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Las mujeres, piezas claves contra la pobreza

Source:China Hoy Author:ZHANG WEILAN
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Como parte de la lucha contra la pobreza, China está comprometida con garantizar las necesidades básicas de todos sus habitantes, tales como alimentación, vestimenta, vivienda, acceso a la educación y servicios de salud. Para ello, es vital motivar e involucrar a las personas para que participen activamente en su propio desarrollo.

 

En una reciente visita de una semana al distrito de Zhaojue, en la prefectura autónoma de la etnia yi de Liangshan, provincia de Sichuan, descubrí que las mujeres son las que sostienen muchos hogares o, como dice un proverbio chino, las que sostienen “la mitad del cielo”.

Ahai Mebaowei asiste a una clase de bordado luego de dejar a sus tres hijos mayores en un jardín infantil de su comunidad. Dong Ning

 

Proyectos de bordado

 

Ahai Mebaowei, de 31 años, jamás imaginó que algún día iba a mudarse a una vivienda de 100 m² con dormitorios, baños, una cocina y una sala de estar en el centro de Liangshan. Cuando era apenas una adolescente, Ahai, oriunda de la aldea de Guozu, tuvo que dejar la casa de sus padres, ubicada en una zona montañosa remota, para trabajar. Sus únicas pertenencias eran dos tenidas y un par de guantes que su madre le había hecho.

 

“Trabajaba en una fábrica en Guangdong y los días eran pesados”, recuerda Ahai. “Yo era una extraña en las ajetreadas ciudades de la provincia. Sin embargo, nunca olvidé quién era y de dónde había venido”. Su sueño era tener una vida modestamente cómoda como la que habían alcanzado algunas de las personas que había conocido en Guangdong, algo que por fin se está haciendo realidad.

 

Tras su paso por Guangdong, Ahai regresó a Liangshan, se casó y tuvo hijos. Como ella, su esposo también era un trabajador migrante, pero era difícil para la familia de seis sobrevivir con los 3000 yuanes (439 dólares) al mes que ganaba su marido. Esto los ubicaba bajo la línea de la pobreza y, por ello, no tenían más opción que vivir en una modesta casa de adobe.

 

Con el fin de erradicar la pobreza, en julio las autoridades locales pusieron en marcha un plan para que la gente que vivía en casas deterioradas pudiera renovarlas y para que aquellas familias en lugares inhóspitos pudieran ser reubicadas.

 

“El plan de reasentamiento ha hecho posible que la gente tenga una mejor calidad de vida”, señala Jise Fangsen, magistrado adjunto de Zhaojue. “Las mujeres que viven en estos reasentamientos han tenido la oportunidad de aumentar sus ingresos y apoyar a sus familias sin la necesidad de dejar sus hogares ni recurrir a sus maridos o hijos para salir de la pobreza”.

 

Ahai, junto con su marido y sus cuatro hijos, se trasladó en mayo a una nueva vivienda en una comunidad local de Zhaojue, la cual es la más grande de su tipo en Liangshan y alberga actualmente a 1428 familias que solían estar bajo la línea de la pobreza. La comunidad, además, cuenta con un centro de atención maternal e infantil, un centro de capacitación laboral, un supermercado, un centro de servicios que provee asistencia legal y cuidados médicos, un centro de recreación para adultos mayores, salas de lectura y ocio, entre otros servicios. En tanto, una escuela básica y un mercado de productos locales se encuentran en construcción.

 

Tras mudarse a esta comunidad, Ahai comenzó a trabajar en un programa especial de bordado y tuvo a su cuarto hijo. “Gano 160 yuanes (23 dólares) al día bordando calcetines en casa”, dice. Además, percibe una remuneración extra a través de la cooperativa local, a la cual le arrienda parte de su tierra.

 

Biqu Mlaza comenzó a trabajar hace un año en una plantación de arándanos en la aldea de Tuojue, en el distrito de Butuo. Zhang Weilan

 

Educación preescolar

 

Cuando la conocí, Luo Ying estaba, junto con otra profesora, dando una lección de poesía a 36 preescolares en una residencia que había sido transformada en una sala de clases en la aldea de Jieba Nada, en Zhaojue. “Nos referimos a nosotras mismas como instructoras en vez de profesoras”, explica Luo, quien enseña mandarín.

 

Desde 2015, el gobierno local de Liangshan ha brindado apoyo a los jardines infantiles bajo su jurisdicción y a niños de hogares vulnerables. En mayo de 2018, todos los niños entre los tres y seis años, pertenecientes a la minoría yi, fueron eximidos del pago de la matrícula en los jardines infantiles ubicados en zonas rurales, con el fin de que pudieran asistir a clases y aprender mandarín. Según Sichuan Daily, desde que se puso en marcha el programa, aproximadamente 120.000 niños –de los cuales 112.800 pertenecían a 11 distritos bajo la línea de la pobreza– se han matriculado en más de 3000 jardines infantiles de la prefectura, y existen otros 400 establecimientos que abrirán en un futuro próximo.

 

“Los niños aprenden mandarín, comienzan a socializar más y sus padres no tienen que estar pendientes de ellos mientras trabajan. Ahora, muchos quieren enseñarles a sus padres a hablar la lengua oficial de China”, asegura Luo, quien es licenciada en idioma chino y literatura de una universidad de Sichuan, y entiende la importancia de la enseñanza del mandarín a los niños de la etnia yi.

 

“El mandarín es la lengua oficial de China y, por tanto, es ampliamente utilizada en el país. Es importante que los niños de la etnia yi la aprendan para que tengan más herramientas que les permitan trabajar y estudiar en otros lugares a futuro”, explica.

 

Según Luo, gracias al aumento de la asistencia a los jardines infantiles, también se ha hecho urgente contratar a más profesores. “La educación juega un papel fundamental para acabar con el ciclo de la pobreza”, señala el magistrado Jise Fangsen. “Los jardines infantiles pueden empoderar y entregarles herramientas a niños de hogares vulnerables de Liangshan”.

 

Industrias para el alivio de la pobreza

 

Biqu Mlaza, del distrito de Butuo, en Liangshan, vivía hasta hace poco bajo la línea de la pobreza. Su familia ganaba aproximadamente 2900 yuanes (424 dólares) al año a través de la venta de maíz, pollos y papas. Pese a sus 70 años, Biqu quería ayudar a su familia a salir de la miseria.

 

Con ese fin, comenzó a trabajar hace un año en una plantación de arándanos en la aldea de Tuojue, perteneciente al distrito de Butuo, donde gana 2400 yuanes (351 dólares) al mes. Como sus dos hijos fallecieron, tanto ella como su marido se están haciendo cargo de sus cinco nietos.

 

Las tierras agrícolas son el sustento de muchas personas de la etnia yi. La familia de Biqu siempre ha aprovechado al máximo su lote de 1,4 hectáreas, de las cuales arrienda 1,2 al gobierno local. “Tuvimos la oportunidad de mudarnos a una nueva vivienda a pocos kilómetros de la antigua”, menciona Biqu. “Mi marido pastorea ovejas y ganado, mientras yo trabajo en una plantación de arándanos cercana, y juntos cultivamos maíz y papas en los 2000 m² de tierra que aún conservamos”.

 

El empleo es parte fundamental del desarrollo sustentable y en el bienestar de la gente, así como una salvaguarda de los derechos humanos de los grupos más vulnerables como mujeres, niños y adultos mayores. El fomento de ciertas industrias en Liangshan ha llevado a la creación de un gran número de empleos durante los últimos años, tales como la plantación de arándanos en Butuo, la cual ha ayudado a mitigar la extrema pobreza, mejorar la calidad de vida, empoderar a las mujeres y contribuir a la protección del medio ambiente.

 

Ahora, el mayor anhelo de Biqu es asegurar que sus cinco nietos puedan recibir una educación de calidad. “Trabajé muy duro en el pasado, por ello espero que mis nietos logren prosperar y gocen de una mejor vida que la mía”.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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