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2012-February-29 10:15

El misterioso Qiandongnan

Por WU MEILING

La alegría de las niñas de la etnia miao. Ding Xincheng

En octubre pasado viajé a Qiandongnan, en la provincia de Guizhou, donde por entonces se sentía algo del frío otoñal. Me sorprendieron los paisajes pintorescos y primitivos de la región y me atrajeron sus colores y las características de las civilizaciones étnicas locales, que sobrepasaron mi imaginación.

El trabajo crea la belleza, título de esta foto. Shu Youjun

 

Qiandongnan se ubica en un área montañosa de 30.000 km², donde hay más de 500 picos y 2.900 ríos. En esta prefectura autónoma, habitada antes principalmente por las etnias miao y dong, conviven ahora más de 30 grupos étnicos. Canciones populares autóctonas fueron llevadas por una muchacha de la aldea al Salón Dorado de Viena, y un conjunto de sus adornos de vestido, arte de construcción y artesanías tradicionales ha sido incluido en la lista del patrimonio cultural inmaterial de China. Paseando por los poblados de Miaoling, rodeados por vastos bosques primitivos, disfruté de una vista panorámica compuesta por dibujos naturales, como si se tratase de una gran enciclopedia cultural y étnica viva.

La técnica de impresión de cera en la aldea de Danzhai. Huang Xiaohai
 

Experimentar una vida milenaria

De los numerosos sitios de interés que se localizan en la zona, me gustaron más aquellos que mantienen todavía sus montañas y ríos primitivos, tal como la aldea miao de Xijiang, cuyas casas en saledizo sobre el agua se pueden describir como un poema o una pintura.

La aldea de Xijiang, con una historia milenaria, es un paisaje encantador. Alrededor de un millar de familias ha permanecido allí durante generaciones, manteniendo una vida sencilla y tranquila. Hoy en día, esa vida nos lleva a buscar un sueño antiguo y campestre, estimulando la imaginación de la gente y sus dotes artísticas. Se dice que muchos pintores han quedado fascinados con este lugar e, inconscientemente, han elevado allí el nivel de su arte.

Cuando las hermanas viven juntas. Shu Youjun

Construida al pie de la montaña Leigong, Xijiang es la mayor aldea natural del mundo unida por más de 10 pueblos miao, en cuya lengua, Xijiang, significa “lugar de la familia Xi”, que se trasladó desde lejos pasando muchas penalidades. Según el libro Migrantes de las montañas, escrito por el antropólogo australiano W. R. Geddes, en el mundo hay dos naciones que han sufrido las peores catástrofes: los judíos y los miao, por verse obligados a emigrar reiteradamente durante miles de años. Xijiang fue el destino al cual llegaron los miao a través de la tercera de sus cinco migraciones históricas, iniciadas hace 2.000 años. Esta aldea milenaria tomó la forma actual con edificios construidos alrededor de 640 a 670 años atrás y sus habitantes, afrontando la miseria con alegría, sembraron desde entonces su bella leyenda en la tierra de Qiandongnan. A los miao se les llamaba “bárbaros miao” y su hábitat, “lugar de fantasmas y dioses” por sus bosques primitivos.

Viviendas de la etnia miao en la aldea de Xijiang.

Mi amigable guía me condujo a la cima a través de la carretera montañosa, dejándome contemplar el panorama completo de la aldea antigua, cuyas casas se extienden hacia arriba a ambos lados de un riachuelo. éstas, diferentes y estrechamente unidas, se caracterizan por sus combinaciones métricas. Al atardecer, en medio del humo que sale de las cocinas, se iluminan de repente los faroles que compiten con las estrellas del cielo. ¿Acaso no es el paraíso?

En realidad, Xijiang ha representado la vida cotidiana de los miao durante cientos de años. Hace muchísimo tiempo, los trabajadores regresaban a casa al oscurecer. Para hacer el camino más fácil, los aldeanos colgaban faroles de aceite en el alero de sus casas o al lado del sendero. Ahora lucen 3.800 lámparas decorativas de bajo consumo desde las 7 de la tarde hasta las 11 de la noche.

Se necesita valentía e inteligencia para vivir en un lugar lleno de “fantasmas”. Atestiguan la sabiduría de los miao de Xijiang las casas en saledizo sobre el agua en forma de águila volando, edificadas sin un clavo, sólo con herramientas como la regla, el hilo, el hacha y la lima. Como “crónicas de madera”, el arte arquitectónico de dichas construcciones fue incluido por el Ministerio de Cultura de China en la lista de los primeros patrimonios culturales intangibles a nivel nacional.

Ataque denodado y poderoso, título de esta foto. Yang Yibo

Debido a que las viviendas se construyen recostadas al pie de la montaña y se comunican entre ellas por senderos de pequeñas piedras, los vecinos pueden charlar sin salir.

Los miao respetan mucho al maple, árbol al que consideran su madre. Antes de talarlo, encienden incienso o queman papel para los ritos de sacrificio, y una vez lo cortan, lo sostienen para que no caiga al suelo, sin dejar que alguien lo salve. Los miao se consideran descendientes de Chi You, jefe de la tribu del sur de China, de hace 5.000 años.

Reza la leyenda que en un combate trágico ocurrido en las planicies centrales, Chi You mostró un heroísmo inflexible y tomó la delantera para lanzarse sobre los enemigos de la tribu del norte. Luego de ser derrotado y capturado, fue esposado y enviado al suroeste del país. Por el interminable camino se iba desangrando y allí donde caía su sangre crecían maples. Posteriormente los descendientes miao de Chi construyeron sus casas utilizando la madera de estos árboles en homenaje al legendario guerrero.

En la aldea, escuchando el ruido del río Baishui y viendo pasar a las mujeres con el cabello recogido sobre la cabeza, luciendo una flor roja o una peineta, me pareció estar en presencia de una película o una pintura, olvidando que se trataba simplemente de la vida cotidiana de aquellas personas. Antes creía que los miao llevaban una vida errante y andaban frustrados como hierbas salvajes en las montañas remotas. Sin embargo, viven de forma muy fina. Se dice que las mujeres de la etnia comienzan a bordar su vestido de novia desde que tienen 10 años, y los padres destinan la mayor parte de sus recursos a engrosar la dote de sus hijas. Las jóvenes con vestidos de gala y joyas de plata que se tocan y suenan bonitas son fieles exponentes de la belleza única de este grupo poblacional.

En la calle antigua de bordados de plata se pueden ver varias tiendas pequeñas. Al entrar en una de ellas, los artículos primorosos que encontré me encantaron tanto que gasté todo el efectivo que llevaba en mi monedero.

Los miao son tan hábiles que si saben hablar pueden cantar y si saben caminar pueden bailar. Tuve la suerte de encontrar a la entrada de la aldea un espectáculo de cantos y danzas, cuya presentación rebosante de entusiasmo expresaba el recuerdo de la historia y los antepasados y agradecía a la naturaleza.

En cuanto a su peculiar ceremonia nupcial, cada aldea tiene una plaza para que los hombres de otros pueblos acudan a ella en busca de una novia. Generalmente los jóvenes no pueden entablar noviazgos con las chicas de su propio pueblo. Los padres suelen convertir sus propiedades en la dote para su hija y donan la casa a su hijo, respetando la igualdad entre el hombre y la mujer.

El carácter chino “miao” está compuesto por la “hierba” en la parte superior y en la parte inferior la “tierra cultivable”, lo cual significa que los miao viven del cultivo del arroz. Aprovechan los terrenos de las laderas de las montañas para construir casas y los suelos fértiles cercanos al río para cultivar el arroz.

Adornos atractivos

Los vestidos y atuendos de esta etnia son la colección más rica y técnicamente complicada del mundo. Alrededor de 130 variedades abarcan los trajes de gala, deporte, trabajo, fiestas, hogar y luto, entre otros. Cada aldea y clan tiene su propio estilo, identificado con nombres de ríos y montañas. Los vestidos se dividen en largo, corto, con motivos de flores, plumas de pájaros y bordados.

Este grupo poblacional vivía en paz, dedicado a la labranza en las planicies centrales del país, pero luego de la guerra se vio obligado a trasladarse al suroeste. Para facilitar la distinción de las diferentes ramas, vestían distintos estilos. Además, debido a que no tenían su propia lengua escrita, las mujeres bordaban sus recuerdos en las bocamangas de los vestidos. Por ejemplo, la mariposa simboliza su primer antepasado o su madre, y las líneas de color, los ríos.

Me sorprendió sobre todo la minifalda que llevaban las mujeres en las montañas. Los cantones de Datang y Taojiang, al pie de la montaña de Leigong, son conocidos como las cunas de esta prenda, que no es exclusiva de las chicas modernas de las grandes ciudades. Tanto las ancianas como las jóvenes la usan todo el año para trabajar la tierra y cocinar, no importa que sea verano o invierno. Originalmente sus antepasados ocultaban la vergüenza con hojas de banana, las cuales, con el paso del tiempo, se convirtieron en minifaldas. éstas, de varias capas (hasta más de veinte), hacen recordar a las bailarinas de El Lago de los Cisnes.

Los atavíos de la etnia parecen un caleidoscopio que refleja su rica connotación cultural y peculiaridades étnicas. En China es muy conocida la melodía El borde del arcoíris y el vestido de plumas, compuesta por el emperador Li Longji, de la dinastía Tang (618-907), y representada por su concubina favorita, Yang Yuhuan. Pero lo que casi nadie sabe es que ese original vestido de “pájaro blanco” surgió en la aldea montañosa de Yemeng, en Qiandongnan, el cual tuve la oportunidad de ver en la Fiesta Guzang (sacrificios al tambor) de la montaña de Leigong. Se trata de una prenda sin cuello, con mangas anchas y botones hacia el centro del pecho, bordada en color con motivos campestres, y de dragón, fénix, flores, pájaros, peces e insectos. La falda larga lleva 24 cintas flotantes y su faldón es tejido con plumas blancas. Si una muchacha usa este vestido y un gorro de fénix de plata con cola larga, parecerá sin dudas una hada.

Dicen que en un viaje de recreo, el emperador Li Longji encontró en un pequeño templo a cientos de hadas cantando y bailando, las cuales llevaban vestidos de plumas. Al monarca le fascinó esta escena, pero la música dejó de sonar de repente y las hadas se fueron volando. Inspirado en el vestido de “pájaro blanco”, Li creó la melodía El borde del arcoíris y el vestido de plumas para que bailara su concubina Yang. Sin embargo, lamentó la falta de un vestido similar.

Los vestidos de esta etnia son muy atractivos por sus adornos de plata y bordados. Conozco a un artesano miao que fabrica joyas de plata. Empleando instrumentos sencillos elabora “mágicamente” objetos vívidos en forma de flores, peces y animales, entre otros. Al igual que en la construcción de sus casas, los miao confeccionan las prendas dependiendo de sus recuerdos y herencia, sin necesidad de diseños o modelos previos. Lo mismo ocurre con sus bordados. Sin dibujos las mujeres reproducen hábilmente flores y pájaros hermosos en sus trajes tradicionales.

Choque entre lo antiguo y lo moderno

En el distrito de Taijiang, conocido como el “primer distrito de la etnia miao en el mundo”, hay una aldea muy famosa a la que se le llama “Tierra natal del disco del Oriente”. Al igual que otros poblados miao, esta pequeña y apacible localidad fue construida en un bajío entre dos montañas. No obstante, una danza excitante y alegre de tambores de madera transmite muy lejos su sonido, hasta Zhongnanhai, en Beijing.

El baile se origina de las actividades de sacrificio y hechicería, divididas en cinco capítulos. El tambor tiene 50 cm de diámetro y 250 cm de largo, está colocado en una armazón de 120 cm de alto y se toca con dos palos.

Tanto a hombres como a mujeres les conviene bailar. Al compás de los toques violentos, como choques de piedras y trápalas, y los gritos mueven efusivamente al mismo tiempo la cabeza, el cuello, las piernas, la cintura, las manos y los pies. A mis ojos, esta danza parece un rock callejero o un zapateado. Pienso que si Michael Jackson viviera, se contagiaría por este atractivo artístico.

Fiestas folclóricas

Los extranjeros suelen decir que a los chinos les gustan las fiestas y la prefectura de las etnias miao y dong han sido denominadas “Tierra de cien fiestas”. En un año pueden tener lugar más de 200 celebraciones, entre las cuales destacan la Fiesta Guzang y la Fiesta del Año Miao. En todos estos acontecimientos, los habitantes gozan plenamente de la alegría, dejando a la vista su bella tradición y fuerza cohesiva. Este grupo étnico adora a sus antepasados y a los dioses de la montaña y los ríos y cree que el alma de sus predecesores está depositada en el tambor. Cada clan debe celebrar la Fiesta Guzang tras un ciclo de los doce animales del horóscopo (doce años) y sacrificar ganado en homenaje a las almas de sus antepasados. Según registros históricos, la fiesta existía ya en el reino antiguo de San Miao, en la dinastía Xia, hace 4.000 años.

El 9 de noviembre pasado, cuando viajaba a la zona de Taorao, en el distrito de Leishan, vi a muchos hombres cargando pescados y patos que creí que llevaban a la feria. Ese día uno puede entrar en cualquier casa a comer y beber. Me acerqué a una vivienda y vi que el dueño estaba lavando nueve patos. Le pregunté por qué había comprado tantos y me dijo que eran regalos de sus parientes y que él mataría tres cerdos para agradecerles. Entendí entonces aquella costumbre tan interesante.

Finalmente, pasé la fiesta en casa de una chica llamada Tang Jiahui, ubicada en la cima de una montaña. Encontré a sus amigos que la visitaban llevándole cohetes artificiales y les pregunté por qué no le regalaban patos. Me explicaron que ello sólo lo hacían los parientes.

Nunca había disfrutado de una fiesta tan fastuosa. Los lugareños dispararon petardos desde las seis de la tarde hasta las doce de la noche. Los dueños tiraron todos los cohetes que les habían regalado los visitantes. Quienes más disparan se sienten muy orgullosos, pues esto significa que tienen más amigos.

Pienso que aunque la Fiesta Guzang es muy animada, los jóvenes de la etnia miao prefieren la Fiesta Hermana. Es el Día de San Valentín más antiguo del Oriente. Alrededor del 15 de marzo, según el calendario lunar, los jóvenes novios se reúnen a orillas del río Qingshui, hacen excursiones y disfrutan de la comida hermana.

Si la joven pone en la comida dos ganchos de bambú unidos, significa que quiere mantener una relación con el muchacho; si mete un brote de tona china, quiere decir que desea casarse; y el chile o ajo deja claro que la chica rechaza al joven. La forma en que las jóvenes miao expresan sus sentimientos es implícita y suave.

Se dice que en la Fiesta Hermana las personas casadas pueden ver a sus novios anteriores. Pero tres días después deben regresar obligatoriamente a casa.

En mi breve viaje sólo pude conocer una ínfima parte del misterioso Qiandongnan. Quisiera volver a visitar este lugar y descubrir más hábitos y costumbres populares.

 

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