CHINAHOY

HOME

2012-February-29 10:07

De excursión por el curso medio del río Amarillo

Por NANCY TIAN

Lijiashan. CFP

En la primavera del año pasado, un viaje por el curso medio del río Amarillo me permitió contemplar el paso del día a la noche en la Gran Muralla, así como las tradicionales viviendas y el folclore del norte del país.

La aldea de Lijiashan. CFP

Laoniuwan

Para llegar allá, la manera de ganar tiempo es salir por la noche en autobús desde Beijing y arribar a las 4 de la madrugada a la aldea de Wanjiazhai, distrito de Pianguan, provincia de Shanxi, a 700 km de la capital. El complejo hidráulico de Wanjiazhai es el primer proyecto de las ocho fases del plan de desarrollo del curso medio del río Amarillo y es también el punto de partida del proyecto de introducción del río Amarillo a Shanxi. En este lugar se encuentra, además, el puente colgante de paso peatonal más alto de Asia.

La antigua aldea de Laoniuwan es considerada un museo en cuanto a las construcciones de piedra.

El amanecer es completo a las seis de la mañana. Bajamos del autobús para caminar hacia Laoniuwan. La Gran Muralla va atravesando montañas de este a oeste y se topa por primera vez con el río Amarillo en Pianguan. Sigue hacia el oeste y se despide del río en Lanzhou, provincia de Gansu. En total, hay cuatro encuentros entre ellos, y en varios tramos se iluminan mutuamente.

Las casas antiguas de Laoniuwan, situadas en el precipicio del valle del río Amarillo, eran castillos que formaban parte del sistema defensivo de la Gran Muralla construida durante la dinastía Ming. Cuando uno asciende a las atalayas, lo primero que observa es el agua verde al pie de la montaña, como si se tratase de una piedra de jadeíta incrustada en la tierra amarilla. El río, en lugar de ser torrentoso, se vuelve tranquilo en este tramo y se extiende de manera elegante bajo el sol de primavera. Si no fuera por la meseta de Loess alrededor, hubiera pensado que estábamos en un “poblado acuático” al sur del río Yangtsé.

Las ruinas de la antigua muralla se extienden hasta el río. Aunque deterioradas, éstas siguen generando una atmósfera conmovedora. De pronto me vino la inspiración: en lugar de creer que la Gran Muralla y el río Amarillo estrechan sus manos aquí, sería más exacto decir que los dos se acompañan día y noche en este lugar, como si fueran una pareja que nunca envejece.

Vista panorámica de Lijiashan.

Laoniuwan fue nuestro primer campamento. Las cuevas habitables en la pendiente de la montaña se convirtieron en nuestra casa. Por la noche, sus dueños nos ofrecieron una cama caliente: el lecho de ladrillos calentado en el interior, para el cual se utiliza el humo de la cocina de leña, es muy usual en el norte del país. En la pared de la “casa-cueva” había una cruz roja, pues los dueños eran cristianos.

La aldea de Xiwan

Xiwan, situada en el distrito de Linxian, es una de las aldeas históricas y culturales más conocidas del país. Las viviendas, todas pegadas a la montaña y a la orilla del río, guardan el estilo de las dinastías Ming y Qing. Se extienden sobre una superficie de 30.000 m², de 250 m de largo y 120 m de ancho. Están protegidas por una muralla, ya incompleta, de más de 2 m de altura. Dentro de la muralla hay dos calles horizontales y cinco verticales, las cuales comunican a todas las casas y están conectadas entre sí a través de puertas. Si uno ingresa a un patio podrá llegar a toda la aldea mediante estas puertas. Es como si todo fuera un solo patio.

Todos los pobladores de la aldea se apellidaban Chen. Su más antiguo antepasado fue Chen Shifan. A finales de la dinastía Ming, Chen se trasladó a Qikou e hizo dinero trabajando en el transporte gracias las condiciones comerciales del lugar. Más tarde, ya vuelto un rico comerciante, Chen estableció la aldea pegada a Qikou. Tras la ampliación realizada por varias generaciones, la aldea adquirió su tamaño actual: un grupo de decenas de viviendas con patios.

Desde lejos uno puede ver el nombre de la aldea escrito en la pared blanca. Al caminar por el sendero de piedra experimenté, gracias a la estructura original, el placer de comunicación total y libre entre todas las viviendas. Sobre el dintel de las puertas había tableros con inscripciones que enfatizan la atmósfera cultural de esta antigua aldea.

Todas las casas de la aldea de Xiwan están conectadas.

Al mediodía, la silenciosa aldea comenzó a animarse. La gente salió a almorzar a las calles. En grupos de dos o tres, o incluso solos, se ponían en cuclillas y comían tallarines con verduras saladas en unos tazones muy grandes. Ellos comen así: siempre en la calle, tres veces al día y con platillos sencillos. Me imaginaba cuán sabroso debían ser éstos al aire libre y bajo el sol.

Los niños no eran tan atrevidos como los de las ciudades. Se escondían tímidos detrás de sus puertas para observarnos, como si fuéramos de otro mundo. Vestían chaqueta roja, coloridos pantalones y unos zapatos de cabeza de tigre. Mi compañero intentó sacarlos de sus escondites con unos chocolates, pero no lo consiguió.

Había mucho que ver en la aldea de Xiwan y, para ello, se requería de mucho tiempo, el cual, lamentablemente, no tuvimos. Al irnos, retornó la tranquilidad a la aldea, que parecía volver a quedarse dormida, como lo ha hecho desde hace cientos de años.

La aldea de Lijiashan

Lijiashan fue nuestra última escala. Situada a 5 km al sur de Qikou, tiene 550 años de historia y es una típica aldea de “casas-cuevas”.

Un pequeño sendero nos condujo hasta Lijiashan, en la pendiente de la montaña. Debido a la época primaveral, toda la montaña lucía decorada con flores de melocotoneros y brotes de sauces llorones. A ambos lados del camino se lucían los campos escalonados.

Las “casas-cuevas” están distribuidas en 9 niveles, conectadas entre sí mediante escaleras de piedra, todas construidas durante la dinastía Ming. Algunas tienen patios independientes, con grandes puertas y murallas; y otras son cuevas conectadas. Las más altas tienen, incluso, entre 3 y 4 pisos, como los edificios de una ciudad. Muchas están abandonadas. Las familias aún usan tradicionales ventanas de papel, en lugar de vidrio. Desde lo alto, los senderos de tierra se asemejan a cintas que comunican a cada casa.

Todas las viviendas estaban abiertas. Ingresé a una al azar y no encontré al dueño. Observé la pared amarilla y las tejas negras y, encima de un molino de piedra, había un termo rojo con agua caliente para los turistas. Al lado del molino había una gran tinaja, indispensable para guardar el agua en la seca zona montañosa.

A pesar del poco tiempo que permanecí ahí, no quería marcharme de la aldea. Quizás porque el río Amarillo al lado de la Gran Muralla, las viviendas rurales junto a los campos de terraza y el viento de la meseta de Loess me despojaron de la máscara y del cansancio acumulado por la vida urbana. Probablemente, la vida sencilla en las “casas-cuevas” me ayudó a encontrar la felicidad.

Consejos de viaje:

1. De Beijing a Laoniuwan se requieren 7 horas en automóvil, a través de autopistas o carreteras estatales en muy buenas condiciones. También se puede viajar en avión; primero se llega a Taiyuan, capital de la provincia de Shanxi, y luego se aborda un autobús que tarda 4 horas en alcanzar el destino. Por tren se llega primero a Shuozhou y después se toma un autobús hasta Pianguan.

2. En Laoniuwan uno sólo puede alojarse en casas campesinas, donde escasea el agua. Hay pequeños hoteles en los poblados, pero de condiciones simples.

3. La comida principal está hecha de harina y se come salada, con pocas verduras y frutas, las cuales sólo se consiguen en los distritos. El arroz agrio es típico y vale la pena probarlo, aunque quizá no le guste a todos.

4. Los productos típicos son dátiles, los cuales son considerados comida ecológica. Las piedras del río Amarillo constituyen buenos recuerdos y pueden conseguirse en la ribera del río.

Consejos de viaje:

1. De Beijing a Laoniuwan se requieren 7 horas en automóvil, a través de autopistas o carreteras estatales en muy buenas condiciones. También se puede viajar en avión; primero se llega a Taiyuan, capital de la provincia de Shanxi, y luego se aborda un autobús que tarda 4 horas en alcanzar el destino. Por tren se llega primero a Shuozhou y después se toma un autobús hasta Pianguan.

2. En Laoniuwan uno sólo puede alojarse en casas campesinas, donde escasea el agua. Hay pequeños hoteles en los poblados, pero de condiciones simples.

3. La comida principal está hecha de harina y se come salada, con pocas verduras y frutas, las cuales sólo se consiguen en los distritos. El arroz agrio es típico y vale la pena probarlo, aunque quizá no le guste a todos.

4. Los productos típicos son dátiles, los cuales son considerados comida ecológica. Las piedras del río Amarillo constituyen buenos recuerdos y pueden conseguirse en la ribera del río.

Noticias

  • El sueño chino,ml sueño
  • Sesiones de la APN y la CCPPCh en 2012
  • Cumbre sobre el cambio climático de Durban
  • Serpiente emplumada americana y dragón chino
  • Guizhou Mirando hacia el futuro