En 1991, Zhu Jianmin perdió su pierna derecha en una explosión accidental durante un experimento. Tenía solo 31 años. Sin embargo, este duro golpe no le hizo retroceder, sino que lo volvió más determinado. Solo un año después, Zhu estableció una empresa basándose en los frutos de la innovación independiente de alta tecnología. Liaoning Oxiranchem, Inc. se ha convertido en una compañía que cotiza en bolsa y es la más grande y más competitiva que procesa profundamente el óxido de etileno en China. Asimismo, es la empresa manufacturera más grande del mundo que fabrica fluidos de corte de silicio cristalino para baterías solares. El 1 de noviembre de 2018, cuando asistió a un simposio de empresas privadas encabezado por el presidente Xi Jinping, Zhu Jianmin pudo apreciar la nueva señal dada por el Gobierno en el apoyo a las empresas privadas. “En ese momento, la economía privada de nuestro país entró en una nueva era”.

Zhu Jianmin, miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y presidente de Liaoning Oxiranchem, Inc.

Zhu Jianmin creció en una villa militar. En 1978, cuando tenía 18 años, ingresó en el Campus de Liaoyang de la Universidad de Tecnología Química de Shenyang, y desde entonces su vida se ha entrelazado con la ingeniería química. “Tuve mucha suerte porque era justo cuando empezaba la política de reforma y apertura y se había reinstaurado el gaokao (el examen de acceso a la universidad). Entonces, logré entrar en la universidad”. La educación superior hizo que Zhu tomase la decisión de dedicarse a la ciencia y la tecnología.

Tres años después de graduarse, Zhu Jianmin fue admitido en la maestría de química aplicada de la Universidad Tecnológica de Dalian. Durante el curso de posgrado, se volvió un precursor en la investigación del óxido de etileno. Luego de graduarse comenzó a trabajar de docente en el Campus de Liaoyang del Instituto de Tecnología Química de Shenyang. “El proyecto que hacíamos entonces nos colocó a la vanguardia dentro de nuestro ámbito de investigación”. Zhu se percató de que los frutos de su investigación podrían tener un mayor valor y empezó a hacer tentativas para industrializarlos.

A principios de la década de 1990 se dio una gran oleada de emprendimiento en China. Zhu Jianmin, junto con sus colegas Liu Zhaobin y Dong Zhenpeng, fundó una empresa de productos químicos. “Desde el grupo que ideó el proyecto hasta la formación de la empresa, la tecnología siempre la hemos desarrollado nosotros mismos. Paso a paso nos hemos convertido no solo en líderes de la tecnología, sino también de la industria”. La innovación independiente es la ventaja fundamental de Liaoning Oxiranchem y está en el gen de la empresa.

“Liaoning Oxiranchem tiene su alma mater”, dice Zhu Jianmin. Se trata de una empresa fundada en la escuela, donde pasó ocho años en los que su equipo perfeccionó su capacidad, obtuvo muchos frutos en investigación científica y creó una cultura empresarial de toque académico. “Hoy en día, dos tercios de los empleados de la empresa me tratan como ‘maestro Zhu’”.

En el segundo semestre de 1999, debido a los cambios que sucedieron en el sistema de la escuela, Liaoning Oxiranchem se encontró ante un dilema: suspender las actividades o transformarse en una empresa privada. “Liaoning Oxiranchem es nuestra cristalización, nuestro hijo”, asegura Zhu, quien no dudó en renunciar a la plaza de la escuela.

Empleados de Liaoning Oxiranchem antes de una ceremonia relativa a la campaña “Recorrer China con la bandera de la empresa”.

 

A principios de 2000, Liaoning Oxiranchem se convirtió en una empresa privada, adoptó el sistema empresarial moderno y, sobre todo, el mecanismo de los derechos accionariales. Zhu Jianmin consideró este último como un mecanismo de creación conjunta y de compartición. En cuanto al tema de la investigación y el desarrollo de productos, Zhu analizó el enorme potencial de los fluidos de corte de silicio cristalino para las baterías solares, y se esforzó más en la investigación y el desarrollo en el ámbito de nuevas energías. Gracias al acelerado desarrollo de la energía solar fotovoltaica en el país, en 2010 el volumen de ventas de los fluidos de corte de silicio cristalino para las baterías solares de Liaoning Oxiranchem aumentó a 120.000 toneladas, ocupando el 75 % del mercado nacional.

El 20 de mayo de 2010, Liaoning Oxiranchem se convirtió en la primera empresa de la industria del procesamiento profundo del óxido de etileno que cotizaba en bolsa en China y la segunda de la región noreste del país que cotizaba en el Growth Enterprise Market. “Nuestra empresa se volvió más transparente y más regulada”. En esta etapa, Liaoning Oxiranchem reunió esfuerzos para investigar y desarrollar un agente reductor de agua de poliéster monómero, que es un material muy importante para la construcción de infraestructura y que se usa especialmente para hacer un hormigón de alto desempeño. “Asistí al Foro de APEC de 2014, celebrado en Beijing, y he seguido de cerca la Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por el presidente Xi Jinping. Gracias a ella nuestros productos han empezado a salir del país”.

“La innovación independiente es fundamental para nuestra empresa. Sin embargo, con la expansión de la escala industrial, la innovación independiente ya no puede satisfacer la demanda. Realizamos una innovación conjunta con otros institutos de investigación científica y personal de talento chino y extranjero. De esta manera podemos obtener un resultado óptimo”. Zhu Jianmin cuenta que Liaoning Oxiranchem cooperó en 2018 con Zhang Suojiang, miembro de la Academia China de Ciencias, y por primera vez se hizo realidad a escala mundial la aplicación industrializada de los líquidos iónicos inmovilizados. Esta tecnología sentó las bases para convertir el dióxido de carbono en un recurso y para que la empresa lleve a cabo en el futuro un desarrollo sostenible, verde y bajo en carbono.

Hoy en día, Liaoning Oxiranchem, incubada en la universidad, ha empezado a responder a la política de fomento de la educación vocacional. No solo participó en la fundación del Departamento de Petróleo e Ingeniería Química de la Universidad Abierta de China, sino que también está dispuesta a establecer una universidad privada especializada en química en colaboración con la Universidad de Tecnología de Shenyang. “Necesitamos personas capacitadas y también las capacitamos para otras empresas”, menciona Zhu Jianmin.

“Tras el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), nuestra empresa se trazó un nuevo objetivo: en 2035 debemos ser una empresa de primera línea en nuestro sector. Una nación poderosa no puede existir sin empresas poderosas”. Zhu se emociona al recordar el simposio de empresas privadas al que asistió a finales del año pasado. “Si el XIX Congreso Nacional del PCCh marcó el ingreso de China en una nueva era, aquel simposio fue la señal de que la economía privada también había entrado en una nueva era. Habrá oportunidades sin precedentes”.

Según Zhu, las empresas privadas chinas han estado enfrentando en los últimos años una competencia feroz, dificultades financieras y problemas de transformación. Los cambios en el entorno económico internacional, como las fricciones comerciales entre China y Estados Unidos, y la reforma estructural por el lado de la oferta plantean grandes desafíos para las empresas privadas.

Como asesor político de la CCPPCh, este año Zhu presentó una propuesta en la que pedía una reducción de impuestos y tarifas a gran escala para impulsar la economía real. También propuso construir una plataforma de transferencia tecnológica. Sugirió que se formule una política de reducción de tasas administrativas y fiscales del sistema generalizado de preferencias (SGP) y que se la implemente lo antes posible. “Es necesario disminuir sustancialmente el impuesto al valor agregado y el impuesto a la renta para reducir la carga de las empresas, crear un ambiente de negocios justo y promover el sano desarrollo de las empresas, especialmente el de las empresas privadas”, puntualiza. Zhu considera que, en cuanto a la base de la reducción de impuestos del SGP, deberían ofrecerse políticas más favorables a las industrias estratégicas emergentes que son vitales para la reforma estructural por el lado de la oferta, y también a las regiones que tienen una importancia estratégica nacional.