Por HU JIANGYUN*
La Conferencia de Trabajo Económico Central, celebrada en diciembre de 2015, llamó a fortalecer la reforma estructural orientada a la oferta en 2016 y, al mismo tiempo, a potenciar la demanda general. Su promoción responderá a la necesidad inevitable de la nueva normalidad del desarrollo económico de China y su proceso llamará sin duda la atención del mundo.
Reforma apremiante
Después del inicio de la reforma en 1978, China llevó a cabo la reforma agraria y la de empresas estatales, aplicó los sistemas de responsabilidad por la contrata, de arrendamiento y de responsabilidad del director empresarial, y estableció cuatro zonas económicas especiales en Shenzhen, Zhuhai, Xiamen y Shantou. En 1984, otras 14 ciudades litorales como Dalian y Qinhuangdao, y otras zonas de desarrollo económico y tecnológico recibieron el estatus de zonas económicas especiales, y en 1988 se hizo de la provincia de Hainan la mayor zona económica especial del país.
En 1992, China planteó que el objetivo de la reforma de su sistema económico sería establecer un régimen de economía de mercado socialista. Al pasar de una escasez de productos y una incapacidad de satisfacer la demanda a una abundancia y diversidad de mercancías, China empezó a entrar en el mercado de compradores cuando estalló la crisis financiera asiática. El país se convirtió en la fábrica del mundo al tiempo que captaba capital extranjero y aceleraba el comercio de procesamiento. Según estadísticas incompletas, China ocupaba el primer lugar del mundo en la producción de 220 productos, incluida la mayoría de los agrícolas y los industriales acabados. De este modo, el país, básicamente, logró satisfacer la demanda doméstica.
Tras el estallido de la crisis financiera en 2008, la recuperación global está siendo lenta y muchas economías no han alcanzado el nivel de desarrollo precrisis. Mientras que su demanda se encoge, la de China mantiene un gran potencial. Según el Banco Mundial, en 2014 el ingreso nacional per cápita del país asiático fue de 7.400 dólares y el calculado utilizando las tasas de paridad del poder adquisitivo alcanzó los 13.170 dólares. Estadísticas publicadas por el Banco Credit Suisse en octubre de 2015 muestran que hay 109 millones de personas en China con ingresos considerados medios, 360 millones de personas con ingresos anuales que oscilan entre los 10.000 y 100.000 dólares, 23.045.000 personas que ganan al año entre 100.000 dólares y un millón y 1.333.000 con una renta superior al millón de dólares.
Con la mejora de sus ingresos y nivel de vida, la gente exige, cada vez más, productos y servicios de calidad. Los consumidores, sobre todos los que ya disfrutan de una vida modestamente acomodaday los nacidos después de 1990, prestan mayor atención a la calidad de los productos, a la seguridad alimentaria y al nivel de los servicios en lugar de considerar únicamente los precios. Los consumidores desean adquirir marcas de calidad, disfrutar de la cultura y gozar de buenos servicios de salud y turismo. Sin embargo, debido al lento proceso de la integración de los mercados interiores y a la imposibilidad de eliminar sus barreras, cada vez más chinos buscan productos y servicios extranjeros de calidad mediante viajes y compras por Internet.
Frente a tan gran número de consumidores, las empresas chinas no pueden satisfacer la demanda de tantos productos y servicios de calidad, y aunque pudiesen, lo harían con un alto coste. Eso se debe al problema del lado de la oferta. El Gobierno chino ha decidido reformar la estructura de la oferta con el objetivo de impulsar un desarrollo económico y social sostenible.
Mejora de la oferta
Según las leyes de las ciencias económicas, el mercado está compuesto por dos elementos: el lado de la oferta y el de la demanda. Los defensores de la oferta consideran que se debe asignar los factores de mano de obra, terrenos, materias primas, fondos, tecnologías e innovaciones para ofrecer los productos y servicios requeridos por la sociedad; los estudiosos de la demanda subrayan que la suficiencia o no de la demanda determina el desarrollo económico, y la competencia completa y el pleno empleo constituyen el estado ideal de la economía de mercado. Por la falta de demanda, hay que estimular la inversión, el consumo y el comercio exterior para promover su aumento y hacer realidad el equilibrio entre la oferta y la demanda y el crecimiento económico y social. En fin de cuentas, para que cada uno despliegue su papel se necesita un ambiente político, económico y social propicios.
Desde 2008, los diversos países han aumentado la inversión para estimular, a corto plazo, la insuficiencia de la demanda, crear empleo y fomentar la recuperación económica. En China, sin embargo, con el correr del tiempo, el incremento de la deuda de los gobiernos locales, la elevación de los costos de transacciones en el mercado y las frecuentes incidencias de calidad de los productos han reducido en gran medida la confianza y el reconocimiento de los consumidores, causando que el desarrollo económico se haya sumido de nuevo en una difícil situación.
Por lo tanto, actualmente China precisa solucionar más el problema de la oferta que el de la demanda. En primer lugar, en la reforma estructural es indispensable asegurar que el mercado juegue su pleno papel y refleje ampliamente la agilidad de sus palancas económicas, como la tasa impositiva, los tipos de interés y los tipos de cambio guiados por las reglas de precios, a los que deciden la oferta y la demanda. En segundo lugar,se debe promover que el gobierno efectúe la administración conforme a la ley, oriente activamente el mercado en vez de sustituirlo, abra en lo posible los sectores competitivos y aumente las inversiones para ofrecer a toda la sociedad unos servicios públicos de calidad que incrementen el bienestar nacional. En tercer lugar, se exige que el gobierno reduzca barreras para impulsar la integración de los mercados dentro y fuera del país, y que disminuya los costos de las transacciones en favor de la organización de los elementos de recursos domésticos y extranjeros y el impulso del progreso y la innovación tecnológicos con el fin de mejorar la competitividad internacional y la calidad de servicios delos sujetos del mercado. En cuarto lugar, es necesario reducir los costos de diversos elementos y esforzarse porque los sujetos del mercado eleven su eficiencia y calidad para reajustar y optimizar mejor la estructura económica.
Integración de los mercados interior y exterior
A fines de 2015, el Gobierno chino formuló las tareas principales de la reforma estructural orientada a la oferta para 2016 y más allá. A saber: la neutralización del exceso de capacidad productiva, la liquidación de existencias, el desapalancamiento, la reducción de costos y la subsanación de los puntos débiles. Son tareas apremiantes.
En la competencia global, la importancia de los productos y servicios reside en la calidad. China también necesita prestar atención a ello. A nivel nacional, los departamentos gubernamentales han trabajado con empeño para popularizar e implementar leyes y reglamentos relacionados con la calidad de los productos, la seguridad alimentaria, las patentes, los derechos de autor, las marcas y la competencia desleal, y han perfeccionado en mayor medida el sistema de leyes y reglamentos en los terrenos de calidad, seguridad, propiedad intelectual y competencia leal, endureciendo los castigos para quienes infrinjan. La reforma estructural orientada a la oferta ha de crear seguridad jurídica para el pueblo, tanto en el campo como en la ciudad, garantizando la calidad de productos y servicios.
Además, China viene acelerando la ruptura de las barreras del mercado dentro y fuera del país. Mediante la firma de tratados de libre comercio con algunas economías, China ha promovido la iniciativa de “Una franja y una ruta”, firmando un memorando de cooperación respecto a la capacidad productiva con los países ubicados a lo largo de la Ruta de la Seda, lo que aporta oportunidades y espacios para el ajuste y la actualización de la estructura industrial nacional. En 2016, China ha empezado a aplicar tratados de libre comercio con la República de Corea, Australia y otras economías, rebajando en gran medida los derechos aduaneros y las barreras no arancelarias. En la actualidad, China está negociando con la ANSEA la actualización de su Tratado de Libre Comercio y el fomento de la asociación económica integral regional en aras de optimizar la producción en el mercado chino y mejorar la calidad de los servicios.
En 2016, el país continúa implementando la estrategia de desarrollo coordinado de la región Beijing-Tianjin-Hebei y la de franja económica del río Yangtsé, cuya tarea primordial es impulsar la integración del mercado regional, facilitar el transporte y reducir los costos de entrada a grandes ciudades como Beijing de los productos de lujo y de los servicios modernos.
Dadas las nuevas circunstancias económicas, grandes cambios están sucediendo en China y en el mundo tanto en el sector de la producción como en el del consumo. Aunque la oferta de mercancías comunes y corrientes es mayor que la demanda, resultan insuficientes el consumo y los servicios personificados y de carácter público. Los gobiernos locales deben acelerar las innovaciones, subsanar los puntos débilesy perfeccionar los servicios comunitarios y rurales en cuanto a la asistencia médica, cultura y fortalecimiento de la salud y la educación para resolver la falta de estos servicios por parte de las organizaciones de base.
En lo que atañe a las pequeñas y medianas empresas, el gobierno debe hacer tres cosas. Lo primero es subsanar sus puntos débiles: crear una plataforma pública de tecnologías, aliviar su carga y ayudarlas a lograr progresos técnicos e innovaciones. Lo segundo es ofrecerles oportunidades para que participen en el mercado, tales como la licitación u oferta de las compras del sector público. Lo tercero es brindarles apoyo en la financiación, incluyendo el interés preferencial y la garantía de crédito.
Finalmente, se debe apoyar a nuevos tipos de operación, entre ellos la cadena de suministro, en la neutralización del exceso de capacidad productiva, la liquidación de existencias y el desapalancamiento por parte de las empresas. El exceso de capacidad productiva y el alto apalancamiento significan baja eficiencia, falta de competitividad y un evidente riesgo financiero y de las operaciones de mercado. La reforma estructural orientada a la oferta requiere de la innovación de los sujetos del mercado. Las empresas del litoral oriental como Shanghai y Shenzhen, luego de la crisis financiera internacional, han aprovechado la cadena de suministro para hacer innovaciones y, apoyadas por big data han utilizado la tecnología moderna de Internet para desplegar el efecto de escala, reorganizar las empresas de la cadena industrial y reducir enérgicamente los costos de las transacciones en existencias, oferta y demanda e investigación y desarrollo, logrando alcanzar las metas previstas.
De acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Comercio, en 2014 y 2015, los turistas chinos gastaron 1 y 1,2 billones de yuanes en el extranjero, respectivamente. Podemos estimar que si la reforma estructural orientada a la oferta tuviese éxito, los suministros domésticos podrían reemplazar a algunos consumos exteriores, y el “Hecho en China” tendrá más oportunidades.
*Hu Jiangyun es investigador del Centro de Estudios del Desarrollo del Consejo de Estado.