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La esperanza en tiempos del coronavirus

Source:China Hoy Author:MAGDALENA ROJAS*
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Eran las 12 del día de un 22 de enero cuando me junté con David, uno de mis mejores amigos en Beijing, en la concurrida calle peatonal Nanluoguxiang. Solo que aquella vez, el famoso paseo peatonal no se caracterizaba tanto por su concurrencia, sino más bien por las pocas personas usando mascarillas faciales. “¿Por qué no estás usando una?”, me increpó mi amigo colombiano oriundo de Villavicencio. “¿Acaso no has escuchado hablar del virus?”, remató. 

Un día a día distinto  

Lo cierto es que por aquel entonces, apenas dos días antes del inicio de la Fiesta de la Primavera, había escuchado del nuevo coronavirus pero sin prestarle demasiada atención. Hoy, a un mes desde ese encuentro, la situación es muy distinta, pero al mismo tiempo, confío en que ya hemos atravesado por la peor parte de esta crisis sanitaria, y en la incasable labor de las autoridades chinas por controlar y prevenir la epidemia.  

Llevo un año y medio viviendo en Beijing, y también había vivido la misma cantidad de tiempo en Shanghai en otro período de mi vida. Sin embargo, nunca había pasado el Año Nuevo en China, por lo que la ocasión se vislumbraba como una gran oportunidad para disfrutar de las costumbres locales, las tradicionales ferias y la abundante comida, en especial los jiaozi. Desafortunadamente, todos esos planes tuvieron que ser cancelados. La epidemia ha obligado a muchos a permanecer en casa siguiendo los consejos de las autoridades competentes, con el fin de resguardar de su salud y evitar nuevos brotes de contagio.  

Así y todo, la gente se ha mantenido optimista en estos tiempos difíciles y he visto grandes muestras de solidaridad, tanto dentro, como fuera de China. Son muchos los casos de quienes han querido aportar un granito de arena, ya sea a través de mensajes o videos de apoyo, o bien, enviando insumos médicos a las zonas más críticas. Yo misma he sido beneficiaria de este apoyo constante. Mi jefa acudió incluso hasta mi departamento –que comparto con otra chica extranjera, que de momento está fuera de China– con una caja de fresas en mano y para asegurarse de que estuviera bien, y ayer por la tarde, la Embajada de Chile en Beijing me hizo entrega de mascarillas faciales y guantes.  

Mi día a día se ha mantenido tranquilo. Muchas veces nos quejamos del frenético ritmo de vida, por lo que este periodo también es una instancia para reflexionar y tomarse las cosas con calma. Confieso que no he repasado mis apuntes de mandarín como me habría gustado, pero sí he visto una decena de películas, desde la recientemente galardonada Parásitos en los Premios de la Academia, hasta el controvertido filme Irreversible del argentino Gaspar Noé. También ha sido una oportunidad para mejorar mis dotes (o la falta de ellos) culinarios. Hice el intento de cocinar un improvisado curry tailandés, hasta un sencillo pero siempre delicioso plato de arroz con huevo revuelto. Más allá de estos datos anecdóticos, he tratado de mantener la calma y llevar el día a día con la mayor normalidad posible.  

Medidas de precaución ante tiempos difíciles 

Los dos supermercados más cercanos –April Gourmet y Wumart– se mantienen abiertos y plenamente abastecidos, con frutas y verduras frescas, hasta productos importados. Estos lugares, además de otros sitios públicos como estaciones de metro, restaurantes, y centros comerciales, entre otros, han implementado controles de temperatura y el uso obligatorio de mascarillas. Me ha sorprendido gratamente ver la seriedad con que la gente se ha tomado estas medidas, que deben ser entendidas no sólo como una cuestión personal, sino también en pos del bienestar de la comunidad, y en última instancia, del mundo en general.  

Tal como señaló el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, China ha establecido un nuevo marco de referencia para el resto del mundo en lo que respecta a la lucha contra el COVID-19, u otras enfermedades infecciosas a futuro. “La rapidez con la que China detectó el brote, aisló el virus, hizo la secuencia del genoma compartiéndolo con la OMS y el mundo es impresionante, y más allá de las palabras. Igual de impresionante es el compromiso de China en pos de la transparencia y ayuda a otros países”, destacó a fines de enero.  

Otro de los puntos que cabe mencionar son las medidas adoptadas en las comunidades y edificios residenciales. Hace apenas unos días, una nueva disposición oficial instruyó una cuarentena de dos semanas para cualquier persona que hubiera estado fuera de Beijing, ya sea en otra ciudad de China, o en el exterior. De este modo, las comunidades se han plegado a esta reciente ordenanza de forma oportuna y eficaz. En mi caso particular, se me entregó una tarjeta de residente, tuve que proveer mi información personal y datos de contacto ante cualquier emergencia, y se me toma la temperatura al ingreso. Por otra parte, cada día se desinfectan las zonas de uso común, incluyendo los ascensores y el estacionamiento.  

Quizá estas medidas parezcan exageradas, pero considero que en una situación como esta, es mejor extremar los cuidados y precauciones. Esto, finalmente, es lo que ha hecho que China esté avanzado a paso firme en la contención del virus día a día. Como informó The Beijinger, la capital registró un nuevo récord positivo el 18 de febrero. “Veintitrés personas fueron dadas de alta el 18 de febrero, mientras que solo 6 nuevos infectados fueron admitidos. Es el sexto día consecutivo en que las personas que han sido dadas de alta superan a aquellas admitidas a hospitales”, señaló el portal online.  

Señales positivas brindan una nueva luz de esperanza 

A nivel nacional, el panorama también se muestra esperanzador. De los 74.675 infectados (20 de feb.), el 83% se encuentra en la provincia de Hubei –donde comenzó el virus– lo cual denota que el trabajo de las autoridades y equipos médicos ha sido sumamente eficaz en la contención de la epidemia. Por otro lado, la tasa de gente que se ha recuperado (16.192 personas) es significativamente mayor que la de fallecidos (2.121 personas), con un índice de mortalidad (2,8 %) que es considerablemente inferior al SARS de 2003 o al virus H1N1 de 2009.  

Al estar en terreno, me he dado cuenta que muchas veces, la información sensacionalista cunde más que los informes o reportajes objetivos secundados por la ciencia. Hay medios –sobre todo en Occidente, e incluso en mi propio país– en que las ganancias rápidas han tomado prioridad por sobre la razón, y a la larga, solo contribuyen a crear histeria y en algunos casos conductas francamente racistas. Sin embargo, confío en que la mayoría de los medios –y la población en general- va a seguir contribuyendo con información real en esta lucha, porque es esto, y no el pánico o la desinformación, lo que hará que salgamos victoriosos. 

Es un tiempo que sin duda ha puesto a prueba la capacidad de gobernanza y respuesta de China. Los efectos de esta crisis sanitaria también se han sentido a nivel económico de forma inaudita. Aun así, hay gente que todos los días se levanta para que el país siga en marcha. Esos héroes invisibles son los que también merecen un especial aplauso, desde las cajeras de los supermercados donde nos abastecemos, los barrenderos que mantienen limpia la ciudad, los famosos kuaidi o repartidores de los servicios de entrega a domicilio, o los doctores y enfermeras de primera línea. Cabe preguntarse lo que sería de nuestra vida cotidiana si no fuese por la vital función que todos ellos cumplen. 

Hace poco fui a caminar por el Parque Beihai –un hermoso lugar con una espectacular pagoda blanca de estilo tibetano y un lago que resplandece bajo el sol–, y ayer por la tarde cené con un grupo de amigos en uno de los tantos restaurantes en Sanlitun. Me alegra ver, al menos en Dongcheng y Chaoyang, que la vida ya está comenzando a volver a la normalidad, con un creciente número de comercios que están reabriendo sus puertas al público. 

No hay que bajar la guardia. Las medidas de precaución, tales como una correcta higiene, el lavado de manos y el uso de mascarillas, son vitales, pero hay signos claros de que las cosas están mejorando. Es solo cuestión de tiempo, y en la medida que trabajemos juntos –finalmente la lucha contra el virus es una labor de todos– podremos cantar victoria. Hasta entonces, hay que seguir teniendo paciencia y ánimo porque esto pasará. De eso estoy segura. 

  

*Madalena Rojas es reportera chilena de China Hoy. 

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Editor: Wu Wen Da-->

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