Por MAURO JIMÉNEZ LAZCANO*
Lo más impresionante que ha logrado el gobierno del presidente Xi Jinping, desde su elección hace cinco años como Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), ha sido la estabilización de la economía de ese gigantesco país, en un crecimiento acelerado, pero no exagerado, de 7,2 % anual, manteniendo a la vez un nivel de empleo razonable, con un desempleo que no va más allá del 5 %, y una inflación anual del 2%.
Ese nivel de progreso logrado en el último quinquenio es muy apreciable por cuanto es tres veces mayor al crecimiento mundial (2,5 %) y casi el doble del crecimiento de los países emergentes en vías desarrollo (4,0 %). En lo externo, el gobierno del presidente Xi Jinping se ha esforzado por mostrar una política pacifista a nivel mundial y de colaboración entre todos los países; en ese mismo tema se ha pronunciado por una solución negociada y pacífica de la situación en la Península de Corea, a pesar de los niveles de crisis a que se está llegando.
Se deja ver claramente que el interés de la República Popular China en estos últimos cinco años ha sido en lo interno, llegar a un nivel de desarrollo que permita a la gran población del país alcanzar un nivel de comodidad razonable en forma modesta y equilibrada, y en lo internacional, contribuir con los países menos desarrollados del planeta con créditos e inversiones productivas que permitan avanzar más rápidamente a los más atrasados en regiones de Asia, África y América Latina, por medio de la iniciativa denominada la Franja y la Ruta para una cooperación internacional.
A nosotros como mexicanos, nos gusta esa tendencia y esperamos que así se mantenga en los próximos años a corto plazo, como garantía de paz y desarrollo global.
*Director general de la revista mexicana Macroeconomía.