Desde que en septiembre de 2013 propusiera la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta”, el presidente de China, Xi Jinping, ha visitado 37 países y ha presentado este proyecto en diferentes ocasiones, en las que ha abogado por la cooperación económica en lugar del proteccionismo comercial. En solo tres años, esta iniciativa ha generado un positivo consenso entre las economías del continente eurasiático y viene atrayendo la participación de cada vez más países y regiones.
Según estadísticas del Foro de Boao para Asia de 2017, desde junio de 2013 hasta junio de 2016, el volumen comercial de mercancías entre China y los países a lo largo de “Una Franja y Una Ruta” generó 3,1 billones de dólares, equivalentes al 26 % del volumen total del comercio exterior chino. A ello hay que sumarle que China ha establecido 56 zonas de cooperación económica y comercial con más de 20 países, de las cuales 13 han recibido el visto bueno oficial, con una inversión acumulada de 15.600 millones de dólares. Hasta el 30 de junio de 2016, China había firmado acuerdos de inversión bilateral con 104 países y su inversión acumulada ascendía a 51.100 millones de dólares, lo que representó el 12 % de toda su inversión extranjera directa durante ese período.
La conectividad aumenta el entendimiento
La infraestructura a lo largo de “Una Franja y una Ruta” ha alcanzado progresos cada vez más sustanciales en tres años, dotando de mayor conveniencia al comercio económico y los intercambios entre los pueblos. Según estadísticas parciales, las provincias de China que se ubican a lo largo de dicha zona han construido 15 aeropuertos y reconstruido 28 antiguas terminales aéreas. Empresas estatales, como China Railway Group Limited y China Communications Construction Group, han firmado contratos para establecer 38 proyectos piloto de transporte e infraestructura en el exterior, en lo que participan 26 naciones a lo largo de la Franja y la Ruta.
Pakistán es uno de los principales países que integran “Una Franja y Una Ruta”. El Corredor Económico entre China y Pakistán es considerado un programa emblemático que une a Kashgar, en la región autónoma uigur de Xinjiang, con el puerto de Gwadar, en el suroeste de Pakistán, cubriendo la construcción de carreteras, ferrocarriles y gasoductos, oleoductos y un canal de cable óptico. Shaukat Aziz, ex primer ministro de Pakistán, dijo a China Hoy que la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta” ha fortalecido la conectividad entre las dos naciones, acercando aún más a ambos pueblos.
Aziz señaló que las relaciones entre China y Pakistán han sufrido altibajos a través de la historia, a pesar de lo cual ambas partes han persistido en construir relaciones bilaterales partiendo de los principios de paz, respeto mutuo y cooperación. De acuerdo con su experiencia en el Gobierno y el testimonio de las relaciones diplomáticas de los últimos 15 años, China es un verdadero amigo de Pakistán. Gracias a la propuesta china de “Una Franja y Una Ruta”, han emergido nuevas posibilidades de desarrollo para las relaciones bilaterales.
La iniciativa de “Una Franja y Una Ruta” insiste en la conectividad entre las naciones, ya sea por autopistas, líneas ferroviarias, vías marítimas o digitales. Lo decisivo es que una vez que los dos pueblos se conecten a través de una red puedan estrechar más sus vínculos. “Si dependemos mutuamente uno del otro, estamos seguros de que permaneceremos en contacto y de que mejorarán nuestras relaciones”, manifestó Shaukat Aziz.
Esta iniciativa encarna el espíritu de cooperación de ganancia compartida. Las empresas chinas obtienen nuevas oportunidades de negocios como parte del proceso de salida al exterior, lo que a su vez crea más empleos para el pueblo de Pakistán. “El empleo trae prosperidad económica y mejora la felicidad de las personas, lo que ayuda a profundizar la amistad entre dos naciones”, agregó.
Beneficios mutuos y ganancia compartida
En junio de 2016, en los 11,13 km² de la Zona Económica Especial de Sihanoukville en Camboya, el primer ministro de ese país, Hun Sen, dio personalmente la bienvenida a cientos de empresas.
Zhou Haijiang, vicepresidente de la Federación de Industria y Comercio de China y presidente del Grupo Hongdou, recordó la decisión de su empresa de participar y construir la Zona Económica Especial de Sihanoukville en Camboya, convirtiéndola en una plataforma de inversión y comercio en 2007, cuando el Gobierno chino alentó a las empresas del país a salir al exterior para obtener más oportunidades.
El 23 de abril de 2015, el presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro de Camboya, Hun Sen, se reunieron en Yakarta, capital de Indonesia, por el 60° aniversario de la Conferencia de Bandung, ocasión en la que Xi propuso fortalecer la conectividad infraestructural dentro del marco de “Una Franja y Una Ruta”, a fin de ofrecer un mejor servicio a la construcción de la Zona Económica Especial de Sihanoukville. Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. La construcción de una zona económica especial de inversión en el extranjero, sin previo conocimiento ni familiaridad con las leyes y políticas locales, constituye todo un reto, sin mencionar las dificultades de construir una nueva ciudad en medio de una vasta selva virgen.
Hoy en día, se levantan en la zona numerosas fábricas, en las cuales laboran cada vez más lugareños. Las empresas chinas también construyen escuelas, hacen donaciones financieras, capacitan al personal, proporcionan oportunidades de trabajo y recaudan dinero para obras de caridad. Todos estos esfuerzos en la construcción de la zona económica especial ofrecen garantías de por vida o un “tazón de hierro” para la población local.
Durante ocho años, 100 empresas, 148 edificios fabriles y 13.000 puestos de trabajo han generado confianza en la población local, como ejemplo de la cooperación de ganancia compartida desarrollada por los empresarios chinos. Pero, ¿cómo entender la cooperación de ganancia compartida? Zhou Haijiang dijo que el secreto reside en salvaguardar los intereses de cada una de las partes. Gracias a estas ideas de cooperación mutuamente beneficiosa, la zona económica especial podría generar un gran cambio y convertirse en un proyecto ejemplar a lo largo de la Franja y la Ruta.
Compartiendo experiencias
Al analizar el significado de la globalización de las empresas privadas chinas, el presidente de la Junta de Directores del Grupo Inversionista Mingsheng de China, Dong Wenbiao, señaló que en los últimos 30 años de reforma y apertura, China se ha convertido en la segunda mayor economía mundial y ha pasado de ser la “fábrica del mundo” a una productora de alta gama. “La propuesta china de ‘Una Franja y Una Ruta’ implica compartir la experiencia china de los últimos 30 años, hecho de particular trascendencia, pues incluye la integración de la economía china en la comunidad internacional”.
La cooperación económica regional y la globalización económica se han convertido en dos grandes tendencias en el mundo de hoy, lo que determina el cambio en el modelo de desarrollo. La iniciativa de “Una Franja y Una Ruta” sigue esta tendencia para fomentar la conectividad y la integración económica regional y, por lo tanto, podría recibir activas respuestas de los países ubicados en las zonas aledañas.
Sim Ann, alta ministra de Estado de Comercio e Industria de Singapur, afirmó que su Gobierno apoya firmemente la iniciativa y ha centrado su inversión en cuatro áreas: aviación, logística, tecnología de la información y finanzas, para alcanzar el objetivo final de la conectividad. Actualmente, Singapur y China están construyendo tres plataformas: el Parque Industrial de Suzhou, la Ciudad Ecológica de Tianjin y el Programa de Conectividad de Chongqing.
“El crecimiento económico de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSEA) es estimulante, pues la clase media está creciendo rápidamente. La ANSEA comparte complementariedades económicas con China y otros socios comerciales. La mejora de la conectividad será beneficiosa para todas las naciones abiertas al comercio exterior y a la inversión”, manifestó Sim Ann.
Ella recuerda que Singapur fue uno de los primeros países en apoyar el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII). “Esperamos que nuestras empresas puedan entender que la internacionalización es una manera efectiva de aumentar los ingresos y ayudar a explorar nuevos mercados. Debemos alentar a las empresas, a la cámara de comercio, a la asociación, a las empresas miembros del sector de la educación a aprovechar las oportunidades regionales y globales que se les presentan”.
“El Ministerio de Comercio e Industria de Singapur –añadió– también ha organizado una serie de actividades para ayudar a las empresas a conocer más sobre la iniciativa de ‘Una Franja y Una Ruta’, y se ha comprometido a organizar actividades entre empresas para ayudarles a encontrar más oportunidades de cooperación”.
De hecho, con la presión de la economía mundial a la baja, causada por la crisis financiera internacional, las naciones del continente eurasiático, a la luz de la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta”, han propuesto sus propias estrategias de desarrollo para fomentar la cooperación transfronteriza, con el fin de impulsar el crecimiento económico. Estas estrategias incluyen el Camino de la Luz de Kazajistán, la Unión Económica Eurasiática de Rusia, el Proyecto de Caminos de Pastizales de Mongolia y el Plan de Acción Monzón de la India.
Por otra parte, al otro lado de Eurasia han emergido planes similares, como el Proyecto del Rhin y el Plan Juncker, de la Unión Europea, así como el Centro Económico del Norte de Inglaterra, en el Reino Unido. Todas estas propuestas, planes y proyectos coinciden con la iniciativa china de “Una Franja y Una Ruta” en el impulso de la eficiencia de la producción a través de la conectividad y la integración de varios factores productivos esenciales. Por lo tanto, la propuesta china se ha convertido en el plan central que une a las diferentes economías del continente eurasiático para impulsar el desarrollo mutuo.