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Davos, Europa y la confianza internacional

Source: Author:AUGUSTO SOTO
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Autoconfianza en el ámbito nacional y confianza en la esfera internacional son dos motivos clave que marcan en China la despedida de este ciclo anual y saludan el Año del Buey. Entendiéndolo como metáfora, el buey esforzado, resistente y persistente está llamado a ejercer tracción, contribuyendo a que el mundo siga avanzando para paralelamente superar la crisis sanitaria y económica global. Tales conceptos se desprenden al leer el discurso en Davos del presidente chino, Xi Jinping, en enero de 2021, y a la hora de hacer el balance de un año en el que China y la Unión Europea (UE) se acercan profundizando más en sus lazos bilaterales y promoviendo el multilateralismo.

Xi Jinping en Davos 2021

El espíritu del esfuerzo conjunto, la confianza internacional y el multilateralismo impregnan el discurso del presidente Xi Jinping, pronunciado por vía telemática en la Cumbre de Davos, el 26 de enero de 2021. Titulado “Dejemos que la antorcha del multilateralismo ilumine el camino del avance de la humanidad”, hace en él un balance delineando los desafíos del porvenir en un mundo en transformación que, según ha afirmado, “no volverá a ser como era en el pasado” y donde “cada opción que escojamos y cada movimiento que hagamos hoy moldeará el mundo del futuro”. 
 
Xi aboga por, en primer lugar, intensificar la coordinación de las políticas macroeconómicas y promover conjuntamente un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e integrador de la economía mundial. En segundo lugar, entiende que hay que abandonar lo que califica como “prejuicios ideológicos” y acompasadamente perseverar en un camino de convivencia pacífica y beneficio mutuo. La tercera tarea que enfrentamos, según Xi, es cerrar más la brecha entre los países desarrollados y los países en desarrollo; y la cuarta, unirnos contra los desafíos globales y crear juntos un mejor futuro para la humanidad.
 
Xi aboga por el multilateralismo ante las visiones excluyentes, lo cual implica a sus ojos fortalecer el G20 como foro fundamental para la gobernanza económica mundial. Asimismo, subraya lo que califica como “necesario compromiso con el derecho y las normas internacionales en lugar de buscar la propia supremacía”. En fin, alienta su compromiso con la consulta y la cooperación en lugar del conflicto y la confrontación, y promete desarrollar más esfuerzos para abordar el cambio climático y promover el desarrollo sostenible, además de seguir íntimamente comprometido en la lucha contra el COVID-19.
 
China y la Unión Europea

En verdad, el multilateralismo y el compromiso con el derecho internacional defendidos por Xi en Davos se relacionan con distintos aspectos del tratado bilateral de inversiones firmado horas antes del Año Nuevo occidental entre China y la Unión Europea, porque principalmente las partes entienden convencidas de que contribuirá a reforzar la confianza internacional, la recuperación económica, así como a enfrentar el cambio climático. 
 
Es del mayor interés que a inicios de febrero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declarara que la UE se abre a considerar vacunas como las que desarrolla China para paliar el retraso de las grandes farmacéuticas occidentales en su suministro al continente y, paralelamente, al resto del mundo. El posible suministro de vacunas chinas a Europa es un eslabón de confianza que habla en favor de una inédita cooperación, debido a que se refiere a una industria como la farmacéutica que por definición es estratégica.
 
En la UE igualmente se ha seguido con mucha atención el hecho de que durante 2020 los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia China alcanzaran los 163.000 millones de dólares, convirtiendo por primera vez al país en el mayor receptor de estos flujos, y acercándolo hacia el centro de la economía mundial, según expertos que se basan en los datos divulgados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, siglas en inglés). Es interesante recordar que la UE es uno de los principales orígenes de esa IED.
 
Confianza internacional

Otro dato que tanto en la UE como en el resto del mundo se ha seguido con interés porque contribuirá a reforzar la confianza en la recuperación mundial tanto en el Año del Buey como de cara a futuro es el índice de desarrollo de poder manufacturero. En él China ha subido un inédito escalón en el contexto de la ralentización correspondiente a la magra actividad productiva mundial en 2020.En efecto, el más reciente informe de la Academia China de Ingeniería publicado en diciembre y centrado en 2019 indica que tras Estados Unidos, Alemania y Japón, China ocupa el cuarto lugar como país manufacturero (con el mayor incremento entre 2012 y 2019). El índice se compone de desarrollo de escala, calidad y beneficio, optimización estructural y desarrollo sostenible. Bruselas y las principales capitales del mundo esperan a fines de 2021 confirmar la lógica presunción de que China se ha encumbrado aún más en la vanguardia en este índice.

Igualmente apuntan a reforzar la confianza europea, occidental y mundial en general, los brillantes resultados del sector automotriz transnacional en China a lo largo del último año. Así, Mustang anunció que su Mustang Mach-E comenzará a producirse en China a fines de 2021. Por su parte, Tesla inició en enero la entrega de su modelo Y a sus clientes chinos desde su fábrica en Shanghai. En tanto, Volkswagen anunció que pronto comenzaría a entregar vehículos eléctricos producidos en dos nuevas fábricas chinas. Y Daimler mostró un balance de repunte productivo tan positivo en China, que su presidente lo calificó de increíble.
 
Por último, un poco antes del inicio del Año del Buey, el 12 de febrero, Beijing ha anunciado que está seriamente considerando unirse al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), también conocido por las siglas TPP11. Este tratado que reúne a la mayor parte de las principales economías del Asia-Pacífico promueve la globalización y la integración económica regional, y obviamente China podría (de decidir su membrecía) convertirse en su socio fundamental. Por su parte, si tras la mala salud que durante el último año ha afectado a EE. UU. remontase y regresara a la política de no unilateralismo y a un enfoque más basado en la confianza y el diálogo, y decidiera reintegrarse al tratado del que lo sacó Trump, coincidiendo con China en el CPTPP, se podría abrir una interesante posibilidad de sinergias; pero a condición de que Washington logre entender que el mundo, muy previsiblemente, ya no volverá a la normalidad anterior.
 
El gran desafío inmediato es cómo compatibilizar que la economía y la gente gocen de buena salud en gran parte del mundo. Un desafío urgente que este Año del Buey nos plantea es considerar que el cambio climático constituye un problema de salud pública, no solo una cuestión ecológica. Es algo que atañe a las capitales del mundo que comparten la noción de la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad. Ya es sabido que Beijing está en primera línea, como ha demostrado el discurso de Xi Jinping en la Cumbre de Davos, días antes del inicio del Año del Buey, ciclo que seguramente contribuirá a mover el mundo con una renovada tracción.
 
*Augusto Soto es director de Dialogue with China Project.
 
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Editor: Wu Wen Da-->

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