por alquilar tierras, contratar mano de obra, plantar colza o cultivar arroz. Como el ciclo de inversión agrícola es muy largo, y más aún es riesgoso por factores imprevistos como los desastres naturales, algunos de sus amigos inversores retiraron su capital.

“No sabía qué hacer. A menudo me quedaba atontado frente a la montaña”, dice Chen al recordar la depresión que sufrió en aquel momento. No obstante, tuvo una inspiración. La vegetación de la montaña era abundante, pero no generaba verdaderos beneficios a los agricultores. Entonces, algunos de ellos intentaron roturar las tierras montañosas para sembrar camellia oleifera, pero una sola especie de planta no podría hacerle frente a un enemigo natural: los insectos. Cuando la plaga llegó, convirtió a todas las plantas de camellia en hierbas secas.

Chen Guanghui llegó a la conclusión de que para no arrojar pesticida sobre los arbustos de té hacía falta cambiar el modelo de monocultivo; es decir, había que aprovechar completamente la ley natural de promoción y restricción mutuas entre las plantas, los animales y los microbios para así establecer un sistema de agricultura circular a gran escala y en tres dimensiones. Además, era necesario encontrar una serie de cultivos rentables para llevar a cabo una siembra intercalada que convenciera a los agricultores de sus beneficios.

La plantación de té experimental de Chen Guanghui es ahora un fiel reflejo de esta filosofía. A diferencia de otras plantaciones, la de él no solo cuenta con arbustos de té que llegan hasta la cintura, sino también con grandes árboles de papaya y un suelo cubierto de hierbas hasta los tobillos. Toda la plantación, rodeada por un círculo de osmanthus fragrans e hibiscos, se parece más a un jardín.

“Como ven ustedes, aquí cada planta es útil y se ayudan mutuamente”, explica. Los árboles de papaya y de osmanthus son altos y ofrecen sombra a los arbustos de té, a la vez que aumentan el aroma de las hojas de té. Pegados al suelo crecen el pelitre, que acaba con los insectos, y el trébol, que puede generar un suelo fértil. Durante el período que va de junio a octubre, que es la temporada de plaga para los arbustos de té, las flores de hibisco pueden atraer a las abejas, enemigas naturales de los insectos.

Lo más maravilloso de esta plantación reside en que todas las plantas tienen un alto valor económico. Por ejemplo, un mu (15 mu=1 hectárea) de 50 árboles de papaya puede rendir 750 kg de frutas, de las cuales se elabora el vinagre o la bebida de papaya, cuyas ganancias económicas son mucho más elevadas que las del té. Mientras tanto, del osmanthus se puede hacer vino de arroz con osmanthus o aceite de osmanthus. Asimismo, el pelitre sirve de materia prima para la elaboración de inciensos contra mosquitos. De las hierbas jiuxincao y mingriye, cuyos valores medicinales son reconocidos en el mercado, puede hacerse una bebida alternativa al té. Incluso, las flores de hibisco pueden ser secadas y exportadas a Italia, España y otros países.

En 2009, Chen Guanghui creó la Cooperativa Profesional Campesina Xinlincao, donde ha dirigido a más de 5.000 familias agricultoras en la plantación de té de tres dimensiones. Proporcionó de manera gratuita a los agricultores más de 6 millones de plantones y transformó 12.000 mu de tierras. La tasa de utilización de la tierra se duplicó, pasando de 3-4 meses a 8 meses en solo un año. Aunque el tiempo laboral también aumentó casi un 100%, se ahorró en pesticidas, riego y fertilizantes. De esta manera, el ingreso anual integral por mu aumentó de 1.580 yuanes a 11.960 yuanes. La plantación experimental de 10.000 mu también logró ahorrar unas 10.000 toneladas de agua, absorber 360.000 toneladas de dióxido de carbono y crear 260.000 toneladas de oxígeno.

Los agricultores contribuyeron con la tierra y la mano de obra, y la cooperativa, con los plantones y la tecnología. Esta última también se encargó de la compra de flores y frutas después de la cosecha. El modelo de cooperación fomentó en los agricultores la idea de adoptar nuevas tecnologías y, al mismo tiempo, promovió la plantación. Al principio, muchos agricultores no se mostraban optimistas en cuanto a las nuevas variedades del cultivo intercalado, pero estos árboles y hierbas tenían un corto período de maduración, por lo que en uno o dos años ya se veían los beneficios. El modelo fue aceptado rápidamente.

Aldeas ecológicas

En 2012, Chen Guanghui consiguió 1.000 mu de tierra en la aldea de Shangyan, distrito de Xiuning, mediante la transferencia del derecho de gestión de tierras en el campo, con el fin de cultivar plantones que transformaran las plantaciones de té de 200.000 mu de dicho distrito. La aldea cuenta con más de 500 familias y 1.500 habitantes. La mayoría de los hombres se han ido a otros lugares en busca de mejores empleos, por lo que las labores agrícolas son asumidas por las mujeres y los ancianos. Cada año, ellos obtienen unos ingresos netos de poco más de 1.000 yuanes con solo una cosecha de arroz y una de colza.

Chen Guanghui tiene un profundo amor por el campo y, a su vez, se siente afligido por la vida dura en las zonas rurales. La mayoría de los jóvenes han emigrado a las zonas urbanas en busca de trabajo y solo se quedan los ancianos, las mujeres y los niños. “Descontando el consumo interno, el arroz que se cosecha al año, luego de duros trabajos, solo puede ser vendido a unos cientos de yuanes. La cría de cerdos y gallinas tampoco es rentable, y a veces no perder dinero es ya bastante bueno”, comenta.

En el campo abundan las montañas y las tierras, pero estas no son productivas. Ello se debe a que la tasa de utilización de la tierra es muy baja. Chen Guanghui decidió aplicar el concepto de plantación de té de tres dimensiones en el proceso de transformación rural, convirtiendo a la aldea entera en un campo ecológico de economía circular. Las ramas cortadas en la poda y las hojas secas, entre otros residuos del cultivo del arroz, la colza y el té, podían ser utilizados para cultivar hongos comestibles. Asimismo, los residuos de papaya podían servir para la cría de cerdos, mientras que el estiércol del cerdo podría ser empleado en la fertilización de la tierra, la producción de metano y, al ser fermentado, en la cría de lombrices de tierra.

Fue entonces cuando Chen enseñó a los agricultores a plantar alrededor de sus casas moreras, cambroneras chinas, caquis y otros árboles económicos, así como la cría de reses con las hojas de estas plantas y la venta de las frutas a las fábricas para su procesamiento. “Los residuos de cada cadena biológica pueden ser utilizados en otra cadena. Ello no solo reduce los costos y aumenta los réditos económicos, sino que también resuelve el problema de la basura en las zonas rurales”, explica.

“No hay que ir a las ciudades. Los agricultores pueden quedarse en el campo y trabajar como obreros en las industrias rurales. Así se resuelven de manera natural problemas urbanos relacionados con el empleo, el transporte y el medio ambiente y, al mismo tiempo, problemas que atañen a las zonas rurales, como el cuidado de los niños sin presencia parental y la manutención de los ancianos”, afirma Chen.

Un mundo armonioso

En junio del año pasado, gracias a una recomendación de la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma, Chen Guanghui participó como representante de China en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), celebrada en Brasil, en la cual presentó sus innovadoras pruebas sobre un modelo de economía agrícola circular.

China tiene solo 1.800 millones de mu de tierra cultivable y con el surgimiento de una serie de problemas ecológicos será difícil garantizar la seguridad alimentaria en un futuro. Por otro lado, el país cuenta también con 5.000 millones de mu de tierras montañosas y 3.000 millones de mu de pastizales. Si se logran administrar de manera científica los recursos forestales y herbáceos y desarrollar una agricultura circular, estas tierras montañosas y pastizales se convertirán en bases de producción de frutas, verduras y bioenergías, así como bases de ganadería. “Esto no solo puede aliviar la presión de la tierra cultivable, sino también impedir la sobreexplotación de aguas subterráneas, la creciente desertificación de tierras de cultivo, el deterioro del entorno ecológico, entre otros problemas”, considera Chen.

Chen Guanghui toma en cuenta diversos factores al escoger las plantas. Por ejemplo, cuando cría ovejas siembra varios tipos de arbustos pequeños de hoja perenne para que estos animales puedan elegir su propio alimento. En su campo experimental, Chen ha cultivado más de 400 especies de plantas. De ellas, la mitad ha sobrevivido. Con el fin de encontrar especies de hoja perenne que puedan subsistir en el norte del país, Chen acudió cada invierno al Jardín Botánico de Beijing y realizó pruebas en una granja de Miyun, también en la capital del país.

Para Chen Guanghui, cada hierba y cada árbol son verdaderos tesoros. “Solo si sabemos cumplir con las leyes de la naturaleza y respetar cada vida lograremos un ambiente ecológico armonioso y un mundo mejor”, concluye.

 Plantación de té de Chen Guanghui.