El arte en una botella

Las botellas de rapé son un producto de artesanía tradicional chino, hechas normalmente de materias primas como vidrio, ámbar o ágata. Con una historia de más de 200 años, estos recipientes servían originalmente para guardar rapé, una especie de tabaco en polvo que se aspira por la nariz, pero hoy en día se trata fundamentalmente de un producto artesanal. Admirar estas botellas pintadas es como apreciar la pintura china, ya que ambas reflejan la esencia de la cultura tradicional del país. La única diferencia es que la pintura china se realiza sobre papel de arroz y en la botella de rapé la pintura está en su interior.

Este estilo de pintura embotellada ocupa una categoría especial en el mundo del arte. El artista debe adoptar un ángulo de operación inverso, es decir, “ver la pintura desde delante pero hacerla desde el lado opuesto”. El pincel que se introduce en la pequeña botella es especial y se requiere una gran habilidad en la pintura y en la caligrafía, junto con un sentido profundo del arte. Esta técnica, al igual que la pintura tradicional china, requiere sentido de composición y una atmósfera, colores, sellos y otras inscripciones concretas. A pesar del poco espacio que hay dentro de la botella de rapé, el dibujo está lleno de color y vida, ganando por ello los corazones de coleccionistas de arte de todas las edades.

 

Yang Zhigang: “Llegué a la Factoría de Arte a finales del año 1981. En marzo o abril de 1982 me convertí en discípulo de mi maestro y llevo ya 29 años trabajando esta técnica”.

El maestro de Yang es Liu Shouben, un experto artesano chino contemporáneo y representante de la pintura interior de Beijing, de quien la Reina Isabel II recibió una de sus botellas de rapé durante su visita a China, en 1986. Liu también ejecutó su arte en directo en 1993 en Monte Carlo, en el primer intento de China por ganar la sede de los Juegos Olímpicos, como representante de los artistas tradicionales chinos.

Yang Zhigang: “mi maestro me ha transmitido muchas cosas que ejercen una gran influencia en mí y que necesito intentar comprender. Cuando era joven, en la factoría, cumplía con la tarea de producción para ganarme la vida, pero había muchas cosas que no entendía. Sin embargo, en estos últimos años, cuando me he encontrado realmente expuesto a la solicitud de patrimonio cultural inmaterial, he empezado a entender realmente a mi maestro, y ahora siento un profundo respeto hacia él, desde el fondo de mi corazón. Él lleva 50 años dedicándose a este arte y todavía sigue creando, además de esperar que yo continúe con la tradición, algo que estoy muy dispuesto a hacer. Me encantaría tener su espíritu humilde tan deseado, heredar todo esto y transmitirlo a los demás.