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2012-January-31 13:19

Lijiang, un lugar digno de volver a ver

Lijiang, un lugar digno de volver a ver

Por YAN JIE

Para los naxis, el monte del Dragón de Jade es un lugar sagrado. CFP

El casco urbano viejo de la ciudad de Lijiang, también conocido como villa antigua de Lijiang, en la provincia de Yunnan (suroeste de China), donde se unen la meseta Yunnan-Guizhou y la meseta Qinghai-Tíbet, es un patrimonio de la humanidad con una historia de más de 800 años. Para la etnia local naxi, el monte nevado del Dragón de Jade (Monte Yulong), en el norte de Lijiang, es un lugar sagrado; su encarnación es el patrono de este grupo étnico.

El poblado y sus alrededores son un misterio. Además de las sinuosas callejuelas y antiguas viviendas bien conservadas, sus costumbres y cultura intacta despiertan una gran curiosidad entre los extranjeros, mientras los lugareños siguen disfrutando de las viejas formas de vivir y pensar. El tiempo aquí parece haberse detenido.

Esta vez, pude experimentar por fin las sensaciones de recorrer este lugar tan fascinante.

Pequeña posada de Lijiang. CFP

Villa antigua de Lijiang

Mi novia y yo viajamos en tren desde Kunming, capital provincial de Yunnan, a la ciudad de Lijiang. De la propia estación a la que arribamos parten cada día muchos autobuses hacia la villa antigua y el boleto cuesta cinco yuanes por persona.

A la vieja localidad, también conocida como Dayan, ninguna muralla la separa del exterior. Las rutas están pavimentadas con losas grises, las viviendas son de madera y tierra, y los ríos y puentes que serpentean entre ellas llevan a la gente a una época remota.

Centenares de posadas están esparcidas por todos los rincones e incluso en julio, temporada alta del turismo, no hay que preocuparse por encontrar un alojamiento confortable si no se ha reservado con tiempo. La mayoría de estos hostales son residencias transformadas y aunque por fuera tienen una apariencia antigua, disponen de las comodidades propias de la vida moderna, como baños limpios, calentador de agua e incluso computadoras con conexión a Internet.

Una vez instalados en un alojamiento, comenzamos a explorar Lijiang, cuyas calles por lo general fueron construidas a lo largo de los canales que cruzan la villa. El pavimento empedrado evita que la ciudad luzca sucia por el barro en la época de lluvia y por el polvo durante la estación seca. El color y las vetas naturales de las piedras encajan bien con el entorno de la villa y las callejuelas se comunican entre sí formando un entramado que abarca todo el pueblo.

En esta temporada alta, el centro de Lijiang, la plaza Sifangjie, está lleno de turistas. Una multitud de tiendas que venden objetos artesanales y souvenir se alinean alrededor de la plaza, transmitiendo un intenso aire comercial, que, de hecho, me decepcionó un poco.

Si uno no entra en un bar, no entenderá el encanto de Lijiang. Bajo la sombra de un sauce, el turista puede beber una cerveza y charlar con los amigos, o simplemente tomar una taza de café en un ambiente sosegado, contemplando las mansas aguas del canal y disfrutando de la suave brisa. Al atardecer, numerosos bares despiertan de la tranquilidad del día, mostrando cada uno su fascinación a la gente de distintos lugares y edades.

Lashihai es un parque internacional de humedales. CFP

Monte del Dragón de Jade

El monte del Dragón de Jade es conocido por sus bellos paisajes. Nos despertamos de madrugada para visitarlo, pero la densa niebla presagió un día no muy apropiado para este recorrido.

Llegamos hasta el teleférico. Al bajar del bus, sentimos mucho frío y tuvimos que ponernos el abrigo. Debido a la altura de más de 4.300 metros sobre el nivel del mar, sentimos un poco de dificultad para respirar.

En el teleférico que ascendía lentamente hacia la cima de la montaña, no dejé de tomar fotos. Me distrajo una exclamación: “¡Mira, qué hermoso!” Volví la cabeza, y me sorprendieron las cumbres imponentes bajo el cielo despejado. Recordamos la niebla que unos minutos antes nos envolvía y nos sorprendimos por el cambio tan drástico.

Cuando llegamos al final del teleférico, a una altura de 4.506 metros sobre el nivel del mar, todos quedamos encantados con el paisaje que teníamos delante. Las nubes se movían constantemente y cambiaban de formas. A las diez de la mañana, la montaña había quedado envuelta por las nubes.

Después de visitar el monte, fuimos en auto al valle de la Luna Azul y al río Baishui. El primero es un lago de aguas azules y cristalinas, en forma de luna creciente, al otro lado de la cual aparece un valle profundo. El agua de deshielo, de brillo azul, desciende de la montaña nevada, formando el río llamado Baishui. Cuando corre por el valle de la Luna Azul, la corriente se precipita verticalmente, mostrando una inmensa cortina de agua.

Ganhaizi es un terreno bajo y herboso, un prado natural, a la vez que un sitio ideal para apreciar el paisaje del monte del Dragón de Jade, que ofrece una vista panorámica de las 13 cumbres de la montaña. El buen estado de las instalaciones turísticas facilita mucho el recorrido de los visitantes.

Luego regresamos a la villa para descansar y prepararnos con vistas al viaje a Lashihai, al día siguiente.

Antigua ruta del té y los caballos

Paisaje nocturno de la villa antigua de Lijiang. CFP

Lashihai es un parque internacional de humedales a 15 minutos en coche desde Lijiang. Cada año miles de aves migratorias invernan allí, por lo que diciembre es la mejor temporada para ver las aves.

Lashihai está situado en la antigua ruta del té y los caballos, otrora importante vía comercial del suroeste de China, a través de la cual el té fue llevado, pasando por el Tíbet, a Bután, Nepal, India y otros países, a cambio de caballos. La ruta del té y los caballos fortaleció la integración de las etnias de China, el Oeste y el Sur de Asia y se le considera como otra Ruta de la Seda.

En la sede de este antiguo trayecto, montar a caballo es un entretenimiento del que no se debe dejar de disfrutar. Aunque son relativamente bajos y delgados, los equinos locales son robustos, aptos para los senderos montañosos, lo que los hacía ideales para el transporte de mercancías de las caravanas de mercaderes en el pasado.

Pagamos 200 yuanes a una mujer naxi que nos llevó a montar sus caballos y nos condujo por la ruta antigua. Fue una experiencia totalmente diferente a las cabalgatas comunes por terrenos llanos.

Los caballos siguen siendo parte imprescindible en la vida de los lugareños. La señora nos dijo que, en el pasado, estos animales no sólo eran un medio de transporte, sino también una garantía de vida. Debido a estos vínculos emocionales tan estrechos, cuando los caballos morían, los dueños los enterraban en un lugar que elegían con cuidado, donde colocaban en su honor una lápida.

Hoy en día, si bien los caballos ya no son un medio de transporte, el desarrollo del turismo local los ha convertido en una importante fuente de ingreso para los habitantes de la región. Conocer esta historia nos hizo sentir un mayor respeto por los animales que cabalgamos. Por eso, cuando llegamos a la cima de la montaña, les recompensamos con un forraje leguminoso.

Mientras descansábamos, mi novia sacó unos caramelos de su bolsa y los compartió con nuestra guía. Ella nos dijo que nunca había probado algo tan delicioso. Mi novia le regaló entonces el resto y la señora nos comentó que se los llevaría a sus tres niños. En áreas remotas como ésta, donde el turismo representa una fuente extra de ingresos, la gente todavía no lleva una vida holgada. No podía imaginar entonces lo difícil que debió haber resultado la vida allí una década atrás, cuando éste era un lugar totalmente apartado.

Hacerme esa pregunta me afligió un poco, hasta que vi a un joven que vendía pescado a la parrilla en un pequeño barco anclado a orillas del lago. Las embarcaciones como esas son muy comunes en Lashihai. El joven capturó y preparó los pescados en el acto, para luego venderlos a 10 yuanes cada uno.

El muchacho atendió alegremente a los clientes, y a pedido nuestro, nos cantó una canción de la etnia naxi. Dijo que cuando no había mucho negocio, él pasaba el día tomando el sol en el barco, sin preocuparse por nada. Ahora se sentía satisfecho con la vida que llevaba, por lo que todos los días estaba alegre. Me impresionó mucho su optimismo y buen humor.

Tal vez este ocio y relajación es lo que deja Lijiang a sus visitantes. Es una forma simple de vida en comparación con el ajetreo de las grandes ciudades. Mientras disfrutaba del pescado y apreciaba los hermosos paisajes experimenté esta felicidad diferente.

 

Consejos de viaje:

Lijiang está bien comunicada, con un aeropuerto y una estación de tren. Su temperatura no varía mucho a lo largo de las cuatro estaciones. Debido a su gran altura, el verano es fresco y la temperatura baja de repente con la lluvia. Esta es una época de mucha afluencia de turistas. De octubre a abril del año siguiente, cuando hay menos nubes, es la mejor temporada para apreciar el paisaje de la montaña nevada.

En la villa antigua se puede alquilar un auto o tomar el autobús en la Plaza del Sol que va directo al monte del Dragón de Jade. Es aconsejable reservar este recorrido con un día de antelación en una agencia que planificará un itinerario que conecta los distintos puntos de interés, como el monte nevado del Dragón de Jade, el valle de la Luna Azul, el río Baishui, el valle de Dongba y la aldea de Yushui y el poblado antiguo de Shuhe. Además, la agencia presta servicios de alquiler de abrigos de plumas y depósitos de oxígeno.

La comida local es muy característica y la distinguen platos como la carne asada y el guiso mezclado de la etnia naxi, el pescado a la parrilla de Dongba, la gelatina de frijol chino de Lijiang y la olla caliente de chuletas adobadas.

El poblado antiguo de Shuhe, a sólo 20 minutos en coche de la villa antigua de Lijiang, es un lugar más tranquilo y relajado que Lijiang. La plaza central, el puente del Dragón Verde y el templo de Longquan son atracciones dignas de visitar. Andar sin rumbo determinado por Shuhe es, de hecho, un placer.

 

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